Capítulo 10

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[Pov Daira]

Después de cenar, ya no aguante la curiosidad y le pregunté a la señora donde estaba su hija, pero jamás espere que me diera una respuesta tan… triste, me dijo que su hija murió junto a su esposo, y había dejado la habitación de su hija tal y como la dejo aquel día, admito que me da algo de tristeza, la señora se quedó sola, cuando iba a dejar el asunto, la señora me mostró una foto de su esposo e hija, era casi igual a mi, tenía los ojos negros por parte de la señora y el cabello negro por parte de su esposo, la única diferencia entre la niña y yo, era la cara, pues teníamos facciones diferentes.
Después de un momento, le pregunté a la señora su nombre, me dijo que se llamaba María.


[Pov normal]

Después de un rato, Daira se fue a dormir, se sentía feliz de volver a dormir en una cama, aunque fuese por una noche.
Desde que llegó a México vivía en las calles, no tuvo mucho éxito lo de encontrar un nuevo hogar, pero ella prefería morir de hambre en las calles que morir manos del santuario.

Al día siguiente, María también ofreció el darle de desayunar, Daira acepto, dijo que ese día volvería a vagar, probaría suerte en otra parte de México, había muchos estados en donde podría intentar.
María no estaba muy de acuerdo, pues cuando la encontró estaba muy sucia y había adelgazado peligrosamente, algo hacia que la mujer no quisiera dejarla ir, tal vez porque le recordaba a su hija fallecida.
Entonces se le ocurrió hacerle una propuesta que tal vez no rechazaría.

María: ¿y si en lugar de irte a otra parte arriesgadote te quedas a vivir aquí?

Daira: ¿eh?, No quiero molestarla señora

María: no me molesta, tú necesitas un lugar donde vivir y yo necesito compañía

Daira: en eso tiene razón

María: entonces quédate, serías como mi hija

Daira: pues… esta bien, me quedaré


(En el santuario)

[Pov Arles]


Ya han pasado días desde que Aioros murió y la portadora de la armadura de Halcón se escapó.
Si la vuelvo a ver aquí entonces enmendare mi gran error de no haberla matado cuando eliminé al patriarca Shion.
Aun no se a donde fue, pero la encontraré y la mataré con mis propias manos.
Solo tiene que cometer un pequeño error y será su fin, es peligroso para mi que ella hable sobre lo que pasó, será mejor eliminarla lo antes posible, ya eliminé a Aioros y a Athena, no me será difícil encontrar y matar a esa niña, ya todos en el santuario creen que traicionó a Athena, así que puedo enviar a algunos caballeros de plata para buscarla y que la traigan ante mi, yo quiero ser quien acabe con su vida

(Unos años después)

Una chica de cortos cabellos negros, de no más de dieciséis años de edad iba camino a la escuela, pero cuando iba a pasar por un callejón, unos tipos con armadura la jalaron hacia adentro del callejón.

???1: vaya, vaya ¿Qué tenemos aquí?, A la niña traidora

???2: aunque ya no es tan pequeña, vendrás con nosotros al Santuario ahora

Daira: ¿en serio creen que iré con ustedes?

En ese instante la chica golpeó a ambos caballeros de plata, cuando los dejo inconscientes pensó lo que debía hacer, si los mataba, Arles sabría donde esta, pero si les perdonaba la vida, irían al Santuario y revelarían su ubicación, decidió recurrir a algo que hace tiempo no hacía, usar su cosmo para utilizar su técnica para borrar su memoria y que regresarán al santuario sin información que la pusiera en peligro, después de dejarlos inconscientes en el callejón retomo su camino a la escuela, si la encontraban haría lo mismo, borrarles la memoria.
Camino un rato hasta que llego a su escuela e ingreso rápidamente, después comenzaron las clases.


(En la zona de las santos femeninos)

Las chicas ya habían dado por muerta a la pelinegra, ya que no tenían noticia alguna de ella, aunque en cierta forma dudaban que ella estuviera muerta, pero les parecía un poco más lógico.
Algunas estaban entrenando y las otras descansaban, no debían desperdiciar ni un momento, pues debían estar preparadas para lo que viniera.

Sam: -bebe agua- vamos chicas, no pierdan el ritmo, no debemos bajar la guardia

Azura: -entrenaba con Ahylla-.

Ahylla: ya me cansé

Ainhoa: descansen un rato, bien, ahora Sam y Sakura, vallan

Las dos chicas entraron y empezaron a entrenar arduamente, ellas querían estar preparadas para proteger a Athena, aunque el patriarca había restringido ver a la diosa, les parecía extraño, pero aunque quisieran no estaban en condiciones de reprocharle nada al "supremo maestro", no podían negar que extrañaban a su amiga, pero era una “traidora”




Continuará…

La hija de Dohko de LibraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora