Arreglo mi cabello y las mangas de mi camisa, tomo mi portafolio y mi pequeño maletín, salgo de mi casa con pasos cansados, esta casa que mis abuelos me heredaron es grande y a veces siento que es demasiado para mi, pero el tan solo hecho de no estar con mis padres es un alivio; mi casa es de un color celeste tales como el cielo, con un jardín trasero, un hermoso y gran ventanal que da vista al patio, aunque los muebles y técnicamente toda la decoración de la casa haya cambiado, la esencia de mis abuelos sigue aquí, me hace sentir seguro, me hace sentir que estoy en el lugar correcto. Camino hasta mi camioneta, que me costo años de trabajo y estoy orgulloso de haberlo comprado por mi cuenta.
Conduzco con tranquilidad al instituto, 6:30, voy a buena hora después de quince minutos llego y dejo mi auto en el estacionamiento. Algunos alumnos han comenzado a llegar y mis ojos se posan en unos cabellos castaños y piernas bronceadas cubiertas por una linda falda celeste y una camisa blanca con un estampado un poco peculiar, la palabra "Daddy" se lee en la camisa que el castaño porta y estas tienen el contorno color celeste, camina tranquilamente con unos libros, de un momento a otro estos caen y algunas hojas se esparcen por el suelo junto con los libros, bajo del auto con precisión pero antes de que yo pueda llegar hasta el castaño un chico de cabellos negros corre hacia él, el castaño con algo de vergüenza y ayuda por parte del chico levanta los libros, cuando ambos se levantan puedo ver el cambio repentino, ambos caminan juntos, observo como se dedican sonrisas y un leve coqueteo por parte del castaño hacia el chico de cabellos oscuros, miro a otro lado por unos segundos y luego regreso mi vista de nuevo al castaño, lo observo por un rato me mira por el rabillo del ojo y me sonríe de una forma coqueta.
Camino de regreso a mi auto y saco mis cosas. Cuando llego a los pasillos, el chico castaño esta ahí sacando algunos libros, no me detengo, él se da la vuelta al escuchar mis pasos y cuando paso exactamente frente a él habla.
—Sé que querías ayudarme—Las palabras salen de su boca y se dispersan en el aire, no contesto y él vuelve a hablar—Me hubiera gustado que tu fueras él que me ayudara—Dice con voz coqueta, me detengo a verlo y el juega con el borde de su falda, me quedo viéndolo por un rato, viendo esas bonitas piernas que me gustaron desde el primer día que las vi—¿Le gusta?—Comienza a subir su falda y puede ver mas arriba de sus muslos, joder... no esto no esta bien.
—¿No tienes clase?—El deja su falda y cierra su casillero.
—Si...—Antes de que pueda reaccionar besa mis labios superficialmente, solo un pequeño roce, sus labios nada mas presionados con los míos, como rozar un par de pétalos de rosa con los dedos, así de suaves se sienten, me inclino un poco mas y él, mientras lo tomo de la cintura se separa soltando una pequeña risa y la vergüenza me invade, por un momento, no lo pienso dos veces cuando vuelvo a unir mis labios con los suyos, coloca sus delgados brazos alrededor de mi cuello, sus gruesos labios se abren un poco más dejándome saborearlo con mi lengua, poco a poco me voy separando, sus ojos chocolate me ven brillantes, deja un beso en mi mejilla y después los coloca en mi cuello, besa superficialmente y después los abre dejándome sentir algo de humedad, muerde la piel hasta que un jadeo sale de mi boca.
Muerde su labio inferior—Nos vemos Profesor Dun—Me mira a los ojos y me quito de la cabeza la descabellada idea de tomarlo de la cintura y besarle hasta dejarlo sin aliento. No contesto y él camina meneando sus caderas de forma provocativa, que mierda acaba de pasar
—Joven Dun—Me giro y el director trae en sus manos un par de libros, y algunas papeletas—El Profesor Calles no puede presentarse hoy, así que usted sera el encargado de impartir las clases que le tocan al Señor Calles—Me extiende los libros, junto con ellos hay un papel que dice "Pagina 230, usted sabe que hacer Dun".
—Pero hoy tenían un examen programado ¿Sera cancelado?—El sonríe.
—Usted tendrá que hacerlo Dun, el Señor Calles me ha dicho que confía en usted, me dijo que el examen lo haga a la primera hora—Sonrío con sinceridad y el me extiende las papeletas—Suerte Dun—No contesto, solo sonrío y camino directo al salón sintiéndome algo nervioso.
Llego al salón y todo es un completo desastre, hay demasiado ruido—Bueno días—Digo tranquilo, nadie contesta y siguen con el mismo desorden—Guarden silencio—Vuelvo a hablar tratando de mantener la calma pero todos me ignoran—Guarden silencio—Golpeo el escritorio provocando un fuerte ruido, mi voz sale gruesa y segura, como si estuviera confiado en lo que estoy haciendo, todos se quedan callados y me observan—El Profesor Calles no podrá presentarse hoy, pero eso no significa que no presentaran su examen, guarden silencio y vuelvan a sus lugares que el tiempo se les esta agotando para hacer el examen—Mi voz sale gruesa, autoritaria. Todos acatan mis ordenes, mi vista se dirige al castaño el cual me mira coqueto mientras se muerde el labio inferior levemente, cuando todos están en sus lugares comienzo a repartir las papeletas y rápidamente todos comienzan a responder, lo bueno es que este salón es tranquilo,en otro caso cualquiera me hubiera retado por ser solo un practicante y hablarles con tanta superioridad.
Los minutos pasan y solo se han levantando algunos alumnos, desvío mi vista a la ventana, el día esta nublado, lloverá mas tarde de eso estoy seguro.
—Listo—Miro a la persona que me habla y me encuentro con unos hermosos ojos chocolate y piernas bronceadas cubiertas por una falda celeste, me entrega su examen y miro su nombre "Tyler Robert Joseph" el no se mueve y me sonríe, mira a su alrededor y acaricia mi mano deja un papel en esta y vuelve a su asiento, lo miro murmurar con una chica rubia, al parecer ella le reclama algo y el solo ríe, tomo el pequeño papel entre mis dedos y juego con el, lo desdoble con delicadeza y en el se encuentra escrito con tinta negra "Nos vemos a la salida", las intenciones de Tyler son bastante obvias, con algo de paranoia guardo el papel, escucho a alguien reír y el castaño muerde su labio y me guiña un ojo.
¿Debo aceptar las insinuaciones del castaño? No, no debo, no está bien pero... al final que importa ¿Verdad?