CAPÍTULO 10
‒¡Adelante! ‒ dijo Phil, mientras dejaba el marcador en la página y apartaba el libro a un lado. La puerta se abrió lentamente, un pelo castaño se asomó, y conocía muy bien ese pelo y esos ojos ‒ Dan, ¿qué haces aquí?
‒No te vi abajo ‒ dijo mientras cerraba suavemente la puerta.
‒No me apetecía, no soy un chico de fiestas ‒ Dan asintió mientras se miraba incómodo ‒ Siéntate ‒ le dejó un sitio en la cama mientas que el pelinegro se sentaba a lo indio, el otro le sonrió y se sentó a su lado, copiando su acción.
Estuvieron hablando y riendo durante horas, que parecieron minutos, no se cansaban de contar sus anécdotas, las canciones en la fiesta pasaban y pasaban mientras que Dan y Phil estaban disfrutando de la compañía del otro. En un momento a otro, Phil se había tirado encima de Dan, tumbado a los pies de la cama, disfrutando de unos suaves besos.
‒Definitivamente, esto es mejor que cualquier fiesta ‒ dijo el castaño, Phil rió y volvió a atacar los labios del otro. Dan se atrevió a juntar sus caderas, un gemido salieron de ambas bocas, cortaron el beso y respiraron profundamente, se miraron a los ojos, estaban negros completamente, negros de pasión, de exitación, de necesidad por el otro. Dan no dudó y volvió a besar a Phil, esta vez más fuerte.
Los brazos de Phil temblaban, pero no podía parar, ¿quería esto?
Ni siquiera él lo sabía.
Lo único que sabía es que disfrutaba de esos finos labios que le estaban besando.
Era todo lo que necesitaba en ese momento.
Phil se sentó encima de las piernas de Dan y se sacó la camiseta, de seguido, levantó al otro y se la sacó con rapidez, con el pelo revuelto, volvieron al ataque. Esta vez, Dan empujó al pelinegro contra la almohada y cogió la pierna del otro para pasarla por su espalda, pudiendo así juntar sus erecciones tras la capa fina de los pantalones.
Phil se sentía en el mismísimo cielo.
Y Dan tampoco se quedaba atrás.
Los dos se estaban dejando llevar por su exitación y necesidad del otro.
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Dan estaba besando el pecho desnudo del pelinegro, pero una voz en su cabeza no dejaba de desistir.
No eres gay, Daniel, ¿que estás haciendo?
¿Te parece normal hacer lo que haces?
No eres uno de esos.
Para.
Un gemido de Phil y su mano contra su entrepierna le sacó de sus pensamientos, Dan se sentía sin aire.
El pelinegro empujó a un lado al castaño, poniéndose encima suya y dejando un rastro de besos por todo el cuerpo del otro, quien parecía que no podía respirar bien. Llegó hasta los pantalones, quien tímidamente desabrochó de forma lenta, con miedo a su reacción. Dan solo dejó escapar una gran cantidad de aire, sabiendo anticipadamente lo que iba a pasar.
Phil bajó sus pantalones hasta las rodillas, e hizo la misma acción con los boxers. Y ahí estaba, sin pensarlo demasiado la lamió de arriba a abajo, disfrutando de los gemidos que le daba ahora este, lamía todo su cuerpo, y llegó hasta la corona, rodeándola con sus labios, pasando su lengua al rededor de ella, haciendo que el cuerpo del castaño se retuerza y gima aún más fuerte.
El pelinegro subía y bajaba su mano al rededor mientras seguía su trabajo en la coronilla, y Dan no podía más.
‒Como sigas así vas a hacer que me corra ‒ avisó al chico.
‒De acuerdo ‒ el aliento chocó con el pene de Dan, quien se retorció aún más por esa acción, lo siguiente que notó fue la boca del chico al rededor de todo su miembro, miró hacia abajo y veía como la cabeza de Phil subía y bajaba rápidamente mientras sus manos se apoyaban en sus muslos, haciendo que abiese aún más sus piernas.
Y la voz volvió.
Dan, ¿que estás haciendo?
¿Cómo le permites que te haga eso?
¿Cómo permites que te guste?
¿Te das cuenta de lo asqueroso que eres ahora mismo?
No eres como él, tú eres normal.
Dan se separó bruscamente de Phil, los ojos azules le miraron confundido. El castaño respiraba rápidamente, mirando a un lado a otro como perdido.
‒Dan, ¿que te pasa? ‒ pregunta el pelinegro, poniendo su mano en la rodilla del otro. Dan mira el gesto y aparta la mano, Phil se ve más confundido.
‒No sé que haces ‒ dijo mientras se ponía de pie y se iba poniendo la ropa ‒ Yo soy normal, no como tú ‒ concluyó mientras salía por la puerta dando un portazo.
¡BUM!
Mierda.
Dan se sentía horriblemente mal por el otro chico, le había hecho ilusiones, le había seguido el juego, era totalmente consciente, pero no iba a dejar que ese chico le lavara el cerebro de esa manera, él era normal.
Suspiró y se fue a la fiesta.
--
¡BUM!
Phil estaba de rodillas en su cama, con la mirada agachada.
Joder.
Le había utilizado otra vez, otra maldita vez.
Pero...
Dan ya tuvo experiencias con otros hombres, ¿porqué con él era diferente?
En la cabeza de Phil solo podía ser una cosa, que Dan sentía algo más que con los otros chicos.
En vez de echarse en su cama a llorar, Phil sonrió.
Se vistió y se peinó rápidamente, salió de su habitación corriendo a la de su compañero. Petó y esperó, la puerta se abrió, y el corazón de Phil parecía que iba a salir de sus costillas.
‒¿Te puedo ayudar? ‒ Un desnudo Pj se escondía detrás de la puerta.
‒Oh, yo... Perdona, ¿has visto a Dan? ‒ una pequeña sonrisa se asomó en su cara, pero negó ‒ La última vez que lo ví fue hace unas horas entre toda la multitud.
‒Gracias, y perdona de nuevo ‒ Phil se disculpó, pero el chico de peli rizado le restó importancia con una sonrisa, el pelinegro, una vez que el chico cerró la puerta, caminó por el pasillo dirección a la fiesta.
La puerta se abrió a sus espaldas, Phil se volteó.
‒¡Oye Phil! ‒ Chris apareció tras el marco, también parecía desnudo ‒ ¡Si no encuentras a Dan, hacemos un trío cuando quieras!
‒¡¡CHRIS!! ‒ la voz de Pj sonó en la habitación, Phil se rió.
‒Lo apunto ‒ Chris rió mientras cerraba la puerta de nuevo, el pelinegro negó con la cabeza mientras iba a buscar al castaño.
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Solo una vez más [PHAN] (PAUSADA)
Novela JuvenilA Dan Howell le gustan las fiestas, emorracharse, bailar... experimentar. A Phil Lester le agrada más quedarse en casa leyendo un buen libro. Dan Howell es hetero. Phil Lester es bisexual. ¿O no? ADVERTENCIA DE SMUT