Capítulo 22: ¿Decisión equivocada?

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*♪♫ Kimi wo wasurenai yo~... ♪♫ *

Con el rostro aún hundido en la almohada, extendí mi brazo para apagar la alarma del celular.

A pesar de que la canción que sonaba me gustaba mucho, por alguna razón ahora mismo me parecía lo más molesto del mundo entero.

Cuando entreabrí los ojos, vi el sol del amanecer brillar intensamente en la ventana.

"¡Agh!"

Extrañamente, el brillo matutino me lastimó los ojos aún más de lo normal.

En un intento por escapar, me volteé y volví a hundir el rostro en la almohada.

"¡Urghhh...!"

De repente, todo comenzó a dar vueltas.

"¡Arghhh...! ¡Mi cabeza...!"

Además del mareo, sentí un dolor tan fuerte que casi no me dejaba pensar.

Me quejé durante algunos segundos, hasta que finalmente fui capaz de acostumbrarme.

"Hm..."

Debido al cansancio que tenía, Inconscientemente me dejé llevar por la comodidad de mi cama y terminé durmiéndome de nuevo.

Entonces:

*PAM*

"¡Onii chan!"

"¡Hiii!"

Di un salto debido al portazo.

Normalmente, algo así sería suficiente para enfadarme. No obstante, eso requeriría más concentración de la que dispongo en un momento como este.

En lugar de esforzarme por abrir la boca o algo por el estilo, simplemente me limité a espiar por debajo de los cabellos revueltos que cubrían toda mi frente.

Entonces, cuando mis ojos se acostumbraron a la luz del ambiente, ahí la vi.

Se trataba de Ayano, quien se encontraba de pie, en la entrada de mi habitación; tan enérgica como siempre.

Ambos cruzamos miradas y permanecimos así hasta que, nuevamente caí vencido por el sueño.

"¡Hey! ¡No te duermas! ¡Onii chan! ¡Onii chan!"

Sin ninguna consideración por su adolorido hermano mayor, Ayano corrió y se abalanzó sobre mí.

Mi cuerpo se sentía débil. Todos mis músculos dolían y estaban demasiado relajados como para poder hacer algo de fuerza y así oponer resistencia a la salvaje de mi hermana menor.

"¡Onii chan! ¡Ya amaneció! ¡Cuánto más piensas seguir durmiendo!"

Una y otra vez, Ayano se balanceó sobre el costado de mi cintura, empujándome con ambas manos de una forma realmente molesta.

"¡Onii chan! ¡Despiértate de una buena vez!"

"¡Y-ya basta! ¡Ayano..!"

"¡Onii chan! ¡Onii chan!"

"¡Kghjj!"

Además del intenso dolor corporal y el creciente dolor de cabeza, la tarea de respirar se me dificultaba cada vez más.

"¡Onii chan!"

Tras conseguir que yo saliera de la cama, Ayano se fue saltando, muy feliz; como si nada hubiese pasado. Claro, no sin antes recordarme que debía preparar el desayuno para los dos.

Watashi no koto wo wasurenaide kudasaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora