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Sentí unas manos que se cernían sobre mi cuello, haciéndome que respirar fuera un trabajo casi imposible.

Abrí los ojos, sobresaltada.

Mi agresor era un hombre mayor. Vestía con traje, y bajo un sombrero antiguo ocultaba unos cuantos cabellos de tonos rojizos.

Pero lo más impactantes eran sus ojos. De un azul oscuro impactante, me miraban con furia mientras trataba de ahogarme.

— Henri. — le llamó alguien. Él cesó su agarre y yo me apresuré a coger aire.

Bajando las escaleras, cogiéndose su ceñido vestido rojo para no tropezar, estaba Alyssa, más hermosa que nunca.

— Querida, no es el momento. — le respondió el señor Hertzorg.

— Willow es mi protegida. Me temo que no podrás hacerle nada.

— Ella me pertenece.

— Ya no. — dijo Alyssa. — Su alma es mía ahora y no podrás hacer nada para evitarlo.

Observé anonadada como lentamente deslizaba un cuchillo a su mano cubierta por un guante blanco y se acercaba moviendo las caderas despacio  hasta su marido.

Finalmente, Alyssa le clavó el cuchillo, haciendo que el señor Hertzorg expirara su último suspiro entre sus brazos, mientras mostraba una sonrisa de placer.

Después, alzó la mirada hacia mí.

— Ahora es tu turno, querida Willow. — murmuró, pasándose la lengua por sus labios pintados de rojo carmesí, un segundo antes de lanzarse sobre mí con el cuchillo ensangrentado.

Cuando desperté, estaba tumbada en mi cama, y tú estaba junto a mí.

Te desmayaste en el parque y te he traído a casa. — me explicaste al verme abrir los ojos. — ¿Estás bien, Wills?

Yo asentí con la cabeza, incapaz de hablar por miedo a que me temblara la voz.

No te conté mis temores ni mis pesadillas, aunque tuve muchas ganas de hacerlo.

Recordé las palabras de Alyssa en el parque.

« Yo nunca te haría daño...» «...Sólo lee el libro.»

Pero después pensé en la Alyssa de mis sueños, quién me había atacado.

¿Qué pasaba? No podían ser la misma persona, pero entonces, si una era una impostora... ¿cuál de las dos era?

— Paul. — te dije de nuevo, aquella noche. — Sigue leyéndome el libro.

Y así continué cavando mi propia tumba, sin tener ninguna consciencia de ello.

El secreto tras la niebla (1) | Ganador #Wattys2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora