Capítulo 23

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-¡Feliz cumpleaños! -le digo a Alex después de que mamá e Iris lo saludan con cientos de besos.
Él me da ese dulce abrazo y después me observa de esa forma que amo, como todo un hermano orgulloso.
Alex ya tiene veintiocho, el tiempo vuela y cuando lo note todos vamos a estar en diferentes lugares, cada uno con su vida, con su familia... El tiempo sólo pasa y ahora entiendo mucho a mamá y a papá.
-Me agrada Nick -susurra por lo bajo-. Deberías intentarlo.
-Lo haré -respondo con una falsa sonrisa.
-Y me gusta el rubio.
Mamá corta el pastel color azul y todos se sientan alrededor de la mesa de nuevo.
-¡Brindemos! -exclama el abuelo con su copa de vino en alto.
Todos toman un vaso y esperan a su discurso. Siempre sucede en Navidad, pero jamás en los cumpleaños.
-¡Brindemos por la familia que hemos formado! ¡Por por errores! -Él me mira cuando dice eso, pero nadie lo nota-, ¡Por las nuevas oportunidades! ¡Y por la felicidad!
-¡Salud! -decimos todos al mismo tiempo. Bebo un sorbo más de vino y después dejo la copa a un lado...

Coloco las llaves encima de la mesada de la cocina, suelto mi bolso en el sillón y después doy un leve brinco cuando Nick toma de mi cintura y empieza a besar mi cuello.
Me duele la cabeza, creo que está a punto de estallar, y solo hago una mueca de disgusto, pero trato de soportarlo.
Dejo que me bese unas cuantas veces, y después me volteo en su dirección con desesperación. Quiero esto, tengo que dejar de pensarlo tanto.
Me estoy comportando como una maldita perra, y él no merece eso.
-Nick... -susurro muy débilmente y hago que me mire.
-¿Qué sucede?
Tengo un nudo en la garganta y una sensación extraña en el pecho, es algo que me llena de miedo y me hace sentir mal.
Estoy tan confundida...
-Por favor, no dejes que vuelva a tratarte así -suplico con la voz entrecortada, y cuando lo noto, me quiebro como un cristal, frágil, vulnerable...
Tengo un ataque de llanto, él se ve claramente sorprendido, pero soy invadida por la necesidad de disculparme por todo lo que sé que hice mal en estos días.
-Lo siento... Por favor, perdóname -susurro con la voz temblorosa.
-Ey, olvídalo...
Niego un par de veces y después apoyo mi cara en su hombro.
-Tu no eres él, y yo no soy mala... No dejes que te trate así de nuevo. No quiero ser mala persona, pero...
-Lo entiendo. Tú me gustas...
Cierro los ojos muy fuerte y él me rodea con sus brazos, me hace sentir mejor, me hace sentir que lo necesito y por alguna extraña razón no quiero que me deje sola ni un minuto.
-Tengo tanto miedo...
Lo abrazo muy fuerte, luego seco mi mejilla y él hace que me siente con él en el sillón.
Es más de media noche, estoy agotada y sólo quiero quitar esto de mi interior.
-Quedate esta noche -susurro, y después me acomodo en su pecho.
-Todas las veces que quieras, Kya.
Estiro la manta hacia nosotros, me saco los tacones y desabrocho su camisa blanca. Me gusta sentir el calor de su piel.
Respiro varias veces mientras que él acaricia mi pelo y me relaja poco a poco...

Mi celular empieza a sonar dentro de mi bolso, despierto de inmediato y me muevo con cuidado cuando Nick hace una mueca de dolor. Sigue dormido, sé ve incómodo, pero no se compara con lo que siento en este momento.
Corro por la sala de estar, tomo mi bolso, desbloqueo la pantalla y miro la hora.
Son más de las tres, y Simon estaba llamándome desesperadamente.
-¿Qué sucede, Kya?
La pantalla se enciende una vez más y contesto de inmediato.
Un frío recorre mi espalda y algo hace que mi corazón lata rápidamente.
-¿Qué? -pregunto casi gritando.
No quiero pensar en nada, pero ya tengo miles de imágenes en mi cabeza, y no se detienen. Es casi como un déjá vú.
-Kya... Tienes que venir a la casa de la abuela ahora...
-¿Qué sucede? -grito una vez más, pero él finaliza la llamada.

Nick conduce mi coche, le voy dando algunas indicaciones, pero apenas puedo ver por dónde estamos. Soy un manojo de nervios, me siento extraña, preocupada​ y sé que tengo que prepararme para algo malo.
-No estés nerviosa -me pide, y después acaricia mi cabello, pero no puedo parar de sollozar. Las lágrimas corren por mi cara sin que pueda detenerlo.
-Esto está mal...
-No debe ser lo que crees -asegura, y me acaricia de nuevo.

Corro por el pasillo, grito el nombre de Simon y llamo a la abuela, pero al entrar sólo noto el silencio y esa  sensación extraña. Hay algo oscuro aquí...
Papá está en la sala de estar junto con Simón y al verme, ninguno sabe que decir.
Observo a mi alrededor, pero no veo a mamá, o a la abuela o al abuelo... Y mis piernas se niegan a dar otro paso más.
Nick sostiene mi cintura con fuerza, pero yo no estoy aquí en realidad. No me atrevo a ver a papá.
-¿Qué sucede? -pregunto en un leve susurro. Pierdo las fuerzas y al verlo acercarse a mi, doy un paso hacia atrás.
-Kya... El abuelo...
-¡No! -grito de inmediato y retrocedo aún más.
Papá trata de acercarse, pero no quiero que lo haga. Me aparto de Nick y cubro mi boca con ambas manos. No puede ser verdad, es solo una pesadilla, es como si no estuviese aquí... No puede estar pasando.
-¡No puede ser! -grito una vez más. Nick quiere detenerme, pero solo quiero salir de aquí lo más rápido que puedo.
No puede estar pasando, me niego a creerlo.
Él se veía tan bien... Me dió ese abrazo tan cálido y lleno de amor...
No puede estar pasando...

Corro por el pasillo del complejo de apartamentos, creo que estoy gritando, pero no estoy segura, no estoy en mí. No logro ver el camino, solo siento la puerta de la entrada chocando contra mi cuerpo. La empujo con fuerza y salgo hacia afuera, sientiendo como el frío se apodera de mi cuerpo.
Es como una pesadilla, como cuando sueñas algo horrible, y tu cuerpo quiere luchar, tú sabes que estás luchando, pero no tienes las fuerzas necesarias para moverte, como si estuvieras amarrado a alguna cosa. Se siente así y mil veces peor.
No puede ser verdad.
No el abuelo. Jamás el abuelo...

-¡Kya! ¡Espera!
Nick corre detrás de mí, puedo sentirlo, pero mis pies no se detienen. Sólo escucho mis tacones haciendo​ ruido sobre la acera.
Me detengo cuando noto que estoy en la esquina de la inmensa manzana​, y siento que me falta el aire.
Nick me rodea con sus brazos, toma mi cabeza y la esconde en su pecho. No sé que está pasando.
-Tranquila -susurra dulcemente, y recién ahí noto que estoy temblando de frío-. Tranquila...
Cierro los ojos con fuerza, él se quita su chaqueta de cuero y la coloca en mis hombros con delicadeza.
Estoy aquí, pero no estoy aquí. No sé cómo explicarlo, pero creo que así deben sentirse todos al perder a alguien. Esta es la primera vez que sucede, y no estoy lista, jamás me prepararon para algo así. Jamás imaginé que puede doler tanto.
-No puede ser...
-Kya, tranquila. Lo lamento... No sé qué decir.
Sollozo, aprieto la tela de su camisa y trato de normalizar mi respiración.
-No quiero estar aquí... Sácame de aquí...

KYA 2 - Deborah Hirt ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora