9. sentimientos

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El rey Touya llegó pocos días después del aviso dado por Yue de la desaparición de Sakura. Se alegró saber a su llegada al sur, que los rumores informaban que la princesa había llegado sana y salva;  Li en ese tiempo, cuidaba a la princesa y se había convertido en su sombra.  Yukito observaba sigilosamente el comportamiento del joven soldado y líder del ejercito de Xiao.  Xiao por el otro lado, se sentía en cierta forma atraído a la princesa, en especial en esos grandes y llamativos ojos esmeraldas.  Cada vez que podía pasaba tiempo con ella.  Ella no contaba cosas de si; le habían enseñado que nunca dar detalles que no son solicitados por un rey, mucho menos hablar cuando no es debido.  Varios incidentes habían ocurrido por su manía de opinar cuando nadie le pedía que lo hiciese, pero hasta ahora, eso no molestaba a Xiao.  Por otro lado, Li estaba presente cuando Xiao solicitaba la presencia de la princesa.  No le gustaba las miradas que Xiao le dirigía a la joven.  Era de interés.  Un interés especial en ella.  Pero aquello, si no le fallaba su intuición, era la misma mirada que le lanzaba a Meiling tiempo atrás, cuando supuestamente, amaba a Meiling y terminó rompiéndole el corazón a la joven y esta salió de las inmediaciones del castillo, donde usualmente vivía.  Una mirada de Interés.  Li siempre les miraba con el ceño fruncido. No le agradaba para nada esta situación.

Yukito había puesto al tanto a Yue de todo lo ocurrido durante sus ausencias.  Touya llegó dos días después de la aparición de Sakura.  Se alegró de ver a su hermana.  Pero tenía sus dudas acerca de Xiao.  No gustaba en nada el destino que le deparaba a Sakura en el país de ese sujeto.  Admitía que buscaba una manera de salir de todo aquel embrollo con su hermana junto a él.  Por la información suministrada por Yukito que fue recolectada de otros soldados,  en el tiempo que estuvo solo en el Sur, una rebelión estaba a punto de iniciarse.  Sakura corría peligro. Mas aun, si era coronada reina.  Como miembro de la casa real y parte de la corte de Xiao, los rebeldes podrían lastimarla, encarcelarla, hacerle juicio publico o en caso peor, ejecutarla.

Tomoyo, con la compañía de Eriol Y Nakuru, se recuperaba en la casa del joven.  Ya se encontraba mejor y días antes, recibió mensaje de Sakura de que estaba sana y salva en el castillo y le contó todo lo que había ocurrido con Li desde que ella cayó enferma.  El motivo por el cual Nakuru días antes se había reído por la descripción de que la princesa no era ninguna indefensa, quedó comprobado cuando Sakura le escribió acerca del duelo de espadas y Tomoyo le dijo a Nakuru que le explicara con lujos de detalles lo ocurrido.

Pero lo que no se imaginaba era que vería a Li pagándole una visita a Eriol y que sería testigo de una conversación entre los dos jóvenes que sellaban con ello el destino de ellos y ambos reinos para siempre...pero esto, ocurrió 12 días después del primer encuentro entre Sakura y Lobo...

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-Ya me extrañaba que no hubieses aparecido- dijo Eriol una vez vio a Li entrar en los territorios de su propiedad.  Cabalgando un corcel de color gris, se encontraba Tomoyo al lado del señor de la casa.  Su condición era mucho mejor gracias a los cuidados de Eriol Y Nakuru.  Pero mas que todo, Tomoyo, se había convertido en motivo de alegría y consentimiento en la propiedad.  De la noche a la mañana, todos los de ahí (que laboraban) le conocían como la Señorita Tomoyo y la trataban como un miembro mas de la familia.  -¿Cómo te ha ido Li?- bajando de su caballo  y sujetándolo por las riendas.  En esos momentos, Eriol llevaba un traje de color negro con resaltos en las solapas de color dorado, como el sol. Era un traje de cabalgar muy acorde al clima y al momento.-¿Cómo está Sakura?

Ayudando a Tomoyo a descender de su caballo, se quedaba observando como Li fruncía su rostro ante la mención del nombre de Sakura.

-¿Li? – preguntó Tomoyo observándole- ¿Este es Lobo? – preguntando sorprendida y analizándole sigilosamente. Daba vueltas observándole.  Eriol le comentó que Li era Lobo; aquel sujeto que las "secuestró" aquel día en el bosque y que se preocupó por llevarla hasta donde Eriol.  Tomoyo vestía un traje de color verde turquesa, que era especialmente para montar.  Su cabello estaba atado en una trenza que cruzaba para la parte delantera de su cuerpo. Llevaba también guantes y botas para montar.

La princesa del cerezo y el lobo rebelde Donde viven las historias. Descúbrelo ahora