La media luna destellaba fríamente cuando Estrella de Fuego
recorrió la senda rocosa hacia el Montón de Rocas. No le aguardaba
ningún gato y tampoco veía más figuras sombrías que se acercaran
por el risco o el río. Solo Tormenta de Arena estaba con él, detenida
a su lado al pies de las rocas y mirándole con sus luminosos ojos
verdes.
Estrella de Fuego cambió el peso de pata a pata, intranquilo bajo
la luz de la media luna. Ese era el momento en el que los curanderos
se reunían para compartir sueños con el Clan Estelar. De alguna
forma, estaba mal esperar que se reunieran otros gatos; la luna
debería estar llena. ¿Sería aquello un mal presagio?
Sacudiéndose de encima la premonición de desastre, Estrella de
Fuego dejó que su mirada siguiera la retorcida línea del río,
brillante y plateado bajo la luz de las estrellas. Quería saltar a la
cima de las rocas y gritar las palabras que traerían a su propio clan
a la reunión. Pero aquello tan familiar no serviría ahí y no estaba
seguro de que hubiera gatos para escucharle.
¿Y si no acudía nadie? ¿Qué haría entonces?
– Lo harás bien- Tormenta de Arena le tocó el omóplato con la
punta de la cola- Es duro cuando no eres el líder de estos gatos, pero
es que aún tienes que convertirlos en un clan.
– A alguno de ellos- le corrigió Estrella de Fuego. Incluso
siendo muy optimista se negaba a creer que todos los gatos con los
que había hablado accederían a unirse al nuevo clan. Lo último que
quería era obligarles; era importante que se unieran porque querían
hacerlo y deseaban vivir según el código guerrero.
¿Tengo miedo de que no hagan lo que quiero? No, era algo más.
Las gatos que se unieran al Clan del Cielo tendrían que ser lo
suficientemente determinados como para sobrevivir una vez
Tormenta de Arena y él regresaran al bosque. Y solo lo lograrían si
se entregaban al código guerrero hasta el último bigote y garra.
– Vamos- Tormenta de Arena le empujó hacia el Montón de
Rocas.- Es la hora.
Estrella de Fuego le sostuvo por un par de latidos de corazón su
mirada verde brillante, y bebió de su dulce olor. Una fuerza
renovada pareció adueñarse de él; saltó y llegó a la cima del
Montón de Rocas con un par de fuertes brincos. Desde su posición
aventajada veía aún más la quebrada río abajo y río arriba, pero aún
no captó señales de los otros gatos salvo a Tormenta de Arena,
sentada pacientemente al pie de las rocas. La media luna flotaba
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La Busqueda de Estrella de Fuego
FantasyPor fin hay paz entre los clanes guerreros y los cuatro prosperan bien. Es entonces cuando Estrella de Fuego, el legendario líder del Clan del Trueno, descubre un secreto impactante: el Clan Estelar, los ancestros guerreros que guían sus huellas, le...