Día 20 después de la ruptura (22 de junio de 2017)

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Creo que he notado que tal vez sólo me he quedado con la costumbre. Con la costumbre de todo, de cualquier detalle insignificante. En especial, en los besos. Ningún beso sabe bien ahora, ningún abrazo y mucho menos una carta. Ninguna canción que me dediquen, ninguna caminata tomadas de la mano. Nada se compara. No quiero que regrese ya, puesto a que varios (la mayoría) de mis amigos y conocidos me han hecho saber que aquí la que no falló, fui yo. Así que, como dije, es sólo la rutinaria y aburrida costumbre hacia una persona simple que he querido convertir en más que eso. La he intentado convertir en arte, en lo más bello que he tocado y visto, en lo más profundo que he experimentado, pero lamentablemente, no es más que eso. Una persona simple a la cual quise hacer única, una persona simple y rutinaria.
Volviendo al punto, lamentablemente, nada se compara a lo que viví con ella. Aunque suene exagerado y tal vez dramático, es verdad. Pero, finalmente, habrá un día que alguien pueda quitarle ese lugar, el lugar de la única persona que he amado pura y sinceramente. Sólo espero que la persona que llegue me de más que ella. Que seamos correspondidas. Que todo se alinee y se faciliten las cosas. Porque cabe aclarar que ella sólo fue una pequeña piedrita en el zapato que siempre estuvo ahí, molestando. Tratando de controlar cómo vestirme, con quién salir, con quién hablar, a dónde ir y con quién, la hora de llegada y los mensajes. Y eso fue un detonante demasiado pesado hacia mi bola de nieve que sólo contenía problemas. Y creo que las cosas comienzan a aligerarse un poco. Y está bien, sigue doliendo, seguirá doliendo dentro de mucho, pero simplemente será una persona extra en mi vida.

Sobre la ruptura y el tiempo de recuperación.Where stories live. Discover now