Estuve ocupada todo el día, fiesta, ejercicio, ensayos. Todo fue abrumador y cansado, pero aún así pasa por mi mente. Cualquier canción de desamor o que me haga sentir identificada, como "Sirena". Debo admitir que he seguido el consejo de todos mis amigos; no cerrarme a gente nueva. Dos niños me sacaron a bailar hoy, mostraron interés, aunque yo no lo hice. Canté, grité, bailé todo el día, pero prefería hacerlo con amigas o sola, no con cualquier niño. Finalmente, cedí un poco y dejé que me buscaran.
Es agotador no saber qué es lo que quieres, o mejor dicho, qué necesitas y qué te beneficia. Porque de querer, quisiera que regresara a mis labios, que regresara su cálida voz, su suave piel. Pero no sería algo bueno, puesto que me ha traído muchos problemas. Ese es el problema, la lucha entre tu cerebro, alma y corazón. Tengo tantas ideas metidas en la cabeza que no he logrado sacar, como "¿Seré cobarde si me rindo ahora y no sigo luchando por ella, o es mejor conservar mi dignidad?" "¿Vale tanto la pena como para sentirme así?" "¿Era algo sano, o tóxico?" "¿Aportó algo bueno en mi vida, que podría ser indispensable?", entre muchas otras más. Esto es como cualquier herida. Todos sabemos que necesitas un tiempo aproximado de cicatrización, o incluso sin saberlo, notas un alivio o mejora. Creo que esto es así, sólo que el problema aquí es que yo quiero apresurar la cicatrización.
No quiero evitar pensar en ella, ni mucho menos aislar esos recuerdos y momentos, tanto buenos y malos, porque es verdad, a veces es bueno volver al lugar donde amamos y fuimos felices, aunque los recuerdos nos hagan extrañar, es importante reconocer lo bueno.
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Sobre la ruptura y el tiempo de recuperación.
Roman pour AdolescentsBasada en la ruptura que viví, inspirada en mi primer amor.