capitulo 27

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Estrella de Fuego se sentó al borde del área arenosa de

entrenamiento, mirando como Tormenta de Arena trabajaba con Cola

de Trébol. Habían pasado unos cuantos días desde que la gata

marrón claro accediera a participar en las sesiones.

Seguía nerviosa, insegura sobre su lugar en el clan, pero daba

todo lo que tenía.

Se agachó con la cola azotando el aire y la mirada clavada en

Tormenta de Arena. Cuando la gata rojiza saltó, Cola de Trébol la

agarró y le dio la vuelta para inmovilizarla sobre la arena. Sus tras

crías, que observaban al lado de Estrella de Fuego, brincaron arriba

y abajo con maullidos de júbilo.

– ¡Sí!- aulló Pequeña Roca- ¡Vamos, Cola de Trébol!

– ¡Muérdele el cuello!- le instó pequeño Brinco.

Tormenta de Arena se libró de Cola de Trébol y miró a las tras

crías escupiendo un puñado de arena.

– ¿Os importa?- maulló- Esperad a que seáis aprendices. Yo sí

que os voy a enseñar a morder cuellos.

Las tres crías sufrieron un ataque de ronroneos y risas con las

diminutas colas agitándose en el aire.

– No sirve- Estrella de Fuego le retorció una oreja- Saben que

no eres tan fiera como intentas parecer.

Tormenta de Arena le ignoró.

– Lo estás haciendo realmente bien- le dijo a Cola de Trébol-

Deberías cuidar...

Se interrumpió de golpe ante el sonido de unos aullidos que

provenían quebrada abajo. Estrella de Fuego se levantó de un salto.

Movió la cola en dirección a Tormenta de Arena.

– Vamos. Cola de Trébol, tú quédate aquí con las crías.

Sin esperar a ver si Cola de Trébol le obedecía, corrió quebrada

abajo. Tormenta de Arena le seguía los talones. Un latido de corazón

después llegaron al Montón de Rocas y el aullido cesó. El silencio

era casi tan aterrador como el sonido.

Rodeando las rocas más bajas del Montón de Rocas, Estrella de

Fuego derrapó hasta detenerse. A un par de colas de distancia estaba

Pelaje Lluvioso, el proscrito gris que se había negado a formar parte

del clan. Sus costados se agitaban al tiempo que luchaba por

recuperar el aliento.

Pie Parcheado estaba frente a él con el pelaje erizado y

enseñándole los dientes con un gruñido. Motea Hojas y Garra

Afilada se encontraban cerca, con sus aprendices, y dispuestos a

luchar contra el intruso en caso de necesidad.

– Fuera- dijo Pie Parcheado con voz áspera- Tuviste la

oportunidad y la rechazaste. Ahora largo, a no ser que quieras que te

La Busqueda de Estrella de FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora