Capítulo XV

960 54 10
                                    

Todavía le daba vueltas. Llevaba semanas enteras sintiendo cómo había un espacio vacío en su corazón. Ni siquiera cuando su mejor amiga se alejó sin decir nada lo había sentido, pero la llamada de hace una semana lo había cavado con una velocidad vertiginosa que no fue capaz de frenar.

Se situó en el fondo del ascensor sabiendo que se llenaría antes de llegar a su destino; en ese momento tenía la cabeza en todos lados menos donde debía. No estaba de humor para conversar con sus colegas o con los pacientes que volvían a alguna revisión. Necesitaba encerrarse en su burbuja durante un rato, momento que planeaba alargar tanto como le fuera posible.

Estuvo paseando en el elevador por cinco minutos. Subiendo hasta el último piso y bajando hasta el estacionamiento del sótano. Respiró lento y profundo, lista para romper su burbuja y pintarse una sonrisa en la cara que enterrara su preocupación e impotencia por unas horas más.

Llegó al quinto piso y se puso en marcha. Cuando llegó a la habitación de Camila dio dos toques y entró sin esperar respuesta. Sin embargo la oscuridad la detuvo antes de que hiciera más ruido. Se acercó despacio a la camilla, acostumbrando sus ojos poco a poco. El corazón se le detuvo cuando vio a su mejor amiga acostada junto a la paciente, respiraban despacio por lo que supuso que estaban dormidas. Empezó a considerar la opción de dejarlas un poco más y volver más tarde, cuando Lauren volteó el rostro, notando apenas la presencia de la doctora Kordei.

La ojiverde miró con duda a Camila, se levantó con cuidado y le hizo una seña a Mani para que salieran al pasillo. Una vez afuera, la morena tuvo que usar toda su fuerza de voluntad para resistir las burlas contra Lauren por lo roja que estaba, producto de haber sido descubierta en esa situación. La chica Jauregui se estiró e intentó peinar su cabello un poco, pestañeaba repetidamente para adaptarse al luminoso exterior.

- Lo siento, no quería despertarte. – murmuró Mani, luego se dio cuenta de que estando ahí no tenía que bajar la voz.

- Está bien, sólo dormitaba. Desperté hace un rato. – sonrió adormilada. - ¿Ocurre algo?

Mani negó con la cabeza, apenada.

- No, sólo quería ver cómo está. Si necesita algo o tiene alguna molestia. – una sonrisa burlona se formó lentamente – Pero creo que ya tiene todo lo que necesita.

Lauren se ruborizó y desvió la mirada. Sólo encogió los hombros a falta de respuesta.

- Lo más seguro es que vaya a necesitar un trasplante de médula. – cambió el tema para no incomodar más a Lauren, aunque no sabía si realmente lo estaba. – Aún hay muchas opciones de diagnóstico y para el 90% de esas opciones de igual forma necesitaría el trasplante.

Lauren se abrazó a sí misma, de pronto extrañaba su espacio cálido en la camilla que acababa de abandonar. Torció la boca mientras asimilaba las palabras de Mani, alternando su peso de un pie a otro. No podía evitar pensar en ese 10%.

Entonces la doctora notó algo que parecía ser una pequeña cortada en el labio inferior de Lauren. Se acercó un poco para observar mejor y supo que estaban secos. Tenía otras cortadas, pero la que vio primero era la más grande.

- Tus labios están agrietados. – murmuró sin apartar la vista. Lauren por impulso acarició sus labios con la yema de sus dedos. Pudo sentir una suavidad poco usual, era más fácil notar las cortadas.

Mani no apartaba la mirada, pero era como si ya no pusiera atención y su mente estuviera en otro lado, muy lejos de ahí. Entrecerró los ojos.

- ¿La besaste? – preguntó, pero la ojiverde supo que no era por diversión, más bien sonó a una pregunta médica.

Bad things [CAMREN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora