Mundos desiguales

Capitulo 7

Me levanté empapada en sudor, con la respiración agitada y sola..
"Sólo un sueño, Dul. Sólo un sueño.."
Me giré despacio y vi dormir a la personita que ocupaba toda mi atención últimamente.
Se parecía tanto a su madre.
Suspiré y la dejé dormir un rato más, aún era muy pequeña y necesitaba dormir bastante tiempo.
Me levanté y fui a la cocina. Mientras preparaba un café me senté a leer el correo que había recogido la noche anterior.
-Facturas, factura, publicidad, facturas.. Nada interesante, como siempre.

Fui a la habitación de nuevo, me senté en el borde de la cama al lado de la pequeña, con cuidado de no asustarla.
La fui despertando con sumo cuidado..
-Pequeña, despierta.. Es hora de levantarse
-Mmm.. un ratito más, plis.
-Jajaja, tienes que levantarte ya.. ¿O es que no quieres ir al parque hoy?
Se levantó de un salto. Nunca falla.
-¡Claro que quiero, Dul! ¿Vamos?
-Si, enseguida.. Pero no pensarás ir así, ¿Verdad?
-¿Cómo así?
-Pues así, en pijama..
La niña se encogió de hombros, y ante su gesto sonreí. La vi irse hacia su habitación y abrir el armario. Mientras tanto me dirigí hacia la cocina a terminar de preparar su desayuno.

Llegamos al parque una hora después. Los niños correteaban y jugaban unos con otros, bajo la atenta mirada de sus padres.
Me senté en un banco debajo de un enorme árbol que proporcionaba la suficiente sombra para poder aguantar una mañana entera en el parque.
Até la correa de Tor a una de las patas del banco y saqué el libro que comencé a leer la semana pasada de la bolsa.
Aly enseguida se fue a jugar con sus amigas. Yo la vigilaba atentamente.
Estaba inmersa en una escena bastante interesante de mi libro, cuando de repente..
-Perdone, señorita. ¿Lleva hora?
-Si, este.. son las 11 de la mañana –dije mirando mi reloj- Eso es, las 11.
-Gracias. Me llamo Alfonso, encantado.
Me giré y le dediqué una amable sonrisa. La verdad es que era bastante guapo. Vestía con un chándal, supuse que estaría haciendo deporte por los alrededores.
-Encantada, yo soy Dulce.
El chico fue a hablar, pero de repente alguien le interrumpió..
-¿Qué onda pelirroja? –dijo sentándose en el banco al lado mío, pasándome un brazo por la cintura-
Él.. ¿Me estaba siguiendo o qué?
-Hola.. –dije desganada, con un tono bastante seco-
Christopher le dijo algo al chico que apenas pude oír, pero me imaginaba lo que podría haber sido, porque de repente este desapareció. Le miré de malas formas.
-¿Qué? Sólo estaba haciendo que estuvieses un rato tranquila.. De algún modo, para eso habrás venido aquí, ¿no?.
-Y tú que narices sabes del porqué he venido aquí, ¿Eh?
-Bueno, tampoco es para que te pongas así.
-Ya, claro.. Es imposible que te defiendas, así que ni lo intentes..
Giré la cabeza y vi que Aly venía hacia el banco, llorando y.. ¡Oh, dios! Tenía sangre en la rodilla.. Me levanté rápido y corrí hacia ella, me agaché cuando llegué a su lado.
-¡Aly! ¿Qué te ha pasado?
-Me..me caí –dijo sollozando- Me duele, Dul..
-Ya, tranquila.. No pasa nada. Vamos a lavarte la herida a aquella fuente.
La fui a coger en brazos, pero alguien se me adelantó.
-Tranquila, te ayudo.
Vi como Christopher llevaba a la niña a la fuente. Me quedé un rato mirándoles, hasta que reaccioné y le seguí. Me reuní con ellos en breves.
-No hace falta, puedo yo.
-Dul, no seas terca ¿Quieres? Mientras yo la sujeto tú puedes lavarle la herida con más facilidad ¿No crees? –dijo mirándome-
Sólo asentí. De alguna manera tenía razón. Limpié la herida con agua y saqué una tirita que siempre llevaba en mi bolso. Se la puse con cuidado sobre la herida, una vez había secado la zona donde Aly tenía la herida.
Voltee hacia Chris mirándole.
-Gracias –sonreí-
-De nada. Nos veremos pronto.
Y sin más se fue.