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[__] apartó los escombros que cubrían su cuerpo, gruñó afligida apartando la sangre que brotaba de su boca y se levantó con un brazo sobre su estómago.
Sí, estaba en la mismísima mierda, no pudiendo describirse mejor, no obstante siguió adelante, esperando encontrar a los dos hermanos con vida. 

Tosió varias veces al notar el abrumado humo entrando a sus pulmones.
Escuchó voces no muy lejos de su posición, seguido de un estruendo que causó que temiera lo peor y centró su atención en lo que parecía ser una entrada y apoyó su cabeza en ella.

«¡Puedo oír a Nathan! gracias a Dios que está a salvo».

Empujó la puerta con las pocas fuerzas que le quedaban, dejando así que su cuerpo volviera a caer entre terribles quejidos, no pudiendo respirar ni un segundo del tormento de ser más machacado. Pudo haber entrado, pero la salida se derrumbó detrás de ella y el fuego se intensificaba a medida que los segundos pasaban.

—¡[__], estás bien!

Miró hacia Nathan que corrió hacia ella para ayudarla a levantarse. Se alegraba de verle de nuevo, sin embargo su mirada buscaba impaciente a otra persona. 

Aclaró su vista y partió los labios, incapaz de emitir cualquier palabra al verle debajo de una destrozada viga. Se arrastró hasta él, sintiendo un temible peso apoderarse de su pecho a la vez que sus manos temblaban.

Sam, hey, hey...–llamó desesperada. —Aquí estoy,-aquí estamos, te vamos a sacar de aquí, ¿me oyes?

[__]... 

—¡Nathan ayúdame con la viga! 

Agarró la pesada pieza por un extremo y con ayuda del otro hermano, la intentaron levantar, pero no han tenido mucho éxito. Sam se quejaba del tremendo dolor, por lo que se vieron obligados a parar.

[__] parpadeó varias veces con la intención de apartar su visión borrosa a causa de las lágrimas que una vez más molestaban a sus ojos. Nathan quiso probar suerte otra vez, pero Sam le dijo que parara, que era imposible seguir. 

—Lo único que quería era encontrar el tesoro con vosotros dos... 

No, no, no, no. Sabía perfectamente que era lo que trataba de decir, no quería seguir escuchándole, cada palabra iba clavada a su pecho, sus manos continuaban temblando tratando de buscar otra forma de sacarle de ese apuro, se negaba a dejarle ir.

Sí, lo habían conseguido, pero no estaba bien.

¡Cállate, cállate! –gritó ella desesperada, dejando que las lágrimas bajaran por sus ojos. —¡Deja de decir gilipolleces Sam! 

La presencia de Nathan a su lado desapareció, le vio llevarse las manos a la cabeza, aún negando que Sam pidiera que los dos se fueran cuanto antes del barco, que en cualquier momento iba a estallar, pero [__] no se movió de su sitio y siguió intentando mover la viga, soltando pequeños alaridos de dolor.
Hasta que sintió que Sam la llamaba en un tono suave, ella le miró llorando, dejando que su rabia y dolor saliera de su interior, todo lo que sentía.

—Escúchame [__]... tienes que irte, por favor... –agarró una de sus manos y dio un leve apretón. —Por favor...

No, no me iré. tragó fuertemente, sintiendo el nudo en su garganta. —No puedo Sam, yo- yo no puedo perderte otra vez.

Sus lágrimas caían directamente hacia la camiseta de Sam, dejando pequeños puntitos húmedos en ella mientras seguía negando con la cabeza la idea de dejarle ir. Podría pedírselo millones de veces, pero no viviría con la conciencia limpia el irse sin la persona que más le importaba en ese momento.
Estaría enfadada aún por su mentira, pero tendrían tiempo de solucionarlo si los tres salían de aquel cochambroso lugar.

Echó una mirada a Nathan, que estaba perdido, buscando una salida, sin embargo ambas miradas se conectaron. El sitio iba a salir volando a pedazos sino se daban prisa.

—¡Eso es! –exclamó él, corriendo hasta el cañón. —¡Cubríos las cabezas!

Una explosión hizo que en cuestión de segundos el agua comenzara a llenar el lugar, Nate se acercó con prisa hasta [__] y su hermano, y ordenó que movieran de nuevo la pesada viga por lo que Sam tuvo oportunidad de salir. Ella sonrió ampliamente, aliviada de que el plan resultara.

—¡Salgamos de aquí cuanto antes! –gritó Nathan.

Sentía el agua de nuevo envolver su cuerpo hasta que llegaron a la superficie dónde pudo retomar el aire.
Iba detrás de los dos hermanos, no tan alejada no obstante su ritmo era algo lento. Entre la violenta paliza de Nadine y todo lo anterior sucedido, su cuerpo estaba hecho molde.

—¡[__] vamos! 

La voz de Sam inundaba sus oídos, a pesar de oír cómo el barco se derrumbaba a tan solo varios metros de ellos.
La salida estaba tan cerca pero a la vez tan lejos, no era el momento de descansar.

—¡Lo conseguiremos, venga pequeña! –Sam seguía llamándola.

Lo conseguirían.

[__] estaba convencida de ello, no iba morir en el último intento. 

'    '    '    '    '

Pues no os mentiré si digo que he llorado un poco escribiendo esta parte. 

¡Pero ser felices que aún queda otro capítulo! 

Muchas gracias por leer corazones. <3

–m.

Truthseeker » Sam Drake x lectora.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora