Capítulo 25

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La pastelería está repleta de gente, y me sorprende un poco porque es sábado y también es algo temprano.
No quiero ver a mamá ahora, francamente tengo prisa. Solo me acerco al mostrador de la sección de cafetería, ordeno dos panesillos y un café mediano.
Es inexplicable... Tengo una sensación tan extraña, algo que me mantiene siempre en Max, y que me molesta por completo.
Pero también pienso en el abuelo y una cosa me lleva a la otra.
No quiero imaginar cómo se siente mamá, los días pasan y la sensación es peor, la falta que me hace aumenta, y empiezo a caer en la realidad. Él de verdad ya no está más aquí...
Oh, mierda.
-¿Café y panecillos? -pregunta Nick al otro lado.
Sí, estaba más que segura que esto iba a pasar. Sabía que iba a cruzarmelo aquí, pero por algún motivo vine igual, casi a propósito.
Necesito cerrar esto.
-Sí, es para mí -susurro por lo bajo.
Él me mira detenidamente, noto que está incómodo, pero trata de ocultarlo con una media sonrisa.
-¿Cómo estás?
-Bien.
Me siento estúpida, y no me atrevo a mirarlo a los ojos.
-¿Crees que podamos hablar después? -pregunta con seriedad, pero sé de inmediato que no debo acceder a eso.
-Nick... -suelto un suspiro y niego levemente con la cabeza-. Creo que es mejor dejar todo así como está.
-No soy esa mierda que tú crees, Kya -asegura con desesperación.
Asiento y tomo la bolsa de papel y el vaso de café.
-Tal vez tengas razón, pero no quiero esto ahora. Y no quiero que terminemos en malos términos. Fue bonito, pero se acabó.
Él asiente, pero está molesto.
-Bien -responde-. Es una pena que sigas pensando en él.
-Eso es problema mío, Nick.
-Tienes razón.
Después regresa al área de pedidos y me da la espalda.
Me acerco a la caja, pago por mi desayuno y salgo del lugar tratando de borrar, por lo menos por un momento, todo eso que me dijo el abuelo y que me está volviendo loca...

"La vida es demasiado corta para tanto drama, Kya."

"Sí Max es lo que te hace feliz, a su manera, y tú estás bien con eso, sólo olvída lo demás."

"Aún eres joven y puedes equivocarte muchas veces, como él también puede equivocarse..."

Llevo más de veinte minutos dando vueltas en círculos por esta pequeña sección del parque, dónde está esa inmensa fuente que en cierta forma me transmite calma. Estoy sudando, la música suena a todo volumen y tengo los ojos llenos de lágrimas que me niego a derramar aquí y ahora.
La última vez que lo ví, ni siquiera era yo, estaba en otro planeta, me había olvidado de todo, y ahora solo siento la necesidad de verlo una vez más.
Admito que estoy bien sin él, pero con él... Todo esto podría ser más fácil...
Él no cambiará de un día para el otro, pero, tenerlo conmigo hace que todo sea diferente.
Max es y siempre será mi droga, una droga que me hace daño, pero que necesito. Por lo menos hasta que toque fondo.
Puedo tropezar mil veces con la misma piedra, en este caso Max, pero yo elijo levantarme e intentarlo de nuevo, o rendirme el día que realmente me canse de verdad.

Me detengo un segundo, bebo un poco de agua, cambio de canción y después sigo mi circuito a un ritmo más pausado...
Cruzo la calle, me quito los auriculares y cuando voy a ingresar mi código en el portón automático de la entrada del edificio, oigo ese grito desgarrador, esa voz que me paraliza, ese llamado a corta distancia que me deja sin escapatoria.
-¡Kya! -escucho una vez más. Y no, no estoy soñando.
Cierro los ojos por un momento, después respiro rápidamente, y cuando me volteo, él está a solo un metro de mí. Me mira con esos increíbles ojos azules que se ven devastados, no es el Max que conocí, no es Max en ninguna de sus versiones, y por primera vez siento miedo real, porque es un Max que desconozco por completo.
-Kya... -susurra sin moverse de su lugar.
No tengo palabras.
-¿Qué haces aquí? -logro decir. Admito que estoy sorprendida, luego de tantos días, llegué a creer que de verdad mi historia con Max había acabado. Estaba segura que era mi nuevo comienzo, y ahora ya no sé una mierda.
-Kya... -dice una vez más, y noto como su voz se quiebra en cada letra de mi nombre. Es aterrador-. Llevo días buscándote por toda la maldita ciudad... Te grité en el parque unas diez veces...
Trago el nudo que se forma en mi garganta y doy un pequeño paso hacia él.
No puedo, no puedo cometer esta locura, no ahora.
-Creo que tenemos que hablar -digo levemente, y veo como sus ojos se llenan de alivio.
-Necesito decirte muchas cosas.
Asiento, y me muerdo la lengua para no llorar como una niña. Quiero abrazarlo, y perderme en ese mundo casi único, en dónde todo desaparece y me siento segura.
-Hablaremos, pero eso no significa que...
-Lo sé -me interrumpe rápidamente-. Solo necesito que me escuches. Después, lo que tú decidas por mi estará bien.
Asiento de nuevo, me volteo en dirección al panel de la entrada, coloco mi código y lo invito a pasar en silencio.
Subo las escaleras hasta el primer piso, me tiemblan las piernas y cuando abro la puerta de mi apartamento, siento que esa parte que me faltaba, empieza a reaparecer lentamente.
Max está en casa, y...
Basta.
Él entra detrás de mí, observa el lugar detenidamente, pero no dice nada. Me congelo en mi lugar cuando me mira de esa manera, y después frunzo el ceño al ver que sus ojos están llenos de lágrimas.
-Ni siquiera lo recuerdo... -susurra, y su voz se quiebra. No sé de qué me habla, pero me cruzo de brazos porque así me siento más segura-. Tu no estabas y... Ella solo apareció, bebimos, y desperté en mi cama a la mañana siguiente...
Oírlo decir eso me destroza.
Cierro los ojos por un momento, no quiero imaginarlo, y no se puede justificar lo que hizo.
-No recuerdas nada porque no te conviene.
Él niega rápidamente y se ve desesperado de nuevo.
-No lo recuerdo, Kya... Yo... Fuí el culpable de todo lo que sucedió, fue mi culpa...
-¿Y qué si lo recuerdas o no? Ya sucedió. Vas a tener un hijo con ella, Max.
Decirlo me duele, me destroza aún más, y me convenzo una y otra vez que este es el momento de hacer lo correcto, de no volver a equivocarme. No importa si él abuelo me dijo lo contrario. Tengo que acabar con esto.
Max se agarra la cabeza por unos segundos, después pasa una mano por su mentón, sus labios tiemblan levemente, y lo que veo después me deja en shock.
Max derrama varias lágrimas, me observa un segundo y rompe en llanto, como jamás lo hubiese imaginado.
-Mia abortó el bebé, Kya...
Me tapo la boca de inmediato, no puedo creerlo, lo miro fijamente, pero no tengo ni una sola palabra. Estoy confundida y siento que algo se rompe en mi interior.
-¿Qué...?
-Ella lo quiso hacer la primera vez, yo lo sabía, pero... Me arrepentí, impedí que lo hiciera.
-¿De qué estás hablando?
-Y después ella solo... Ella abortó al bebé, Kya. Yo no quería que lo hiciera. Yo iba a ser responsable...
-Pero... ¡Pero que...! ¡Perra!
No tengo más palabras, solo me lanzo en brazos de Max cuando siento que voy a comenzar a llorar. Lo abrazo con todas mis fuerzas y ese Max que siempre me hizo sentir pequeña y frágil a su lado, ahora me obliga a sostenerlo porque se desploma en el suelo casi en un solo segundo.
No sé cómo contenerlo, pero jamás lo imaginé así. La culpa se ve en sus ojos, mezclado con dolor, furia y odio hacia sí mismo.
-Max...
-Fue mi culpa.
-No...
-Si ese bebé nacía... Solo iba a tener un padre que es una completa mierda, Kya...
-Max, no digas eso.
Estoy devastada, no sé cómo contenerlo, abrazarlo y acariciar su cabeza no es suficiente. Él está fuera de sí.
-Max...
-Yo debería estar muerto. ¿Por qué dejé que te enamoraras de mi, Kya? Tenía que alejarte...
Suelto un suspiro y trato de hacer que se calle. No quiero volver a eso de nuevo.
-Tú eres tú, pero yo te amo así como eres. Y ese bebé te iba a amar tanto o más que yo... Ya no sé qué más decirte.
Él trata de calmar su respiración, se acerca a mis brazos que rodean su pecho, y busca mi mirada.
-No quiero perderte a tí, Kya...

KYA 2 - Deborah Hirt ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora