Truthseeker » Sam Drake x lectora.

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—¿Estás segura de que no quieres ir con nosotros?

[__] elevó la mirada a Nathan y negó con la cabeza.
El viaje de vuelta había sido agotador, suerte que se pudo dar una última ducha en el hotel antes de hacer las maletas, después de todo no le había venido mal, así podía curar alguna que otra herida.

—Gracias, pero no te preocupes. –sonrió agradecida. —Será mejor que os deje a ti y a Elena para que habléis, yo prefiero estar algo sola.

—Bien, pero si necesitas algo, no dudes en llamarnos. Te iremos a buscar.

Se acercó a él para rodear sus brazos alrededor de su cuello y darle un último abrazo. Procuró decirle alto y claro que si volvía a mentir a Elena, no dudaría en matarlo, Nate rió y pronto fue seguido de la risa de ella.

—Hazme un último favor. –dijo él apartándose. —Considera lo que te dije cuando estábamos en busca de Sam.

—Nate... –le miró fastidiosa y suspiró rendida ante sus intenciones.

—¿Qué? –soltó una pequeña risa. —Venga ya [__], dale otra oportunidad, el pobre está loco por ti.

Sully se acercó a ellos, aunque ella desvió su atención discretamente a Sam, que se encontraba hablando animadamente con Elena.
Durante todo el viaje no paró de darle vueltas a las palabras de Nathan, fue casi imposible concentrarse cuando precisamente sentía la intensa mirada del otro Drake, sabía que él quería decir algo pero ella evitó las intenciones.

En resumidas cuentas, no habían hablado en todo el trayecto. Incómodo, sí. Pero el silencio lo decía todo.

—Espero que os vaya todo bien. –sonrió dulcemente y abrazó a Elena. —Y lo siento, otra vez.

—Lo mismo te digo. –contestó. —Y está bien [__], pero me debes una copa la próxima vez que salgamos a una noche sólo de chicas.

—Trato hecho. –rieron las dos.

Tuvieron una última charla sumergidas en pequeñas risas y brillantes sonrisas junto con Nathan y Sam.
Aunque llegó el momento de sus partidas dejando por un segundo solos a ella y Sam, vio por el rabillo del ojo que él iba a abrir su boca para decir algo, sin embargo fue interrumpido por Sully que se acercaba a ellos.

—¿Así que cuáles son tus planes ahora, chica? –posó una mano en su hombro, la atención centrada en ella. —¿Necesitas qué te lleve a algún sitio?

—No, iré por mi cuenta. –sonrió. —Bueno... Tenía pensado quedarme algunos días en el apartamento de Chloe y Charlie, tal vez dormir durante tres días seguidos y luego ya veré.

—Si en tal caso cambias de opinión, tengo un «pequeño» trabajo.

—Mhm, ¿«pequeño»? –intervino Sam, mirándole con curiosidad. —¿peligroso?

—Pues... con esta gente, sí. Diría que sí.

—Conozco a cierta persona que acaba de salir de la cárcel que sería perfecta para eso.

[__] rodó sus ojos ante el comentario y sonrió. A pesar de todo lo que han pasado, Sam quería ir a por más, y no lo culpaba, puede que a ella también le picara algo de curiosidad ese «negocio» entre manos.

—Tal vez... ¿Es de fiar?

—Más o menos. Aún está trabajando en ello.

Hubo un breve silencio y [__] se giró hacia los dos hombres, sólo para ver que Sam miraba en su dirección.
Su corazón dio un leve vuelco cuando sus ojos se conectaron y parpadeó un par de veces levemente sorprendida para luego desviar la mirada rápidamente.

Temía que oyeran su corazón latir contra su pecho.

—Ya nos ocuparemos de eso. –sonrió Sully tomando una calada de su puro. —Ahora os dejaré un rato a solas, para qué habléis.

[__] tragó saliva y maldijo mentalmente, de algún modo no podía dejar a Sam con la palabra en la boca, no quería despedirse sin haber arreglado sea lo que hubiera entre ellos. Necesitaba que quedara claro que significa ella para él, cuáles eran sus motivos, qué es lo que siente.

Quería que todo estuviera bien.

—Lo siento.

Fue lo que escuchó salir de los labios de él, le miró directamente y vio que él daba una última calada a su cigarrillo y lo tiraba al suelo. Acto seguido, trató de hacer contacto visual con ella.

—Lo siento. –repitió. —Siento haberte metido en todo esto.

Se llevó una mano a su nuca y bajó la mirada, nervioso de mirarla.

[__] dejó que prosiguiera, que dejara escapar lo que tuviera que decir.

—Siento haberte mentido, no- no quise hacerlo, de veras. Lo único que quería era pasar tiempo contigo buscando lo que siempre quisimos desde un principio, lo que mi madre trataba de conseguir... Y cuándo Nathan me dijo que vendrías con nosotros y te vi en aquel vestido, yo- yo... supe que no había vuelta atrás.

Parecía un cachorro perdido.
Todo lo que quería era que le perdonara, si ella le tenía que golpear, que lo hiciera. Si quería gritarle, también.
Pero Sam quería volver a ver por última vez una dulce sonrisa dedicada para él.

—Eres un idiota, Samuel Drake.

Sam levantó la mirada hacia ella, avergonzado.

—¿No pudiste simplemente contarlo, tanto te costaba? –preguntó ella, el tono era algo brusco, pero trató de ser suave. —En mi caso habría ido de todos modos contigo, Sam, si hubieras dicho la verdad. ¡Y a lo mejor Nathan también!

Él suspiró pesadamente y se llevó una mano a su rostro. Lo hecho, hecho está, supo que la había cagado, pero ya no había remedio.

—Entiendo cuales eran tus intenciones, pero yo también te debo una disculpa.

—¿Por qué?

—No decía en serio todo lo que dije en ‹ese› momento. –le miró. —Estaba enfadada, no fue un error haberte dejado entrar en mi vida otra vez.

«Y si lo fue, fue un hermoso error que no me arrepiento». No fue capaz de decirlo en voz alta.
Le fue suficiente al ver una pequeña sonrisa en los labios de Sam y él asintió algo tímido. Acto seguido, se acercó para darle un rápido abrazo que él quiso que hubiera durado más, pero evitó hacer que la situación fuera incómoda.

—Ya nos veremos, Sam. –sonrió ella apartándose para coger sus maletas.

—Nos vemos, [__]. –respondió él, dejándola irse.

Sam sentía una opresión en su pecho, sentía que debía de decirle una última cosa. Sin embargo, no fue capaz, presentía que no merecía la pena.

—¡Ah, Sam!

Antes de que Sam se diera la vuelta para irse con Sully, la miró por última vez, captando una radiante sonrisa que se cruzaba por sus rosados labios.
La sonrisa que tanto ansiaba él por ver, y que hacía que un pequeño hormigueo apareciera en su pecho.

—¡Más te vale que me esperes! –rió. —¡Y qué sepas que aún no eres un hombre libre!

Sam rió levemente y asintió sonriendo.

«Por ti, [__], esperaría lo que hiciera falta»

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Siento que fuera largo. :(

Pero shh... Aún queda «algo» más.

–m.