Capítulo 8: Un paseo no deseado

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Algunos minutos más tarde, en mi habitación.

Estando acostado en mi cama, contemplaba perdidamente al techo, como si ahí estuviesen todas las respuestas que busco.

"Lidiar con ellas es realmente agotador..."

Supongo que descansaré un poco, después de todo, se supone que hoy es mi día libre.

Ya pensaré luego en que hacer...

Por ahora sólo...

Sólo quiero...

...

*Knok...Knok*

"¡Wahhhh!"

*Tashhh*

Luego de exaltarme por los repentinos golpes en la puerta, terminé cayendo de la cama; perdiendo así, cualquier pizca del sueño que alguna vez tuve.

"¡Onii chan! ¡Onii chan!"

"¡Sí, ya escuché! Está abierto, pasa..."

¿Qué es lo que pretende? ¿Acaso ya no puedo dormir una pequeña siesta sin ser molestado...?

¿A qué hemos llegado...?

*Tamp*

"¡Ouch!"

"..."

"¡M-mentiroso! ¡La puerta estaba cerrada!"

Desde atrás de la puerta, podían oírse los sollozos de Ayano.

Me levanté y caminé hacia la puerta.

Al abrir, Ayano me lanzó una mirada llena de enojo mientras me observaba con esos ojos temblorosos y húmedos que suele poner cuando está a punto de llorar.

"¿Oye Ayano...? ¿E-estás—"

"Ahhh... Ahhh..."

Antes de que pusiese preguntarle si estaba bien, Ayano comenzó a tener espasmos mientras atrasaba la cabeza de a poco.

"¿Ayano...?"

"¡¡Ah... Chuuu!!"

*Brwuagh*

El estornudo hizo que los mocos se le salieran por la nariz.

Rápidamente, Ayano me dio la espalda e intentó tomar un pañuelo a medio usar que traía en su bolsillo.

"A-ah... ahhh..."

Ya teniendo el pañuelo entre sus manos, Ayano tomó una gran bocanada de aire y entonces:

*Brwuagh*

"¡Wahhhh!"

Debido a su humedad, el pañuelo no resistió la nueva sustancia verdosa y se rompió en el centro, de forma que Ayano embarró sus manos totalmente.

Sin poder evitarlo, mis labios empezaron a temblar.

¡Maldición!

¡Bajo ninguna circunstancia...!

¡Definitivamente...! ¡No debo...!

¡No debo reírme! P-pero es... es demasiado...

Al bajar de nuevo la mirada, me encontré a una Ayano con los ojos humedecidos y temblorosos, y las manos llenas de mocos, a punto de llorar.

¡Maldición! ¡Qué tan mala suerte puede llegar a tener una persona!

Con un movimiento de cabeza, una gran gota verde se colgó de la barbilla de Ayano.

Watashi no koto wo wasurenaide kudasaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora