25.. Doncella de Tulipanes EPILOGO TRES

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Quiero estar a tu lado y mostrarte todo lo que siento

Tú sabes cómo somos en realidad

cuando nos encontramos con la pasión

sabes que no pensamos con claridad

porque el amor nos ciega a la verdad.

-¿Se llevará esto señora?- interrumpió sus pensamientos una de sus sirvientes al momento de que hacía sus maletas. Le mostraba uno de sus tantos ostentosos vestidos de gala.

-No.- declaró la señora de Li.- No, no lo llevaré... es muy lujoso y lo que tiene Tomoyo planeado es mas bien intimo...- Volteándose a ver el resto de sus cosas empacadas.

Y es que, partiría al Sur, para la celebración del cumpleaños del pequeño pero revoltoso Meriel.  Aunque era de admitir que para nada se parecía al temperamento de sus padres, era digno hijo de Eriol Hiraguizagua,  tanto como Fujien era de Shaoran.

Su rostro se sonrojó al pensar en aquel detalle: el hijo de Shaoran; era un gusto ver en los pocos ratos libres del rey Li, su afición por su hijo.  Era su consentido (ya siendo el único) y por supuesto, eran pocas las ocasiones en las cuales le negaba algo. Incluso el lujo de darle él mismo clases de pelea, Cosa que Sakura odiaba.

Sus recuerdos fueron a dar mas temprano esa mañana, al observar una de las pertenencias de su esposo y soberano de las tierras del Este.

-Y a las diez tiene una junta importante con Matsumoto de las colinas del oeste...- dijo Mieko mientras ambos, Sakura y él, desayunaban con el sujeto.

-Si, si, gracias- dijo Shaoran con un respiro una vez la inmensa agenda fue leída por el sujeto.- Puedes retirarte...

-Si alteza- obedeció el hombre.  Pronto se quedaron a solas, siendo servidos por una de las doncellas.

-Entonces es inevitable que te quedes aquí...- dijo la mujer con tristeza en su mirada.

-Lamento mucho eso... se que te prometí aquella mañana que te acompañaría, pero...

La luz fría ilumina todo a mi paso

y ahora mi silueta está en la pared.

Quiero estar a tu lado y mostrarte todo lo que siento
quiero siempre cubrirte, protegerte con mis propias manos...

-Comprendo. Tienes deberes- declaró la joven esposa.- Bueno, era de esperarse... imaginémonos esto: Eriol apenas tiene tiempo para Tomoyo, ahora, estará aquí cuando debe de estar con su esposa y sus hijos. Especialmente con su hijo varón. Ni se hable de mi hermano; a lo mejor, mandará a Kari acompañada de Naiko pero si quiera Yukito podrá acompañarla. Era demasiado pedir que tu nos acompañaras...-con su cabeza baja.

Y es que, a pesar de ser una ocasión de celebración, Eriol se reuniría en pocos días con su viejo amigo después de concluir unas importantes juntas en donde se develaba el destino de los reinos.

Cuando menos se percató una mano le hacía levantar la mirada.  Shaoran estaba cerca de ella y no del otro lado de la mesa.

-No me gusta verte triste. Bastante tengo con separarme de ti...

-Tampoco nos acompañaste en el Solsticio que se realizó en castillo de los Hiraguizaguas... pasamos tan poco tiempo juntos...

-Lo se- declaró el sujeto y acariciándole aun su rostro.- Te lo compensaré: lo prometo.

-No era lo mismo que un principio.... no es lo mismo...

-Trato de pasar tanto tiempo con ustedes, como me es posible.- dijo en un susurro. – Pero a veces, hasta el mismo tiempo me lo impide.  Pero nada me da mas gusto que pasarme el rato contigo o nuestro hijo...

La princesa del cerezo y el lobo rebelde Donde viven las historias. Descúbrelo ahora