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—Vale, tenemos que ir a la montaña, salvar a Sam y salir de aquí a toda leche... Sí, y mañana echarme unas risas al recordarlo.

Resopló ante el comentario de Nathan y siguió caminando detrás suya, a un paso algo más lento, pero sin descanso.
Con algo de suerte hallaron algunas huellas que podían pertenecer al otro Drake. 

[__] observaba cómo sus manos se hincaban sobre la roca, agarrándose con fuerza para evitar caerse, porque la vista de lo que sus ojos eran testigos, hacía replantearse si haber venido con Nathan había sido una buena idea.

—¿Estás bien? –escuchó a Nate exclamar, mientras seguía escalando.

—¡Sí, más o menos! –ella respondió, no mostrándose muy segura, pero llegó hasta una superficie con su ayuda.

—No, no me refería a eso. –posó una mano en su hombro. —¿Estás bien?

Viendo por donde llegaban los tiros, [__] evitó mirarle a los ojos y le sacudió la mano de su hombro, siguió su camino por delante de él. Sonrió agria ante la forma que tenía Nate de querer sacar el tema ahora que estaban solos, era incómodo.

—No es el mejor momento para esa pregunta. 

—Sólo me preocupo por ti y Sam. –contestó en un tono suave. —¿Por qué has decidido venirte para rescatarlo?

—¿Por qué has decidido ir a buscarle? –dijo brusca girándose para mirarle. —Pues de la misma forma que tú Nate, porque me preocupo por él.

—Sam es bastante cabezota, pero estoy seguro que no mentía cuando te dijo que aún te quería.

No contestó y dejó que el silencio hablara por sí solo. Siendo sincera, no sabía cómo responder, tenía un montón de líos en su cabeza que pensar en la posibilidad de que lo que Sam sentía por ella fuera verdad, formaba un parte más de aquellos líos, que la atormentaban. 

Se acercó a la pared rocosa para seguir escalando, Nathan detrás suyo siguiendo su ritmo. Sentir el agua fría cubrir su cuerpo hacía que sintiera un leve alivio sobre sus moretones y arañazos, pero aún así, le costaba nadar por su dañino costado, salir de aquella cueva no iba a resultarle nada agradable, pero siguió adelante con el menor de los Drake. 

Vaya, menuda sorpresa encontraros aquí.

No, no ella otra vez. Nadine. La misma mujer que casi le parte un brazo en el último encuentro, aunque esta vez no se andaba con juegos al tener un arma apuntando hacia ellos, [__] notó que ambas se veían de igual de doloridas, puede que haya tenido algún percance con cualquier trampa del barco, ya se veía en los mercenarios hallados muertos entre los tesoros.

—Mira, lo mejor es que nos dejes ir, intentamos salvar a Sam. –dijo [__] levantando sus manos, el punto de mira enfocado en ella. —Podéis llevaros el tesoro, a nosotros nos da igual.

—Me temo que no puedo hacer eso. –sonrió ella. —Mi deseo era acabar con ambos hermanos, si muero en este barco de mierda, al menos será lo último que haga.

—No, no, me quieres a mí. –respondió [__] moviéndose delante de Nathan, notó su agarre en su brazo. —Vamos, ¿qué me dices? Déjale ir a buscar a su hermano y mientras nosotras decidiremos quien se carga a quien, cuerpo a cuerpo.

—Adelante. –contestó Nadine lanzando el arma a un lado y en posición.

[__] se giró a Nathan y brevemente le dijo que fuera tan rápido como pudiera a por Sam, que no se preocupara por ella.
No se mostraba seguro de su palabra, pero si era la única forma de parar los pies a Nadine por un instante, eran un instante valioso.

Dejó escapar un alto alarido de dolor, las lágrimas amenazaban salir de sus ojos mientras se agarraba el estómago dónde había sido recién golpeada con brutalidad. Un poco de sangre se derramaba por sus labios y el ambiente se hacía espeso por el humo que comenzaba a llenar el barco.
Elevó la mirada para ver a Nadine que respiraba agitada.

—No sirves para luchar. –dijo. —Has sido solamente un estorbo, podía haber matado a Drake sino fuera por ti.

—Lástima que no lo hubieras conseguido antes. –sonrió torcidamente.

—¿Sí? Sería una lástima que se fueran sin ti de la isla.

El último impacto hizo que golpeara su espalda contra el suelo de madera, además de sentir cómo abrumador peso cubría su cuerpo. Intentaba combatir contra sus ojos, que ansiaban por cerrarse, pero no podía dejar de pensar en que su propósito no iba a ser morir en aquel barco.
Fue irresistible dejar que las lágrimas bajaran por sus mejillas, tal vez al pensar que le podrían dar por muerta sino actuaba ya. 

No iba a dejar que eso sucediera. 

No después de todas las aventuras que había vivido.

Henry Avery podría tener un barco repleto de trampas, pero no iba a parar los pies a [__] [___].

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Pequeña sorpresa; doble actualización, el siguiente capítulo viene a continuación. :)

-m.

Truthseeker » Sam Drake x lectora.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora