Capítulo 14

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Papá se sube al coche luego de cerrarme la puerta. Me coloco el cinturón y suelto un suspiro, pero esta vez es diferente porque tengo una leve sonrisa.
Sé que mamá lo hizo, sé lo que está tramando y me divierte verlo a él así de nervioso. Es bonito, me gustan sus ojos y su barba... Y me encanta la forma de su boca, es simplemente perfecta.
-¿Asi que ese es el tal Nick? -pregunta papá con una sonrisa de lado.
-¡Papá! -me quejo, y siento que me pongo roja de inmediato.
Él se rie y después enciende el coche.
-Tu madre me lo dijo...
Pongo los ojos en blanco, pero no puedo evitar sonreír.
-Sí, me lo imagino.
-Me gusta para tí -comenta por lo bajo, sin apartar su vista del camino.
Admito que estoy sorprendida, pero mamá y papá solo están desesperados por qué encuente a otro y olvide a Max de una buena vez. Y lo entiendo. Yo también quiero hacerlo, quiero dejar de sentirme así de terrible, pero al mismo tiempo sé que no sería justo. Tengo que hacerlo sola, sin que mamá y papá interfieran como lo hacen la mayoría del tiempo.
-Tu y mamá van muy rápido.
-Tienes que vivir, Kya.
-No quiero una relación otra vez. De solo pensar en... No quiero nada.
Papá suspira y yo miro por la ventanilla.
-Antes querías comerte el mundo y no podías hacerlo porque yo te lo impedía. Luego apareció Max, y ahora que tienes la libertad de hacerlo, no quieres.
-Papá...
No quiero hablar de esto ahora.
-Tienes que ser feliz, libre, y hacer lo que se te dé la gana. Ya no soy el padre de antes, y quiero verte bien.
-Lo sé.
Papá puede decir cientos de cosas, pero no es tan sencillo. Un día quiero despertar y comerme al mundo como dice él, y al día siguiente sólo quiero estar en la cama, tratando de saber que hacer.
-No te niegues a ti misma ninguna oportunidad, Kya -prosigo, y aunque si quiero escucharlo, no puedo hacerlo.
-Mudarme a mi propio apartamento es una nueva oportunidad para mi, papá -digo rápidamente y le recuerdo ese asunto del que hablamos hace un par de horas atrás.
Es lo mejor. Sólo quiero estar sola.
Él suspira una vez más.
-¿Quieres un apartamento? Bien. Compraremos un apartamento si crees que eso te hará sentir mejor. Hablaré con tu madre.
-Gracias, papá.
-Pero no dejes de visitarla. Sabes que está aterrada con eso de que nos quedaremos solos, y...
-Lo sé. No voy a decepcionarte de nuevo, lo prometo...

La semana casi finaliza, y hoy es mi primer mañana libre. Mamá y papá han dejado sus responsabilidades para acompañarme a ver tres apartamentos que me han encantado, y todos están en Hide Park.
-Tener un apartamento es otra responsabilidad, cielo -comenta mamá en el coche.
Lloró cuando le dije que ya no quería estar en casa, así como lo hizo con Alex, pero lo entendió. Sé que está dolida, y creo que los voy a extrañar, no será lo mismo, pero es tiempo de crecer y acostumbrarme a esto.
-Estaré bien, mamá. No estoy lejos de casa y voy a visitarlos siempre.
-Lo sé, pero no será lo mismo.
-Ya no es una niña, Gea. Creo que es momento de dejarla volar.
-Lo sé, pero... Nos vamos a quedar solo en cualquier momento, Adrien.
Papá sonríe con tristeza y después estira su brazo para acariciar a mamá.
-Mamá... Quiero disfrutar de este momento, y cuando dices estas cosas me haces sentir culpable.
Mamá seca la lagrima que escapa de su ojo y sorbe su nariz.
-Tienes razón -responde mirándome con una sonrisa-. Creo que ya es hora. Pero prometeme que vas a cuidarte... Y que serás responsable.
Asiento una vez y ella acaricia mi cabello.
Mamá se ha vuelto muy sentimental con el paso del tiempo, trato de entenderla, pero no logro hacerlo.

Minutos después de un trayecto en silencio, papá estaciona frente al edificio de cuatro pisos, el típico estilo inglés, y vemos cómo la agente de bienes raíces sale del interior y agita su brazo a modo de saludo.
El primer apartamento me encanta, todo es blanco, muy luminoso, los muebles tienen tonos en negro, algo de gris y los detalles de la decoración en rosa. La habitación es inmensa y la vista al parque es preciosa, huele a naturaleza, puedo ver a los ciclistas en la calle, las copas inmensas de los árboles tienen una mezcla entre verdes y amarillos que combinan muy bien. Incluso se oye el caer del agua de la fuente al otro lado de la calle.
Mamá y papá recorren el lugar, hablan con la agente, hacen esas típicas preguntas de padres preocupados, y yo comienzo a imaginar cómo sería mi nueva vida aquí.
-¿Qué opinas Kya? ¿Te gusta?
-Creo que es perfecto -le respondo a la mujer.
-Aún tenemos dos que ver. No te apresures en tomar una desicion.
-Lo sé, pero este lugar me gusta. ¿Qué opinan? -ingado mirando a mis padres. Ambos me sonrien y asienten, luego me dan sus opiniones y comentarios, pero estoy casi segura de que este es el gran ganador.

KYA 2 - Deborah Hirt ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora