Capitulo 4

275 15 2
                                    


- ¿Otra vez intentó meterse? - preguntó Sam al llegar a su casa y ver a un Policía fuera de esta.

- Esta vez lo niega – contesta.

Sam entró a la casa, tan rápido como terminó de hablar con el Policía, al entrar en ella pudo vislumbrar que los policías tenían agarrado a Luis con una llave que le hacían en la espalda, Sam sonrió de manera divertida, ya que pocas veces Tenía el privilegio de ver a Luis humillado, y aprovechaba lo que podía de esos momentos.

- ¿Que hacías en mi cuarto? - Preguntó Sam a penas se acercó a ellos con rudeza y sin rodeos.

- No entre - se defendió rápidamente.

- Cuando llegamos estaba adentro - lo contradijo el Policía aún sin soltarlo.

- Es la sexta vez desde que te mudaste a MI CASA.

- CASA QUE YO MANTENGO - la interrumpió Luis a Gritos.
Los policías lo presionaron más recordándole que estaban ahí, entonces hizo una mueca de dolor.

-Que te metes a mi cuarto, aun sabiendo que tiene sensores - terminó de completar su frase, como si Luis no la hubiera interrumpido.

- Nos vamos a ir Sam, ya le dimos su advertencia, cualquier otra cosa que necesites llámanos.

- Está bien, gracias chicos -dijo despidiéndolos mientras le estrechaba la mano a cada uno.

- EXIJO QUE QUITES ESOS MALDITOS SENSORES DE MIERDA - Gritó Luis a todo Pulmón una vez que se fueron los policías, a Sam y a Sarah, la madre se Sam, que lo único que hizo fue observar la escena sin decir nada.

- Ya te lo he dicho - respondió Sam con calma - Eso lo instaló mi padre, yo no sé desinstalar el sistema y de todos modos si supiera, no lo haría.

- ¿Qué clase de padre le instala a su hija en el cuarto un sensor de movimiento para que nadie entre? sólo uno tan loco como el tuyo - Contraataco Luis, y le dio en herida más sensible a Sam, ella estaba a punto de estampar un coñazo (golpe) en la cara a Luis hasta que Sam escucho la voz de su madre por primera vez desde que había llegado.

-SAMANTHA SIERRA NO - Ordenó su madre - No te atrevas, Luis es el que mantiene esta casa, y no te permitiré esa falta de respeto. - Sam se sintió frustrada, ahora no solamente tenía ganas de golpear a Luis, sino que también a su madre.

Sam bajo el puño y antes de meterse a su cuarto, le dedicó una mirada de Odio a su madre, la misma mirada que le dio el día que se Casó con su Padrastro. Luis sonrió victorioso y abrazo a su esposa, misma que veía con preocupación cómo su hija entraba al cuarto.

Una vez dentro de su habitación, se lanzó a la cama, y con la almohada en la cara grito, grito de impotencia, grito hasta que la garganta le empezó a doler, pero no lloró, Sam no le iba a dar ese gusto, y una vez calmada, empezó a recoger sus cosas más preciadas en un bolso, en definitiva la mudanza iba a ser más rápida de lo que en realidad planeaba, pero prefería dormir en la calle, antes que seguir compartiendo el mismo aire que ese tipo.

Al día siguiente, Sam se levantó antes que nadie, no desayuno, ni se despidió, tampoco era la primera vez que lo hacía, se puso ropa deportiva, agarró su guitarra, tomó el bolso donde tenía ropa y las cosas que más le importaban, y se fue, eventualmente volvería por más ropa, pero no a quedarse más de una noche ahí.

Sam se montó en el primer autobús que vio, y se bajó frente al Gimnasio donde siempre Practicaba, necesitaba desahogarse. Marcos que prácticamente vivía ahí, le abrió la puerta apenas la vio llegar.

- Sam ¿qué haces aquí tan temprano? - Preguntó preocupado. Sam lo miro a los ojos, Marcos los pudo notar más oscuro de lo normal, la castaña no dijo nada y pasó de largo.

No Soy Una Buena InfluenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora