Capitulo 9

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Llevaba ya tres meses trabajando para la empresa de Christopher. Los encargados de llevar las campañas de la empresa habían quedado tan satisfechos con la campaña que hice que me querían dentro del selecto grupo de modelos que trabajaban para la empresa.
Valorando las cosas, decidí que era lo mejor que podía hacer. Aceptar el empleo. Pese a todos los posibles problema que me podría traer aquello..
Además, había dejado mi empleo en el bar. En la empresa me pagaban lo suficiente para darme el "lujo" de dejarlo y mandar muy lejos al asqueroso y arrogante de mi jefe.
Aunque, como todo, nunca las cosas te salen bien del todo. Y esa mañana ya empezarían a poner pegas a mi trabajo.

-Sr. Uckerman, el Sr. Lombardi por la línea uno.
-Gracias Margarita –descolgué el teléfono- ¿Bueno, Lombardi?
-Uckerman, ¿Estás ocupado? –Christopher iba a contestar pero este no le dejó ni siquiera empezar- Bien, tenemos que hablar. No sé por qué estás escogiendo a la misma modelo para casi todas las campañas. Hay muchas más, y la empresa de modelos está decepcionada.
-Antes de que sigas, esta es mi empresa Paolo. Así que yo elijo a las modelos de mis campañas ¿Está claro?. Además, Du..La señorita Espinoza es muy buena en su trabajo.
-¿Ya te la has tirado, Uckerman?
-No, no me la he tirado. Y, en todo caso, eso no es asunto tuyo.
-Se me hace raro que no haya sido así. Raro es la vez que no te has tirado a la modelo de alguna campaña. Pero bueno, los tiempos cambian, y veo que algunas cosas también lo hacen.. Está bien, dentro de dos días hay una junta de la empresa en París. Tienes que ir.. ¡Ah! Y llévate a la modelo. Los jefes de la Empresa de modelos quieren verla y evaluarla. Adiós y buen viaje.
Y colgó. Será beep. Yo sé bien qué modelo es la que vale, y Dulce vale perfectamente.
Cerré la carpeta de informes que estaba rellenando y me dirigí hacia la habitación donde se hacían las sesiones de fotos.
Al llegar allí me quedé en la puerta, observándola y sin quitarle ojo de encima.
¡Dios mío! Como se movía.. como posaba para la cámara.. Me estaba volviendo realmente loco.
Y un bulto en mis pantalones se estaba empezando a formar.
"Tiene que ser mía" me dije.

-Christian, ¿Te queda mucho para terminar la sesión? Necesito hablar con la Señorita. Espinoza.
-No, no me queda mucho. En seguida acabo.
-Bien.

Cuando la sesión hubo terminado, Dulce se fue al vestuario a cambiarse.
Christopher estaba impaciente. Tenía muchísimo trabajo y Dulce se estaba tardando demasiado en cambiarse, así que optó por entrar al vestuario.
Abrió la puerta y entró sin ni siquiera llamar. No podía perder el tiempo.
-¡Eh! ¡¿No te enseñaron a llamar?! –gritó Dulce, tapándose como pudo.. ya que sólo llevaba un pequeño tanga puesto-
-Te estabas tardando demasiado, y necesito hablar contigo ya. Así que date prisa o lo haremos aquí mismo.
-¿Hacer qué? –dijo Dulce incrédula-
A Christopher rápidamente se le formó una sonrisa pícara en el rostro. Dulce estaba nerviosa, lo notaba. Su forma de actuar ante él habia cambiado.. No era, ni mucho menos, la que había conocido en aquel bar que pasó de él olímpicamente. Había cambiado, y para qué negarlo.. le gustaba realmente.
Se fue acercando poco a poco hacia ella.. y ella se fue echando hacia atrás hasta que su espalda tocó la fría pared.
Christopher quedó a tan sólo unos centímetros de ella. Le miraba los labios, labios que deseaba besar. Pero ese no era el momento.
-Cariño, no vamos a hacer nada. Nada que tú no quieras, claro.. Pero ese no es el caso.. –dijo con una gran sonrisa en los labios- Vine a hablarte de trabajo. Así que vístete rápido y sube a mi despacho. Te espero.
Se acercó a ella, le pasó la lengua por el cuello lentamente para después salir por la puerta y subir a su despacho.

Mundos desigualesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora