Capitulo 15

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- ¿Qué pasa?- Le preguntó Sam a Alice, que tenía una actitud inquieta desde hace rato, y sabía que algo le quería preguntar, pero se contenía.

- No es nada - Trató de minimizar Alice.

- Dime - Insistió Sam agarrándole el mentón

- Tengo ganas de preguntarte algo desde hace rato pero... no quiero que te molestes - Admitió apenada.

- Pregunta anda - la animó.

- ¿Q-que le pasó a tu madre? - La verdad esa pregunta la había atormentado todo el día, pero no había tenido valor de hacerla, y tras aquello espero lo que temía, Sam cambio la expresión de su cara - No, no te molestes, no es necesario que me respondas, es que... es que... Bueno... - Empezó a balbucear - Mi madre me contó a donde te había llevado y me preocupe, pero no me tienes que decir si no quieres. - Sam volvió a sonreír ante aquella escena, Dios esa chica se estaba adueñando de su Estado de ánimo. Eso era preocupante, al menos para ella.

- Calma, detente ahí, no hables tan rápido - Pidió divertida, pero su cara volvió a cambiar cuando le tocó responder la pregunta - Mi madre, bueno mi madre no tiene nada grave, gracias por preocuparte, pero ella bueno, ella en realidad esta...

- No tienes que decirme si no quieres - la interrumpió Alice - O si es muy difícil para ti.- realmente odiaba a veces ser tan entrometida, pero su curiosidad era más.

- No, no - negó - tengo que decirlo, en realidad necesito contárselo a alguien - dijo agachando la cabeza y dirigiendo su mirada a sus manos, fue ahí cuando Alice decidió entrelazarlas, cosa que a Sam no le molestó.

- Puedes contar con mi silencio - le aseguró Alice. Ese comentario hizo que levantara la cabeza y mirara a Alice directo a los ojos.

Alice ya había mirado los ojos de Sam varias veces, muchas en realidad, había visto enojo en ellos, había visto el mismísimo infierno en ellos, había visto neutralidad, confianza, seguridad, incluso melancolía, pero nunca, nunca los había visto tan vacíos como en ese momento y se preguntó, si algún día los vería brillando de felicidad.

- Mi Mamá, está embarazada - Contó por fin

- ¡Pero eso es una excelente noticia Sam! - exclamó con una sonrisa.

- Si, es verdad - admitió - Pero yo no siento nada por ese bebé - confesó con frialdad - Me encantaría poder estar alegre de tener un Hermano, pero no puedo. - Alice se separó un poco de ella para mirar bien su cara, no podía creer lo que estaba escuchando.

- Pero Sam, va a ser tu hermano ¿Porque lo rechazas así? - Preguntó preocupada por esa respuesta de Sam.

- Por su padre - confesó - Sé que él no tiene la culpa del bastardo que tiene o va a tener por padre, pero aun así... No puedo, quiero quererlo, te lo juro, yo siempre quise un hermano menor, pero es que simplemente no puedo evitar no sentir emoción ante la noticia. - Se desahogó, y cuando pensó que Alice la iba a empujar y alejarse lo más posible de ella por ser tan horrible ser humano, hizo algo que la sorprendió por mucho, la abrazo.

Eran uno de esos abrazos reparadores, de esos que llegaban hasta el alma y podían llegar a reconstruir partes rotas. Aquel abrazo significó tanto para Sam. No la juzgaba, Alice no la juzgaba y Sam agradecía mucho eso.

- Pensé que te ibas a ir corriendo por ser tan horrible persona - confesó Sam una vez que Alice la liberó de su abrazo.

- Te voy a decir algo Sam - Contesto Alice - No llevo mucho conociéndote pero si hay algo que en definitiva no eres, es una mala persona, mala persona fue aquella que quiso robarme y quien sabe que más, y tú me salvaste, una mala persona no se preocupa en enseñarme cosas que ya vieron porque llegue a mitad de año, una mala persona hubiera dejado que Orlando me siguiera acosando, una mala persona simplemente me hubiera dejado aquí, sin importar lo claustrofóbica que soy y hubiera buscado la manera de salir o alimentarse por su cuenta y tu hoy fuiste mi chef. Vale, es cierto que hay muchas cosas de ti que aún no me cuadran y me confunden mucho - hizo una pausa – Pero no tengo derecho a Juzgarte Sam, no sé cómo es la relación con tu padrastro, pero no tengo derecho a Juzgar lo que sientas o pienses respecto a él o al hijo que va a tener con tu madre, porque se, creo en tu palabra y realmente se cuán mal te sientes por no quererlo y no puedo torturarte o Juzgarte sobre todo cuando tú ya lo estás haciendo, aquí – Puso su dedo sobre la cabeza de Sam, y era cierto, realmente había pasado toda la noche anterior y todo el día de hoy reprochándose así misma esa falta de emoción.

No Soy Una Buena InfluenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora