Los guardianes del invierno (Jelsa Fanfic) [Terminada]

El triste adiós para Jack Frost

JACK

  La mañana era fría y una suave nevada caía cubriendo el bosque de a poco, creando una pequeña capa en el suelo, justo como Jack había pedido. Ver las copas oscuras de los pinos ser cubiertas por nieve era bastante divertido, para él ya era un juego adivinar cuál se cubriría primero. Jugaba con los guantes que Elsa se había olvidado en el bosque.

 Fue una pena que los padres de Elsa hayan ido a buscarla al bosque la noche anterior, ella y Jack se estaban divirtiendo como nunca, la pequeña había aprendido rápidamente a controlar la nieve y el hielo, y él estaba más que fascinado con esa personita especial, la única de todas las que había conocido que podía verlo.

  Jack recordó cuando le explicó a Elsa por qué le había sorprendido tanto que ella pudiera advertir su presencia, al terminar le había preguntado:

  -¿Ahora lo entiendes? Nadie nunca creyó en mí, nunca nadie pudo verme. ¿Cómo es que crees si nunca antes habías escuchado de mí?

  -Yo creo en la nieve- dijo Elsa encogiéndose de hombros restándole importancia. Para probarlo, formó una pequeña escultura de nieve de Jack y luego, al tocarla nuevamente, la solidificó, transformándola en hielo.

  Jack la agarró y agregó en ella a Elsa, ambos jugando con un la nieve y el hielo, luego la modificó para que la imagen se pareciera a ambos en ese momento.

  -Es mágica, ¿no?- le preguntó a la niña.

  -La nieve es asombrosa- respondió con unos ojos resplandecientes de luz.

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  Se sacudió ese recuerdo con mucha dificultad. Elsa le hacía acordar a cómo se sentía él cuando nació, como podía respirar la pureza de la nieve e impregnar su cabeza con distintos trucos y diseños sin cansarse. Jack seguía maravillándose al ver que todo lo que  tocaba lograba congelarse, pero tanto tiempo viviendo solo, apartado de las personas, le hizo olvidar la magia que tenia la nieve en sí misma, una energía inigualable, fría, voluble, y suave. Una esencia que Elsa también contenía

  No podía pensar que su encuentro era una simple casualidad. La gente capaz de controlar la nieve no era muy normal que digamos, por lo tanto que dos se conozcan debía ser algo del destino. Conocer a Elsa le hizo preguntarse a Jack si no habría otros niños como ella en el mundo, quizás no específicamente relacionados con la nieve, pero si llenos de magia y luz.

  "Debo buscarlos" Escuchó una voz en su cabeza. No se parecía a la suya, pero de otra persona no podía ser, ya que su mente era bastante privada, o por lo menos eso le gustaba pensar a él. "Además, ya me estoy atrasando, si no parto pronto de este reino no podré llevar el invierno al resto del mundo"

  Jack dejó de holgazanear, tomó su báculo mágico y se dirigió a Arendelle. Al llegar al castillo no encontró a Elsa, ni a su hermana Anna al mirar por las miles de ventanas, pero eso no lo detuvo. Se coló por una de las puertas del patio privado y se dispuso a recorrer el lugar, por si encontraba a alguna en los pasillos.

  Así paso varias horas, vagando por los corredores. Al llegar a la cocina se distrajo un poco al no poder evitar congelar las bebidas que las sirvientas se habían esmerado en calentar. Le divertía ver la cara de desconcierto en las viejas señoras y sus miradas asustadas. Si había algo que Jack amaba, eran las bromas.

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  Después de un tiempo se dio cuenta de que todos los criados se dirigían hacia un lugar en específico. Con la esperanza de encontrar a Elsa, Jack los siguió hasta la puerta principal del castillo. Por ella entró un hombre que cargaba a una niña en los brazos, y una mujer que caminaba sujetando la mano de una niña.