Epilogo

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Ya habían pasado 4 años. Alice y Sam se encontraban estudiando el 3er año de su carrera y se habían ido a vivir juntas al apartamento que había heredado Sam de su padre, al parecer en el testamento no solo había acciones sino también propiedades.

Era sábado por la mañana y un rico olor despertó a Sam de su gran sueño.

- Buenos días - Saludó Sam a Alice quien se encontraba preparando el desayuno.

- Buenos días -correspondió Alice el saludo recibiéndola con un tierno beso al que Sam correspondió.

- Todo está tan pacífico - Observo Sam con añoranza.

- Es porque aún está dormida - Respondió Alice riendo, hasta que escucho un ruido - Ups hable demasiado pronto.

Entonces de repente una pequeña figura apareció por la cocina, aquella era como una pequeña copia de Sam sorpresiva y afortunadamente. Aún restregaba sus ojitos somnolienta cuando se apareció por la cocina.

- Sami - Musito la pequeña y su hermana se acercó para cargarla.

- Buenos días preciosa - la saludó Sam al levantarla y su hermana se abrazó al cuello.

-¿Preciosa? - Preguntó Alice fingiendo celos.

- Sii - Respondió Sam juguetona - Valentina y tu son mis dos preciosas - Sam se acercó a darle otro beso.

- Hola peque – Saludó Alice a su pequeña cuñada.

- Alice - Saludo la pequeña alegre alzando sus brazos para que la novia de su Hermana la cargará

Alice la recibió en sus brazos dándole un pequeño beso en la nariz, mientras que la pequeña le regalaba un beso en la mejilla. Sam sonrió ante aquella escena y no supo porque, pero le hizo recordar cuando nació.

Era septiembre, Sarah había entrado en trabajo de parto un día antes de la cesárea pautada y se la llevaron corriendo para la clínica. Sam corrió como loca hasta la clínica al enterarse de aquello. Junto a ella llegó Alice y más atrás llegó Jesús, Anna, Alex, Alanís y Estefanía. Sam casi que abría una zanja en pleno de pasillo de tanto caminar de aquí para allá, al cabo de una hora y media de espera, el doctor salió de la sala.

- Es una hermosa niña – Informó la doctora, que casualmente había atendido el parto de ella también sala - Que por cierto me recuerda mucho a ti cuando naciste - Dijo mirando a Sam.

- ¿Cuándo puedo verla? - Preguntó entusiasmada.

- Espera, deja que este con tu madre - Tranquilizó la doctora - Pronto la sacaremos para hacerle los procedimientos de rutina y en lo que terminemos podrás visitarla en la sala de bebés - Sam asintió y espero a que el médico la autorizará ver a su hermana.

Media hora se tomaron aquellos procedimientos de rutina, media hora que Sam sintió eternas, media hora habían pasado cuando una enfermera había ido a buscar a Sam para que pudiera conocer a su hermana, claro que Sam no demoró en tomarle la mano a Alice invitándola a acompañarla, no porque no pudiera hacerlo sola, sino porque quería Compartir ese momento con ella.

Sam había imaginado aquel momento en su cabeza de muchas maneras, trataba de imaginar cómo iba a reaccionar o lo que iba a sentir, pero nada, nada en ningún momento de la vida se comparo a aquel en el que la enfermera le entregó a su hermana. Sentir aquel cuerpecito reposar entre sus brazos fue mágico, ahora su vida dependía enteramente de ella, Sam no pudo evitar soltar unas lágrimas que fueron secadas por Alice.

- ¿Como la piensas llamar? - Preguntó su novia y Sam levantó la cabeza sin saber que decir, la verdad, no lo había pensado.

- Su madre sugirió Luisa - Dijo la enfermera y ambas chicas pusieron mala cara, ese nombre estaba vetado.

- No - Sentenció Sam - y tampoco quiero que sea registrada con el apellido Pérez, ella será Sierra - Y tras quedarse pensándolo un momento completo - Valentina Sierra

- Sami - llamó su hermana trayendo a Sam a la realidad - ¿No vas a desayunar?

- Si claro - Respondió sentándose en la mesa junto a ella.

- ¿Visitaremos a Mami hoy? -Preguntó con Mala cara, Sam y Alice se miraron, con preocupación.

- ¿No quieres ir peque? - Preguntó la ojos miel, acariciándole el cabello

- No - Negó sincera - Porque siempre que nos vamos a ir le dice cosas feas a Sami y no quiero - Sam suspiró ante aquello, era verdad, Sarah siempre aprovechaba para reclamarle algo sin importar que Valentina estuviera ahí.

- Está bien Valen, no iremos - Prometió Sam y eso hizo que su pequeña hermana se animara.

- ¿A dónde quieres ir hoy? - Se aventuró Alice a preguntar.

- A donde los abuelos - Contestó Valentina con entusiasmo refiriéndose a los padres de Alice y ambas chicas rieron, Valentina realmente adoraba a Anna y a Alex, y también quería mucho a su "Tía" Alanís.

- ¿Si sabes que no son tus abuela de verdad? - Quiso asegurarse Sam.

- Lo sé Sami - Contestó su hermana mientras comía cereal - Pero los quiero como mis abuelos - Y con aquella sencilla respuesta Sam y Alice sonrieron.

Sam deseaba con todas sus fuerzas que su hermana fuera feliz, y le gustaba saber, que lo estaba haciendo bien. Sam no podía asegurar que se había curado de todo su pasado. Cosas así a veces te marcan para siempre, pero si era verdad que ya no se preocupaba por el pasado, era algo que siempre iba a estar allí y que nunca iba a poder borrar, pero ya no la mortificaban, ahora estaba en paz. Y quería seguir así por un largo tiempo.

Soñaba con un futuro con Alice y esperaba que Alice hiciera lo mismo, ella no esperaba que todo fuera perfecto, mientras fuera sano, estaba bien. Sabía que nunca iba a ser alguien del todo normal, es decir, empezó a criar a su hermana con 18 años, y no era necesario para ella ser normal. Era feliz con Alice, iba bien en la Universidad, veía cada vez que quería a sus amigos e inconscientemente fue formando su propia familia. Al final todo mejora, nada se vuelve perfecto, pero mejora.

FIN

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Esto es todo, fue un placer escribir para ustedes, sigan votando, a lo mejor eso me anime a escribir otra historia. Espero que les haya gustado, gracias por leer.

Coronado

No Soy Una Buena InfluenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora