Estar aquí es una completa mierda, todo me recuerda a ella, todo me hace pensar una y otra vez en las cosas que siempre hice mal.
Y ahora estoy pagando por eso y por cientos de cosas más.
Tal vez ella está con él, y eso me pone como loco. Ella es mía, siempre fue mía, y no puedo imaginar a ese idiota cerca. Mirándola, mucho menos tocándola...
Y sé que es mi culpa, todo lo que sucedió desde aquella noche es mi culpa, y merezco toda esta mierda que estoy sintiendo.
Ella no va a querer verme, no va a querer hablar conmigo, sé que me va a gritar cientos de cosas, y terminaré saliendo de ahí sin decirle cuánto siento todo lo que le está pasando.
Yo debería estar allí con ella, consolandola, haciendo que se sienta mejor.
Suelto otro suspiro, tomo la sudadera negra y la coloco lo más rápido que puedo.
Me miro una vez más, tomo las llaves del coche, la billetera, el celular y salgo del apartamento a toda prisa.
Releo el mensaje de Iana una vez más, busco la dirección y empiezo a conducir hasta ahí.
Tengo cientos de cosas en la cabeza, pero la culpa está acabando conmigo lentamente. Voy a volverme loco.No tengo lugar para estacionar el coche, pero hay cientos de vehículos aquí, veo muchas flores en la entrada y gente que entra y sale del lugar. Todos vestidos de negro.
Detesto este tipo de lugares, detesto este tipo de momentos, pero necesito verla.
Me bajo del coche, camino por ese inmenso jardín y esquivo a algunas personas en la puerta.
No puedo creerlo, y no quiero imaginar a Kya. No sé qué demonios haré si la veo llorar por esto.
El lugar es amplio, lujoso, y exclusivo para este tipo de momentos. Hay más flores blancas, gente de negro y en el cuarto anexo logro ver a Eggers y a la madre de Kya.
El ataúd está ahí y por un momento me digo a mi mismo que no debo entrar, pero sé que tengo que hacerlo. Si no me quieren aquí, me lo dirán y me largaré sin más.
Cruzo el lugar con cautela, me acerco a la señora Eggers y cuando logro verla, me quedo sin habla. Se ve destrozada, pero fuerte, y por un momento admito que espero la peor reacción, pero nadie se ha movido.
-Señora Eggers...
No tengo ni una maldita palabra, pero ella me sorprende al darme un profundo y sentido abrazo que me desconcierta por completo.
-Max... Qué bueno que estás aquí -susurra suavemente.
-Lo lamento mucho, señora Eggers.
-Kya te necesita.
Cierro los ojos por un momento y ella se aparta. Seca su mejilla y yo miro a Eggers. No le agrada mi presencia, lo siento, pero aún así, estira su mano para estrechar la mía con fuerza.
-Ella está en el jardín trasero.
Asiento una sola vez, después estrecho la mano de Simon y busco la salida de la sala.
Camino entre más personas que hablan por lo bajo, llego a la puerta trasera y observo el lugar.
No logro verla por ningún lado y eso me desconcierta un poco.
Tengo esa maldita necesidad de abrazarla como nunca lo hice. Sé que la perdí, pero con todo esto tengo aún más miedo de perderla del todo, de no verla nunca más, de no saber de ella. Y eso me está destrozando por completo.
Me tomo unos segundos más para observar el jardín y ese porche de madera. Logro ver su perfil a unos metros, pero frunzo el ceño al ver el color de su cabello.
Se ve completamente diferente, rubia... Y está con ese imbécil.
Ella no le presta atención, está perdida, su mirada se ve distante, pero... Él no debería estar ahí, yo debería estarlo.
Espero unos cuantos minutos más, sigo observandolos, pero cuando veo que él viene hacia el interior de la sala, yo trato de salir, y choco con él en la puerta.
-¿Qué haces aquí?
Es un completo imbécil. Es un idiota que cree que va a salirse con la suya. Yo no la merezco, pero este tampoco.
-Eso no te interesa.
-Kya no quiere verte. Deberías irte.
Suelto una risita y paso una mano por mi mentón.
No estoy de humor para esto, no quiero ver su cara.
-¿Crees que vas a impedir que hable con ella?
Doy un paso al frente, pero él se interpone. No voy a perder la calma en este lugar y en este momento, Kya me odiaría por ello, pero no voy a dejar que este imbécil me gane.
-Ella está conmigo ahora. Sólo le hiciste daño. Es mejor que te vayas.
Trato de contenerme un poco más, pero no sé si lo lograré.
Él no puede hacer esto. No permitiré que se salga con la suya.
-Apartate de mi camino.
El tipo sonríe, es una estúpida y arrogante sonrisa. Mi puño se vería bien golpeando esos dientes blancos.
-¿No lo entiendes? Ella es mía.
-Ella no es tuya.
-¿Quieres que te dé detalles? -pregunta con superioridad y me hace avanzar varios centímetros.
Él no se atreverá.
Lo empujo, logro pasar el umbral y cuando llego al porche y la tengo un poco más cerca, el sujeto me detiene una vez más.
-¿No lo entiendes, idiota? Ella es mía, me pertenece. Se olvidó de ti muy rápido, sé darle lo que necesita...
-Voy a bajarte los dientes.
-Y sus jadeos... Me encanta como lo hace... ¿Entiendes a lo que me refiero o debo ser más explícito?
Imbécil.
No logro controlar mi propio puño y descargo toda mi furia en su cara. Él es un gusano, un maldito gusano de mierda mucho peor que yo.
-¡Maxwell! -grita Kya y corre hacía mi, mientras que esa mierda se retuerce en el piso.
Acabo de hacer lo que no quería y todos están viendo el espectáculo.
-¿Qué demonios estás haciendo?
-Kya, espera...
-¡No puedo creer que no respetes este momento!
La tomo del brazo y la aparto de la multitud, ella no quiere hacerlo, pero tampoco tiene fuerzas para parar.
Se ve mal, está destrozada y aunque muero por abrazarla, también estoy furioso.
-Ese idiota acaba de decirme que te acostate con él... ¿Qué clase de tipo es? Dime qué no te acostaste con él, Kya... -suplico por lo bajo.
Ella parece sorprendida, mira al sujeto que está cubierto de sangre y después a mí.
-¿De qué estás hablando?
-Acaba de decirme que eres suya... Kya... Habla de tus jadeos... Dime qué no te acostaste con él.
-¿Qué?
El imbécil se acerca rápidamente a nosotros, trata de tomar su brazo, pero ella lo esquiva y después lo mira.
-No le creas, Kya.
-Tu eres un imbécil -aseguro. Ella tiene que creerme. Por primera vez no soy el imbécil aquí.
-No es verdad. Él tiene que alejarse de ti.
Podría matarlo, pero lo que más necesito ahora es hablar con ella.
-¿Le dijiste eso? -pregunta ella en su dirección, el imbécil quiere negarlo, pero no lo permitiré.
-Sí, pero...
Kya lo golpea con todas sus fuerzas, conozco muy bien esos golpes, pero él lo merece tanto como yo.
-Vete ahora, Nick.
-Kya...
-Vete.
Si ese imbécil intenta convencerla una vez más, volveré a golpearlo.
-Kya...
-¡Largate! -grita con desesperación, y el solo niega una vez con la cabeza y después se va hacia el interior de la sala.
Este es mi momento, esta es mi única oportunidad para empezar a hacer bien las cosas.
He estado semanas sin ella, todo se volvió una mierda, pero puedo remediar eso. Son Kya todo es una porquería, nada me hace bien , nada es suficiente.
-Kya...
-¿Viniste sólo para saber si me acosté con él? -me pregunta con rencor, y admito que esa mirada me destroza. Sus ojos están apagados, se ven tristes, ya no hay esa chispa, ese brillo que tanto me encanta.
-Lamento mucho lo que sucedió, Kya -digo en un susurro, y sé con certeza que jamás fui tan sincero en toda mi vida.
Sus ojos se llenan de lágrimas, sus labios tiemblan y veo en cámara lenta como ella se rompe una vez más. Es frágil y vulnerable... Y me afecta más de lo que jamás imaginé.
-Kya... Necesito que me escuches.
-Tu también tienes que irte.
-No voy a dejarte sola -aseguro, y trato de acercarme, pero ella no lo permite.
Vuelve a echarme un par de veces más, pero no me muevo, y cuando noto que se rinde, cuando noto que empieza a llorar de nuevo y nada parece consolarla, sólo la atraigo hacia mi, peleo un poco con ella, pero la abrazo con todas mis fuerzas y suelto un suspiro cuando siento que ella esconde su cara en mi pecho...
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KYA 2 - Deborah Hirt ©
Romance"Ella no lo entiende, no me quiere escuchar, pero esto no es bueno y va a terminar mal" Max sigue siendo Max, pero muchas cosas han cambiado y aunque no todo sea perfecto, sé que estoy en el camino correcto. No importa todo lo que tengamos...