El inicio de la guerra

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ANNA

Anna no supo cómo reaccionar al ver al abuelo de Kristoff presentarse en el castillo, agitado, rodando directamente hacia donde ellos estaban. Ningún troll había hecho semejante cosa antes y mucho menos de esa manera.

Ella y su novio paseaban por los jardines del castillo, intentaban olvidarse de todo lo que acababa de suceder pero, por lo menos para la princesa, era imposible. Su mente no le daba un descanso, cada vez que se distraía pensando en algo o reía de alguna broma que el chico le hacía para cambiar su humor, los recuerdos de Lance congelado volvían, siempre los acompañaban la mirada aterrada de su hermana y la desesperación en la voz del pobre de Jack. Ahora, sucedía algo parecido, el joven rubio trataba de hacerle ver unos patitos que nadaban en el lago detrás de su madre, moviendo la cola a un lado y al otro, sumergiendo su pico a pequeños intervalos irregulares, pero la chica se hallaba completamente perdida, sumergida en su imaginación, que le mostraba a una Elsa sola y lastimada en las montañas llorando mientras implora por ayuda.

"¿Qué digo? ¿Elsa pidiendo auxilio? ¿Eso cuándo se vio? Seguramente ya esté en su fortaleza de hielo, construyendo o dibujando algo con sus poderes. También podría ser que Jack ya la haya encontrado y estén los dos hablando sobre el asunto, riendo, jugando. ¡Y yo acá preocupándome como una idiota! Aunque por otro lado, puede que ella en realidad se encuentre mal y confundida por lo que le hizo a Lance... ¡Ay, pobre Lance! Congelado, ahora era sólo una estatua escondida dentro de una cueva, ¿qué pasaría si un oso lo descubría o...?"

-¿Anna? ¿Me estás escuchando?- la voz de su pareja la sacó de sus divagaciones. Volteó para poder verlo, ya que permanecía parado unos pasos detrás de ella, con los brazos cruzados mirándola ofendido.

-¿Eh? ¿Me estabas...? ¡Perdón! No me di cuenta- corrió a sujetarle las manos y besar su nariz, cambiando esa expresión seria de la cara.

-Era un comentario sin importancia, no te preocupes. Es sólo que sé en qué te encontrabas pensando y te dije que no quería que lo hicieras, sabes, tu boca se frunce cuando te ponés así.- sonriendo, juntó su frente con la de ella, acercando sus cuerpos un poco más, levanto una de sus manos, que seguía unida a la de la princesa, y acarició su rostro, siguiendo la línea del pómulo hasta sus labios.

-Ya sé, te juro que lo intenté, pero no puedo evitarlo, no tengo idea de lo que le está pasando en este momento- sintió cómo los brazos de Kristoff la rodeaban y se alegró de su fuerte abrazo, que la llenaba de calor en días como esos.

-Elsa es una mujer fuerte, podrá con esto. Sólo necesita tiempo para calmarse y pensar en lo que hizo. No debe ser sencillo para ella- Su barbilla, apoyada cobre la cabeza de Anna se movía cuando hablaba, lo que hacía que ella pudiera escuchar las vibraciones que su voz hacía en su garganta, lo que provocaba cosquilla en su oído. Hizo un movimiento rápido frotándolo contra su hombro para calmar la comezón, luego volvió a acomodarse y se concentró en el palpitar del corazón del chico: bum bum bum. No sabía por qué, pero ese sonido siempre la tranquilizó, estable, jamás dejaría de estar cuando ella lo necesitara, de alguna manera dándole confianza y seguridad.

-Eso espero, no me gusta dejarla sola- Dijo en un suspiro

Permanecieron de esta manera por un rato, el uno junto al otro, consolándose ambos al mismo tiempo. La pelirroja sabía que, aunque no lo expresara en voz alta para no alterarla, le preocupaba Elsa tanto como a ella; desde el deshielo, en estos últimos meses, la chica se había convertido como una hermana para el joven, y él significaba lo mismo o más para la reina. Su novio besó su frente y ella simplemente lo abrazó más fuerte en respuesta, intentando demostrarle que lo a acompañaría como él hacía, que estaban juntos en esto.

Los guardianes del invierno (Jelsa Fanfic) [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora