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Asintió a las palabras de [__], sin saber muy bien cómo responder adecuadamente.

Su mirada se desvió de aquellos ojos que lo miraban con detenimiento y escaneó cada parte de ella, tanto como su cabello [c/c] que lucía más corto de lo que él recordaba, como aquel vestido que hacía que se ajustara a su cuerpo tan bien. Aunque se detuvo a medio camino cuando la vio dar varios pasos hacia él.

Se esperaba cualquier cosa, un grito, un golpe, lágrimas, lo que fuera. Aunque se sorprendió cuando ella solo se limitó a darle un simple abrazo. Fue bastante corto, pero en ese periodo de tiempo fue suficiente para rodear su cintura con los brazos y para que ella murmurara un rápido bienvenido a casa para no hacer la situación más incómoda de lo que ya era.

—Vamos a... recuperar la cruz para que siga con vida, ¿eh?

Ahí estaba Nathan, intentando controlar la situación ante la llegada de Sam de nuevo a sus vidas. Pero [__] seguía pensando que no era una cosa fácil de digerir y que aún necesitaba tiempo, tal vez el haber venido no haría las cosas más sencillas.

—Sí, esto... veréis... –intervino Sully mirando hacia los dos hermanos. —Tenéis que venir, os enseñaré algo.

El plan no saldría como lo esperaban si la cruz de Avery estaba a la vista de todos por culpa del cambio del orden de los lotes. En menos de veinte minutos tendrían que tener el valioso objeto en sus manos antes de que empezara la puja, pero sabían que no iba a ser nada fácil.

—¿Y si no nos ven? –habló Sam soltando una pequeña risa al principio. —Es cómo si nunca hubierais ido a la cárcel, si queréis ensuciaros las manos, esperáis a que...

A que se apaguen las luces. –dijeron Nathan y [__] al mismo tiempo, sonriendo entre sí.

Entonces el plan estaba trazado, se debía encontrar la caja de fusibles del edificio y en cuestión de un parpadeo las luces se irían. El trabajo de mancharse las manos se dejaría a Nathan y a Sam, mientras que [__] se quedaría al lado de Sully para supervisar que no hubiera algún problema y al tiempo de que Sam haya cogido la cruz, se irían por patas de la Hacienda Rossi.

—Bien, ¿estamos listos? –se asintió a las palabras de Sully. —Entonces seguirme, atajaremos por el sótano.

Justo cuando [__] se disponía a caminar detrás de los pasos del viejo hombre, sintió la presencia de unos dedos rozando su desnudo hombro. Confusa, giró su mirada para encontrarse con la de Sam y su corazón dio un leve vuelco, parecía que su tacto hizo un efecto en ella ya que erizó alguno de los vellos detrás de su nuca. Se sorprendió levemente cuándo le vio arquear sus cejas a la vez que levantaba su brazo.

Esperaba a que ella le tomara del brazo para ir caminando juntos.

Se quería negar. En un principio sí. Pero debía ser cortés, no debería mostrarse tan fría con él, porque realmente no se lo merecía. Tal vez sí. Por haber intentado coquetear con la camarera de antes. Aunque lo dejó pasar, así era él, siempre tan encantador cada vez que una mujer andaba cerca, no le culpa, llevaba quince años encerrado en una cárcel. Sería normal si al volver al hotel, alguna que otra mujer italiana se viera entrar con él en su habitación.

Parecía que era su turno ahora, ¿no es siempre así?

Con un suspiro interno, ella trató de sonreír, acomodando su brazo alrededor del de él y comenzaron a caminar entre la gente.

—¿Y cómo te encuentras, [__]? –preguntó, tratando de hacer una conversación. —Te ves espectacular hoy, por cierto.

De nuevo, sus encantos.

—Mejor que nunca, Sam. –sonrió. —Y gracias, no te ves tan mal tampoco, quizás algo viejo.

—Siempre encantado de oír ese tipo de cumplidos de una mujer. –ella soltó una pequeña risa, él sonrió ligeramente. —Mhm, sabes... Cuando te vi antes, esperaba que...

[__] frunció el ceño ligeramente mirando en su dirección, parecía que Sam no conseguía sacar las palabras exactas para expresarse. Pero ella sabía muy bien a lo que se refería.

—¿A que llorara? –soltó una risa, algo forzada. —Ya lo he hecho hace bastante tiempo.

Sam no contestó.

—Créeme, estaba en shock cuando me enteré, pero... seguí adelante. –contestó honestamente, entonces sonrió. —¿Esperabas a que llorara para arruinar este maquillaje?

Él dejó escapar una pequeña risa y asintió. Ahora, en silencio, se quedó mirando hacia ella, embobado a la belleza de su rostro. No se atrevió a decirle que realmente se veía hermosa, tanto como la primera vez que la vio, pero tenía miedo de dar un paso en falso.


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¡786 palabras!

Casi, pero casi rozo las 800 palabras. A mi no me pagan por pasar esta presión.

Es broma, me ha encantado cómo he escrito este segundo capítulo, y espero que lo hayáis disfrutado, cómo siempre. Ahí tenéis más momentos con Sam, que se merece a alguien que le quiera, a ver si la lectora es más buena con él en el futuro. <3

¡Muchas gracias y nos vemos en el siguiente capítulo! ^^

Truthseeker » Sam Drake x lectora.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora