Capitulo 14

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Después de que la directora gritara tres veces "Orden", y que todos se quedaran quietos, preguntó con inmediatez quién había sido el responsable de aquel desastre y todos señalaron a Sam y a Orlando, (menos Alice y sus amigas) por lo que la directora ordenó, que la morena al final de las clases fuera sola a limpiar toda la cafetería. A Orlando por otro lado lo enviaron a la enfermería, por lo cual sería castigado más adelante.

Después de aquello cada quien volvió a sus clases, y aunque todos comentaban lo divertido que había sido, nadie se atrevía a hablar o tan siquiera mirar a Sam.

Alice sentía algo se culpa, pensaba que en realidad todo lo había causado ella, o por lo menos el hecho de haberse sentado a hablar con Sam. Pero no podía evitarlo, simplemente no podía evitar buscarla.

-¿Cuando lo vas a admitir? - Preguntó Alejandra de repente en medio de la clase de historia.

- ¿Que cosa? - Preguntó Alice distraída.

- Que te gusta Sam - Aclaró Ale, y esta pudo notar como Alice se ponía tan roja como un tomate.

Alejandra la había atrapado. Alice inmediatamente dejó de copiar.

- Yo pues... No...

- No lo niegues - la interrumpió - Cada vez que preguntas por ella logro ver el interés en tus ojos. La ves y te acercas. Estás constantemente buscándola con la mirada. Tú sabes que no puedes negarlo - Susurro Alejandra y Alice suspiro pesadamente.

- Si, vale... está bien, es cierto me gusta - Alice agachó la cabeza con vergüenza.

Alice ya tenía que enfrentarlo y aceptarlo, Sam para ella es como un imán. No tenía muy claro quién era la carga positiva y la carga negativa pero siempre por cualquier razón acababan coincidiendo. Atrayendose.

- No agaches la cabeza, no tiene nada de malo que te guste una chica - Trató Ale de animarla.

- No me avergüenzo porque me gusten las chicas, me avergüenza que la chica que me guste sea Sam - Aclaró la castaña - Que sería, tal vez, la última persona con la que yo tendría una relación... Y es decir, es bobo, no la conozco tanto como para que me guste de esta manera.

- Definitivamente eso no es algo que podamos escoger, cuando el corazón late, tan sólo queda descubrir por qué. Escucha - Ale tomó la cara de Alice entre sus manos. Ambas habían olvidado que estaban en medio de la clase - No podría decirte como es Sam en una relación, porque francamente no lo sé. Pero no te rindas antes de intentarlo, nunca sabes lo que puedes lograr si no lo intentas... y tú eres genial. - Agregó de repente y Alice sonrió ante aquello.

Era verdad, al menos sentía que tenía que intentar conocerla y no simplemente enamorarse de la idea que tenía de ella.

Con las palabras de su amiga dándole vueltas por la cabeza, la tarde pasó muy lenta para Alice que le costó volver a concentrarse. Y muy rápida para Sam que prefería otra hora de historia de Venezuela que salir a limpiar la cafetería sola. En definitiva, su día no podía ser peor, sin embargo, no sabía lo equivocada que estaba.

Al terminar su única materia de aquella tarde, se dirigió muy fastidiada a la cafetería donde la directora la estaba esperando.

- Lo lamento Sam, sabes que es mi deber - Explicó la directora mirándola con compasión.

Sam odiaba que la mirarán de esa forma.

- No pasa nada. Yo entiendo - Contestó seria.

Si la entendía, de verdad la entendía, pero aún seguía enojada por todo. Ella entendía, pero entonces... ¿Quien la entendería a ella?

No Soy Una Buena InfluenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora