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Flashback.

Me removía inquieta en la cama, escuchándolo hablar de lo hermosa que ella se veía, de la forma coqueta en la que le sonreía, y en lo ardiente que estaba con aquel vestido azul.

Esta no era la primera vez que ocurría, pero de algo si estaba segura, no iba a ser la última.

Golpeé la almohada, no sin antes soltar un bufido. Era increíble como él podía llegar a casa diciendo haberme extrañado, como llevaba a cabo de forma perfecta el rol de esposo fiel...

— ¿____? —

— Shawn... — susurré.

— ¿Te sientes mal? — preguntó en el mismo tono.

Sonreí con hipocresía, ¿de verdad se atrevía a preguntar?

La respuesta era obvia:
Emocionalmente si.

— No, descuida. Es solo que no puedo dormir, y tú no ayudas mucho hablando... — respondí.

— ¿Estaba hablando? ¿Que decía? —

— No llegué a entender ni la mitad Shawn, vuelve a dormir — mentí.

Presionó sus labios sobre los míos, en otra ocasión me hubiera encontrado el gesto muy tierno pero ahora, la imaginaba a ella besando sus labios y me daba asco...

Me giré, dándole la espalda.

Tal vez ella era mejor que yo en todo, mucho más delicada, mucho más inteligente, mucho más experta...

Tal vez era Perfecta.

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