Un inbox

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Diego

¿Nunca has tenido unas ganas irremediables de contarle a una sola persona que es lo que te está pasando? Buscar a ese apoyo, alguien en quien confías y te dirá: "todo está bien", aunque no sea cierto. Yo tenía esa necesidad de soltar todo eso que desde hace tiempo me apresaba. Pero sobre todo esta nueva carga.

Prendí la computadora, inicie Firefox y busque Facebook, hice una nueva cuenta y la busque, si allí estaba Naxy Gotita de Miel, aun no se cambiaba el nombre su perfil seguía siendo privado, le envié solicitud de amistad, abrí el inbox y guiado por mis emociones comencé a escribir un mensaje demasiado revelador, es mi regalo frente a esta pantalla decirle toda la verdad, de todo lo que había sucedido desde que se fue.
Concluí y le di intro, me apareció la frase: "El mensaje se irá a la carpeta de otros, cuando Naxy vea el mensaje responderá". ¿Y si nunca lo ve? Ya cumplí con dejarlo.

No lo sé pero ese mensaje me libero de un poco de presión, y después investigue todo lo que me ocurriría por tener cáncer, vi videos bonitos y videos muy tristes, estaba siendo un tonto tratando de entender que yo era mala persona y que mis sentimientos me habían ocasionado el cáncer; no es así, los sentimientos no me enfermaron fue mi genética mi tío abuelo que tanto quise en mi infancia murió de eso, busque la tarjeta que me dio el doctor; e investigue en google, siempre está todo. Esa era una asociación que asiste a personas con cáncer, personas sin recursos, estaba en la alameda, en la calle Arroyo Che.

De alguna manera entendí que ese hombre quería salvarme la vida y debía de aprovechar esa oportunidad.

Comí, descanse un poco más y me prepare para actuar. Ese día estaba solo en casa mama salía de trabajar hasta después de media noche en la fábrica de Honda y papa le tocaba el turno nocturno en la fábrica de Golden Foods. Yo soy el menor de todos, mis hermanos mayores me ganan por muchos años, ya están casados y vivo solo con mis padres.

A la mañana siguiente fui con los papeles y muestras que me proporciono el doctor a ese lugar, y ellos me mandaron con un oncólogo con todos los gastos pagados, me dieron cita en una semana y se comportaron increíblemente bien. Eso me hizo pensar que aun existen personas buenas en este mundo.

No sé por que cuando sientes que el tiempo se extingue la vida se vuelve maravillosa y hermosa, ahora pones atención a detalles que antes pasabas por alto, pero aun no sabes a que te has de enfrentar. Por alguna razón te aferras a las esperanzas que es lo único que te queda, tu fe en lo que sea que tengas.

La semana paso tan rápido, que el día de la consulta se llego, fui al CMQ que está en el Boulevard, un edificio de cuatro tres pisos con un pequeño elevador de cristal, entre al consultorio y me recibió el Doctor Carlos, oncólogo.

-Buen Día -salude a la distancia, un escritorio nos separaba-. Toma asiento.

-Ok -mis nervios estaban al máximo.

-Bueno ya sabes que tienes cáncer y uno de los más agresivos por cierto -se mostro antipático viendo los papeles-, la buena noticia es que estamos a tiempo para combatirlo, de todas formas uno nunca decide cuando se muere, el doctor Carlos sale a la calle no se fija que sale un auto y ¡zas! Lo atropella, así que ¡Ni te apures todos nos vamos a morir!

Con que cinismo lo dice, está hablando de mi vida y juega con esos comentarios con la suya. Inevitablemente demostré mi enojo.

-Lo que vamos a hacer es darte una serie de ciclos de quimioterapia y ya viendo como respondes y si disminuye el tumor en el hígado programaremos una operación y radioterapia, en cuanto al tumor del cerebro, existen algunos inconvenientes que espero desaparezcan con el tratamiento. Hay muchas esperanzas.

Despedida de ti #Wattys2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora