19: "Canción de un Amor Prohibido...

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Ya todo había terminado así como había comenzado. Ya no había esperanza en su corazón.  Delante del espejo podía observarse a si misma.  Veía si podía observar un cambio físico en ella.  Observaba detenidamente mientras se veía a ella misma portar una corona, pero no de princesa aunque era una de las coronas llevadas por ella al Sur, pero ya no llevaba en su nombre, el mismo titulo real.  Ya era una reina. "Su alteza Real, Su majestad, Reina Sakura Kinomoto del Norte".  Pero por mas que, trataba de dejar de llorar por su muerte,  quería olvidarlo a él y seguir con su vida, y con su deber. Pero no podía. Este venía a sus pensamientos sin ella proponérselo.  En esos momentos, vestía un vestido de color gris bastante simple comparado a los trajes elaborados que se había medido ese día por orden del mismísimo rey Xiao.  Hilos de oro, formaban parte de su vestimenta y su nuevo guardarropa al que aun le daban los últimos ajustes las costureras.  A las diez de la mañana, un hermoso baúl de caoba centenaria y detalles en oro en toda su cubierta, fue subido a su alcoba por dos soldados.  "un obsequio de su majestad" le dijeron.  Cuando lo abrió, sus ojos no podían creer lo que contenía. Eran joyas.  Hermosas joyas, probablemente de la familia real de Xiao.  Miró aquellas prendas y tomó un brazalete de rubíes y diamantes en sus manos.  Vio que era hermoso pero la melancolía formaba parte de ella.

Cuando los soldados se retiraron, dejando en la alcoba de su alteza, todos aquellos tesoros. pensó en aquellos,  que pasaban hambre a las afueras de los muros de palacio.  Aquellos indefensos niños, como los que se encontró aquella mañana en la plaza.  Fue ahí cuando lo volvió a recordar.  "Shaoran" – dijo para si cuando vio un pequeño pero sencillo brazalete de piedras verdes en todo su contorno y rodeado de pequeños diamantes blancos.  No sabía porque el color verde le recordaba al joven. Sus ojos, sin querer,  se llenaron de lagrimas... ya estaba sola.  Pero ¿Podría con aquel deber, con aquella carga que llevaba en sus hombros sin haber amor?

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-Debe de estar feliz- dijo Kenya apareciéndose por la puerta de la alcoba de la joven, con la bandeja de la cena de la joven e interrumpiendo sus pensamientos- mañana será la mujer mas poderosa de todas estas tierras...

-Eso a mi, no me interesa...- dijo Sakura mirándole.

Sonriéndole como si supiera algo que Sakura no, agregó- ah vamos.- acercándose a ella- será la mujer mas poderosa que haya existido en todo el reino... ni la madre de Xiao, tuvo tanto poder sobre él.

Sakura no miraba su rostro directamente, lo miraba a través del reflejo del espejo.  Kenya se encontraba de pie, detrás de ella.

-Solo hay que aprender a darle uso a ese poder- dijo Kenya- quien lo iba a decir: lo que comenzó como un acuerdo entre padres, resultó en amor de su parte...

-¿Qué hablas?- dijo Sakura- no me interesa Xiao de esa manera.. .con amor... no estoy enamorada de él...

-Pero por lo que parece, él de usted, si lo está- dijo Kenya mirándole complacida.- se vio desafiado por aquel sujeto- hablando de Li Shaoran- no hace unos instantes, me acaba de confesar que siente algo intenso por usted- colocando sus manos en los hombros de la joven.- Siente es amor... nunca lo ha sentido en su vida... por nadie mas...

-¿Ni siquiera por ti?- mirándole por el reflejo con aquellos intensos ojos verdes.

Kenya y sus ojos cambiaron repentinamente y dijo- Ni siquiera por mi... solo soy una doncella...

-Eres mas que eso...

-él no lo sabe ni tiene por que saberlo- separándose de ella- y mas te conviene que nunca se entere por ti... tengo contactos dentro de este palacio y los accidentes pasan... no contigo, pero con algo que tu si quieres...- dándole a entender sus intenciones- o puedo hacer que, después del matrimonio, se quede en prisión y de ahí, no salgan...

La princesa del cerezo y el lobo rebelde Donde viven las historias. Descúbrelo ahora