Los guardianes del invierno (Jelsa Fanfic) [Terminada]

El accidente.

ANNA

  Nadie había visto a Elsa en toda la mañana. Cuando Anna vio su cama vacía por la mañana no se extrañó, a veces su hermana se despertaba antes que ella, aunque casi nunca pasaba, e iba a dar un par de vueltas por el castillo o a jugar en el patio con alguno de los sirvientes. Como ese era el día libre de la institutriz y no tenía nada más que hacer, luego de tomar un pequeño desayuno, Anna fue a buscar a su hermana.

  Anna recorrió los pasillos observando cada cuadro que encontraba, sumamente aburrida. Lo de ser una princesa era vivir en un castillo con miles de habitaciones donde sólo viven unas cientos, a no ser que tengan que recibir a algún invitado importante. Había ocasiones en las que un ala entera del edificio estaba completamente vacía a excepción de las pinturas de reyes pasados y gente que ya nadie sabía quién era, pero que tampoco quitaban de las paredes por respeto a las personas que los colocaron ahí.

  Se acercó a uno de los cuadros y leyó 'Juana de Arco'. Se preguntó si Elsa sabría quién era. Aunque era un par de años mayor, Elsa sabía sólo un poco más acerca de todo esto que ella, porque siempre pasaban las clases con la institutriz haciéndole bromas con su magia o creando copos de nieve en el aire sin un objetivo aparente, aunque, a veces, Anna podría jurar que esos copos se parecían a sus padres o incluso a ella.

  "¡La magia de Elsa es asombrosa!"- Pensó la niña

  -¿Hija?- Llamó una voz desde atrás. Anna se volteó asustada.

  -¡Papá!- exclamó, y fue corriendo a darle un abrazo.

  -¿Qué hacés acá Anna?

  -Estoy buscando a Elsa. ¿La viste?

  -No, a decir verdad creía que estaba con vos.

  -Nop, no la veo desde que desperté.

  El rey mostró unas arrugas de preocupación en el rostro y le ordenó al guardia que avise a los empleados que en cuanto vean a Elsa tenían que reportárselo.

  -Anna, ¿Por qué no vas a buscarla al patio?

  -Bueno- dijo la princesa con un encogimiento de hombros, se fue dando pequeños saltos por toda la habitación.

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  Horas después Elsa aún no aparecía. El pánico había empezado a crecer en el castillo, miles de hipótesis flotaban en el aire: secuestros, huidas, juegos, magia. La imaginación de las personas  no parecía tener límite. Anna misma tenía la teoría de que los trolls habían secuestrado a Elsa para utilizar su poder, y que su hermana resistía sólo para poder volver a jugar con ella.

 Los reyes estaban tan preocupados que ellos mismos encabezaron una expedición hacia el bosque mientras ordenaban a otros guardias y sirvientes que alertaran al reino para que empiece su búsqueda por el pueblo. Minutos después las campanas del castillo estaban sonando.

  No le permitieron a Anna salir del castillo, por lo tanto lo único que puso hacer fue sentarse a esperar el regreso de sus padres, junto a la ventana de su pieza. El vaivén del mar la adormilaba, y poco tiempo después yacía dormida con la cabeza apoyada en el vidrio y un hilo de baba cayendo por su barbilla

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-Anna querida, ¿Estás despierta? -La despertó su madre en la puerta de su habitación, mirándola con alivio y ternura.

  Ya había caído la noche en Arendelle y las luces del puerto inundaban el rostro de Anna. Las estrellas miraban sus reflejos en el agua y sonreían a la luna, que estaba llena.