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Todo parecía ir bien; exploraron cada rincón que era permitido de Libertalia, casas, edificios... admirando en el acto cada detalle para no olvidarse.

No era sorprendente que en sus caminos se entrometieran gente de Nadine patrullando los perímetros, pero mereció la pena pelear para después haber hallado un mapa que localizaba el tesoro, en Nueva Devon, dónde se encuentran unas prodigiosas mansiones.

Todo parecía ir bien, sí claro; Shoreline atacaba de nuevo, y esta vez optaron por explotar cualquier cosa que se moviera, el lugar se derrumbaba bajo sus pies.
[__] ignoró el picor doloroso de sus piernas y pulmones y agitada siguió cada paso de los hermanos Drake.

Nadine era un hueso duro de roer.
Una mujer fuerte, con determinación y bastante tenaz, no era la típica que se andaba con rodeos y [__] lo veía en su mirada. Tenía claro que quería acabar con su vida tanto como la de los hermanos.

—Es cuestión de tiempo que lleguen mis hombres. –sonrió ella. —Solo tengo que entreteneros, eso si... no os mato antes. 

[__] gimió de dolor al sentir que su espalda chocaba contra el duro suelo rocoso, trató de recobrar su aliento mientras elevaba su mirada para ver a Nathan a su lado intentando acercarse a la pistola, pero recibió otra patada de Nadine.

La tensión se hacía cada vez mayor. 

Con la figura de Rafe y un par de mercenarios delante de sus narices, apuntándoles con sus armas, era lo único que necesitaba [__] para sentir su corazón en la garganta. Rafe se centraba en los dos hermanos, pero sonrió insolente hacia ella, haciéndole saber que si se movía, no dudaría en disparar en su dirección.

Mordió fuertemente su labio inferior cuando le vio caminar hacia a Sam y golpearle con la empuñadura del arma. Trató de acercarse a él, pero Rafe levantó su arma hacia ella.

—¿Quieres... quieres encontrar el tesoro de Avery? –dijo Nathan. —Bien, te ayudaremos. 

—¿Y os perdono la vida? –sonrió irónico Rafe.

—Sí... y un pequeño porcentaje.

—¡Mira qué es gracioso! –rió.

—Es lo justo y suficiente para comprar su libertad. –[__] intervino, dando un par de pasos adelante señalando a Sam.

Sam trató de llamarla, pero no hizo caso, ella prosiguió al ver la confusión en el rostro de Rafe.

—Sí, cumplió su condena, y el que le sacó... Héctor Alcázar, le debe mucho dinero.

—Espera, espera [__], ¿de qué cojones hablas? –preguntó Rafe. —Héctor Alcázar murió en un tiroteo en Argentina hace seis meses. Fui yo el que sacó a Samuel.

[__] frunció el ceño y abrió los labios para decir algo, lo que fuera. Dirigió su mirada a Sam y de nuevo a Rafe.

¿Qué?

Fue cómo un puñetazo en el estómago.

Le costó comprender lo que estaba sucediendo. Era tanta información la que estaba oyendo, que de algún modo dejó de estar escuchando a su alrededor, para centrarse en el sonido de su corazón cayendo al fondo de su estómago.

Había sido como si le hubieran dado una bofetada de vuelta a la realidad, le dolía el cuerpo, su mente estaba en blanco.
Era cómo si hubiera estado viviendo una mentira todo ese tiempo, y en efecto, lo era.

Todo era una miserable mentira.

Centró su atención en Sam, esta vez con lágrimas amenazando sus ojos, pero él no la miró. Tal vez por vergüenza, por miedo. Sam sabía que no podía hacerlo, temía mirarla a los ojos y ver lo rota que estaba, era incapaz de evitar la intensa mirada que le estaba dando y que ardía con fuerza. Escuchó la voz de su hermano y fue duro enfrentarse a él, le apartó de un empujón, bastante molesto y dolorido, Sam retrocedió varios pasos.

—Sabía que había sido un error. –murmuró [__].

Miró a Sam con lágrimas bajando sus mejillas, él aguantó la mirada que le juzgaba. Sabía de sobra que todo iba acabar así en algún momento, y presentía que [__] no era de las que perdonaba y dejaba pasar.

—Supe que fue un error haber venido desde un principio. –siguió diciendo, con veneno en su voz. —Fue un error haberte dejado entrar en mi vida, otra vez. Me hiciste creer en ti, Sam. Dime, ¿lo decías en serio?

—[_-__] sabes que aún te quiero-...

—¿Cómo sé que es verdad? Ya no puedo creer en ti.

Todo había sucedido tan rápido. 

Nathan la agarró del brazo acercándola a él al ver que Rafe apuntaba su arma a ellos y juraba que sólo necesitaba a uno para seguir buscando el tesoro de Avery. El nombre de Sam salió de sus labios, y tan pronto como lo hizo, un disparo resonó.

[__] sólo recuerda cómo el suelo desaparecía bajo sus pies, y cómo el aire se colaba entre sus cabellos. El cielo era su campo de visión y su corazón latía lentamente, solamente podía escuchar su nombre siendo gritado. Intentó que sus manos agarraran cualquier cosa para evitar seguir cayendo.

Pero cuando su espalda recibió un impacto, su visión se tornó oscura.



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Eso fue... duro, ¿no?

Traté de hacerlo lo mejor que pude, intenté recrearlo lo más triste, describiría más si me fuera posible, siento haber superado el límite.

Llevo pensando en esta escena desde hace bastante tiempo, es más, antes de hacer esta fanfic tenía pensado hacer sólo una one-shot de esto.

Y gracias a unas canciones de las que me he inspirado para hacer este capítulo que os dejaré en los comentarios si queréis escuchar.

Y nada más, espero no haber roto muchos corazones haha y gracias por leer. <3

-m.

Truthseeker » Sam Drake x lectora.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora