26. Los Sucesores: EPILOGO CUATRO

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-¡no entiendo esto!- gritó exasperado en su escritorio Fujien mientras arrojaba otra bola de papel a su alrededor. Ya las patas de la silla donde se encontraba sentado, no se podían ver de los montones de papeles garabateados y tachados. Las velas del candil cerca de su escritorio estaban extinguiéndose. Suspiró nuevamente no evitando bostezar.

Su mirada decidida y confundida se mostró nuevamente mientras sus ojos verdes (iguales a los de su madre), volvían a dirigirse a las notas que tomaba como fuente de información.

-El profesor Seiyu exagera con las asignaciones.- murmuró a la vez que la pluma tocaba su rostro unos instantes. Escribiendo de nuevo sacó su lengua de un lado tratando de poner empeño en los trazos.- ¡Son demasiadas cosas!- habló.- creo que no se imaginaba esto... – mirando nuevamente el trabajo realizado y comparando con sus anotaciones. -¡que tuviera tantos conocidos!! Y estos ¡¡Familiares a su vez!!

Y era que la asignación puesta al joven era una comparación de las familias a su alrededor con la suya, de orden descendiente, iniciando por el padre y después, descendiendo a sus hijos, con una relación cruzada a su familia.

-Haber como quedó esto: tendré un hermano... soy hijo de Shaoran y Sakura...- sonrió sutilmente al pensar en sus padres.- después, tenemos al hermano de mi madre, quien tiene a Fujitaka y su esposa es Kari. La prima de mi mamá, Tomoyo casada con Eriol Hiraguizawa y sus hijos Loriel y Meriel; después del lado de mi papá está mi abuela...- surgiéndole una gota y rasgando la pluma contra el papel.- "demasiados tíos, tías y primos para detallar" – escribió sonriéndose.- no importa...-sacudió su cabeza.- Ahora... ugggghhhh Yamiko entra en esos ¿no?- pensando en su escandalosa prima que estaba de visita.- Bueno... amigos...- sonrió aún mas...- Bueno... tengo a los Tsukishiro...- contándolos en otro pedazo de papel.-Yukito y Naiko están casados y tienen a Mai y a los gemelos...- frunciendo su rostro.- No se sus nombres... – bajando a otro espacio.- Yue y Rei... tienen a Maroshi y a Yayoii ... y creo que Yamamoto no entra en los amigos... solo lo he visto un par de veces...- dejando esa parte ahí y dándose cuenta de algo.- no tengo mas amigos...- mirando el papel escuetamente.- Ellos están... en el Sur y Norte...- notando los nombres.- solo los veo en ocasiones especiales... – Kioshi Takashi, hijo del ex jefe de los ejércitos del Este, hasta que su padre lo trasladaron al noroeste siendo capitán, se marchó hace meses de aquí. Hasta aquí... ¡Que falta me hace!- exclamó.- Incluso, con sus inusuales inventos... y mentiras...- sonrió para luego darse cuenta de algo.- Se fue... ya, esos son. -entristeciéndose.- No tengo amigos aquí...

Con su inocencia, característica heredada de su madre declaró en un susurro.- No puedo hacer mas nada esta noche...- suspiró. Miró nuevamente el papel con el trabajo avanzado preguntándose si aquella declaración fue en relación a la asignación o al hecho que, no tenía amigos cerca de él. Simplemente se inclinó al candil soplando las velas y yéndose a dormir.

No estaba en su costumbre despertarse tarde, pero así había pasado. Sus ojos azules recorrieron los cuatro rincones de su alcoba antes de despertarse en su totalidad y encontrarse momentos antes sumida en un sueño no por ella, mas bien por el resfrío que había tomado en esos últimos días.

Su mirada infantil se posó en la de su hermano que en esos instantes entraba acompañado de Nakuru Akizuki, su eterna nana con un plato de consomé para que comiese algo.

-Hola hermana...- dijo el joven príncipe con los ojos como los de su madre.- ¿cómo estás?

La chica no tuvo oportunidad de responderle. Solo le salió un estornudo.

-¿Así de mal, eh?- se burló el chico no desaprovechando la oportunidad de hurgar en el escritorio de su hermana a pasos de su lecho.

-Se sentirá mejor después de probar este delicioso consomé que he preparado yo.... Sochi quería hacerlo él...- dijo Nakuru iniciando una de sus "Historias apocalípticas" con las cuales habían crecido los herederos al trono del Sur.- Pero le dije... ¡¡¡Ah no!!! Esos son mis niños; yo los atiendo...

La princesa del cerezo y el lobo rebelde Donde viven las historias. Descúbrelo ahora