ELSA
Elsa era capaz de soportar el frío, nunca le molestó. Sólo se abrigaba para parecer un poco más normal a los ojos de la gente, bueno, lo más normal que una niña que controla la nieve puede ser. Sin embargo, esa tarde, una extraña sensación la recorrió por dentro. Sintió un escalofrío, que la recorrió de arriba a abajo, justo antes de que el chico del pelo blanco como la nieve apareciera delante de ella para luego desaparecer en el bosque. La niña había estado a punto de ir en su búsqueda, pero uno de los guardias del palacio las llamó a ella y a su hermana Anna
-Su majestades- dijo el guardia que siempre tiene la nariz roja por el resfrío (incluso en verano) al cual las chicas llamaban Rudolf en secreto- Sus tíos, el rey y la reina de Corona han llegado.
Anna saltó alegremente, como siempre hacía, y con una sonrisa se volteó hacia Elsa, tomó su mano y la arrastró corriendo dentro del castillo mientras gritaba:
-¡Vamos, vamos vamos!
Elsa rio y se olvidó del muchacho de cabellos blancos, corrió con el mismo entusiasmo que su hermana.
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Sus tíos las recibieron con un abrazo. Ellos habían perdido a su hija cuando fue secuestrada de su cuna al nacer, por lo que trataban a las niñas con mucho amor paternal.
"Ellos huelen a verano"-pensó Elsa- "¿a qué huelo yo?"
-Niñas- dijo su tía- tenemos regalos para ustedes
-¡SI! ¡Regalos!- Gritaron las hermanas, emocionadas.
El rey de Corona llamó a un sirviente, que se aceró con dos cajas de considerable tamaño, una violeta con un listón celeste y otra verde con un listón amarillo.
-¿Qué son, qué son?- Preguntó Anna, ansiosa. Los reyes rieron con ternura.
-Este es para vos, pequeña Anna- dijo la reina y le entregó la caja de color verde. La pequeña abrió la caja inmediatamente, dentro había un vestido de larga falda en tonos violetas, cuyas cortas mangas tenían dibujos dorados, al igual que el pliegue de la falda, Anna abrazó el vestido, que venía con unas banderas bordadas con el emblema de Corona: una flor dorada.
- ¡Gracias, gracias gracias!- Canturreó Anna
-Y para vos, princesa Elsa- continuó su tía dándole la caja violeta- tenemos este presente.
Elsa abrió el regalo con energía, descubrió en su interior un precioso abrigo azul con unos bordados de copos de nieve increíbles, de una tela que reflejaba la luz de un color celeste muy claro. Empezó a dar volteretas con él cuando su tío le habló:
-Viene con estos guantes.
Le entregó a Elsa unos hermosos guantes de color blanco que la niña se puso de inmediato.
-Muchas gracias queridos tíos- Dijo seria, imitando a sus padres. El rey y la reina de Arandelle se sonrieron.
-Muy bien chicas, es hora de que dejen a los adultos hablar tranquilos.- Dijo su padre, invitándolas a retirarse.
-¿Van a hablar de nuestra prima perdida?- Preguntó Anna. Elsa le golpeó con el codo.
-Anna...- Susurró por lo bajo.
-¿Qué?- Preguntó su hermana con toda la inocencia que un niño podría llegar a tener.
-No te preocupes Elsa- le dijo su tía, pero su rostro estaba lleno de emoción.
-Vamos Anna- dijo la mayor de las hermanas mientras arrastraba a la otra hacia si habitación.
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Horas después, cuando la Luna estaba ya en alto, Elsa se acordó del joven de cabello blanco. ¿Cómo apareció de la nada? ¿Cómo podía volar? ¿Por qué huyó al bosque? Quizás era un vagabundo, huérfano como muchos otros, escondido, o un hada mágica que vive entre los árboles. Por ahí fue sólo su imaginación. Sólo había una manera de saberlo.
-¿Anna? ¿Estás despierta?
-Mmmmm...- Fue su única respuesta
-¿Te acuerdas de cuando jugamos en el patio?
-Mmmmm...
-¿Viste a un chico con pelo blanco caminando por ahí?
-Mmmmmm...
-Creo que voy a escapar y a vivir con los trolls del bosque.
-Mmmm....
-¿Anna me estás escuchando?- Preguntó Elsa, sólo que esta vez nadie le respondió. Agarró una almohada y se la arrojó a su hermana en la cara.
-¿¡Qué, qué!?- Anna se asustó tanto que cayó rodando por la cama- ¡Ouch!
-Cuando jugábamos hoy en el patio, ¿viste a un chico con el pelo blanco?
-¿Con pelo blanco...? No, sólo estábamos vos, Rudolf y yo en el patio... ¡Ah! y Olaf- respondió Anna refiriéndose al pequeñito muñeco de nieve.- ¿Por qué? ¿Viste a alguien?
-No, no, por nada. Debí haberlo soñado- mintió- Ahora vuelve a dor...- ¡BLAM! Anna le devolvió el almohadón golpeándolo en su rostro.
-Buenas noches- dijo la pequeña.
Y ambas durmieron.
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Los guardianes del invierno (Jelsa Fanfic) [Terminada]
Fanfiction¿Qué pasaría si Elsa no hubiera aprendido los secretos de sus poderes ella sola? ¿Qué tal si te dijera que tuvo un profesor con el que compartía sus poderes? Jack Frost viajaba tranquilo buscando llevar los inviernos consigo, cuando alcanza el rei...