El castaño se separa de Josh con una sonrisa arrogante, el tintado se siente avergonzado por un momento, el castaño acaricia sus mejillas y vuelve a besarle, pero de una forma lenta, el contrario no se niega, toma la cintura del castaño mientras siente la tela suave de sus ropas, ambis cuerpos juntos, en el umbral de la puerta, ninguno de los dos es consciente, su atención está fijada en los movimientos del contrario en la forma en que sus labios se mueven, quieren llevar los labios del otro tatuados en su memoria. El menor sonrió con malicia, empujó levemente el cuerpo de su profesor para después cerrar la puerta en su cara.
El tintado no tuvo tiempo de reaccionar, suspiro como si hubiera corrido una maratón, caminó de nuevo a su auto sintiendo en sus labios un hormigueo que le provocó sonreír, mientras conducía hasta su departamento su mente volaba, pensaba en esos labios rojos como cerezas, ojos chocolate brillantes como estrellas, brazos finos, y piernas torneadas, de su mente no se borraba la sensación de aquellos labios gruesos y suaves, sus más oscuros se veían revelados cuando veía al castaño de faldas color pastel.
Al llegar a su casa tomo un vaso de agua y se sentó en el sofá, se había prometido a sí mismo que no se volvería a fijar en alguien menor que él, había experimentado con Debby, si bien recuerda su nombre, aquella chica rubia que luego se cambió a pelirroja, recordaba a aquella chica, cuando fue a "trabajar" al Instituto de su tía Teresa, Sor Teresa, su tía era/es la directora de ese pequeño Instituto de niñas, recuerda aquella cabellera brillante con claridad, fue hace dos años, la chica no aceptó cuando él le dijo que debían parar al principio, pero cuando el abandonó el Instituto para seguir estudiando, no le quedó más que ceder.
—Debby, no podemos seguir con esto—Sus labios gruesos se formaron en una mueca de disgusto.
—¿Qué?—Josh le mira con pena, mientras que acomoda su cabello negro, la chica niega, con ojos desafiantes.
Josh recordaba perfectamente el cambio que sufrió Debby, cuando conoció a la rubia, recordaba sus ojos inocentes la primera vez que lo vieron, su flequillo y su sonrisa, todo fue cambiando para cuando él acepto algo con ella, la chica ya era la pura coquetería andando, su caminado consistía en mover sus caderas más de lo necesario, pestañas rizadas y cabello rojo, salió con ella por mucho tiempo, pero recordaba como esos ojos le miraron lagrimosos, y lo cerca que estuvo de ser descubierto puesto que ella era menor de edad.
Su cabello ahora amarillo descansaba en su frente, estaba considerando en vacaciones raparse, extrañaba su color natural, lo mejor era que saliera con aquella mujer de 35 años que conoció hace algunas semanas, le serviría para dejar de pensar en el castaño.
Tyler
—¿Tyler?—Su madre habló.
—Qué—Dijo con molestia, no es que se llevara del todo mal con su madre, es solo que su madre tiene ciertas actitudes que le molestan, el castaño de se dejo caer de espaldas sobre la cama, tomo una goma de mascar y la introdujo en su boca haciendo ruidos al masticarla, Tyler todavía es un niño mimado, caprichoso y maleducado a pesar de tener quince años.
—Voy a salir con alguien—El castaño se levanta de golpe y la mira.
—¿Con alguien?—Su madre asiente, el de ojos chocolate se deja caer de nuevo en la cama restandole importancia y dando por finalizado el tema de conversación.
~Tres Semanas Después~
—Tyler…—Su madre le llama, el castaño, termina de acomodar su cabello, su madre se asoma por el umbral de la puerta.—Este verano irás a un campamento—Sus ojos se abren como platos.
—¿Qué?—Su madre asiente—No voy a ir a ningun lado, no quiero pasarla encerrado un lugar de esos—Su ceño fruncido, y sus labios apretados duelen, pero le molesta saber que su madre lo hace solo para deshacerse de él por un tiempo.
—Vas a ir Tyler y no está a discusión—El castaño gruñe pero su madre le deja con la palabra en la boca.
Joshua camina por lo pasillos, el clima es fresco y su camisa negra hace que su cabello amarillo y piel blanca resalten, ve alumnos correr, es el último día de clases, la última clase para todos y el ambiente se siente eufórico, ve al castaño correr hacia él, no hau nadie en ese pasillo, está solo, por ahora, el castaño se abalanza sobre el, estampa sus labios con los suyos, sujeta sus muslos para que el menor no caiga, sus labios se movían, el castaño se separó, sonrió mientras que los ojos chocolates y avellanas estaban conectados, se bajo lentamente del mayor, rozando a propósito ambos cuerpos.
—Espero verte pronto—Le guiño y le entrego un papel color celeste, con su número anotado para luego salir corriendo del Instituto.
Dejando al mayor con un problema en la cabeza y con otro en sus pantalones.