No me dejes

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Dos largas semanas han pasado desde el horroroso almuerzo con la familia Akram, y la familia de Malaria conocida como Malina, sus arrebatos con Said se han hecho más presentes, ha estado en casa todo el día ahora es la asistente de Jamil en la oficina, Said ha tenido que estar saliendo de casa por cuestiones de trabajo junto a su padre, nuestras rutinas son sencillas y me gustan, desayunamos juntos en las afueras de la casa, me dirijo con Joseph para mi enseñanza con los caballos, Said toma la oficina, me sorprende con manzanas para Gaia, he descubierto que la fruta favorita de Gaia es la manzana verde, las saborea y las come solamente de mi mano, Said observa el espectáculo en las tardes, se queda por unos minutos, besos escurridizos, abrazos fuertes con sentimiento, sonrisas, miradas han hecho que esto que tenemos se fortalezca, en las noches cenamos con su familia, casi no dirijo la palabra, para que al terminar subamos a mi habitación y durmamos juntos. 

Si lo preguntan no aun no me he entregado como mujer a Said lo he hecho en alma pero no en cuerpo Said no ha mencionado nada es un caballero, y me gusta. He hablado con la tía Nora y el abuelo, ya papá ha pagado el tratamiento del abuelo, ha estado mucho mejor la tía Nora ha dejado el trabajo de la librería y ahora se dedica siempre al abuelo, me ha interrogado sobre mi rutina y le he dicho que me estoy acostumbrando y Gaia ha sido mi única confidente ya que no hay nadie cercano. 

-Joven Lía me has oído?

-Oh Joseph lo siento, he estado pensando que decías? 

-La dieta de Bruno ha bajado en cantidad de heno y el veterinario le recomendó más frutilla, te encargaras de él, Rayo necesita cepillado esta tarde, y una de las yeguas nuevas esta en labor de parto me preguntaba si te gustaría presenciar el parto? 

-Oh ahí estaré Joseph tomaré nota- digo mostrando mi cuadernillo de notas

-Te dejaré para que cepilles a Bruno suerte es muy escurridizo, te veo en los establos de parto 

-Adiós Joseph- digo caminando hacia el establo de Bruno que se encuentra al lado del de Gaia, tomo el largo y duro cepillo, y me adentro al establo 

-De acuerdo Bruno deberás comportarte, cepillare tu larga y negra melena, te comportarás y no me harás caer ya lo has hecho tres veces esta semana, no lo permitiré me has oído-digo mirando los grandes y oscuros ojos del negro caballo que me lleva muchas cabezas de altura, en su melena se encuentran restos de pasto, heno, comida y nudos, me espera un trabajo grande. 

Al cabo de unos intentos de pelea logro tomar a Bruno y cepillo su oscura y larga melena

-Veo que te convertiste en vaquero- una irritante voz resuena por el lugar

-Malina que sopresa verte muy aburrida la rutina de oficina?-digo son voltearme se que ha venido a fastidiarme y no lo permitiré 

-Oh Said lo hace más divertido, es muy simpático cuando lo propone pasar todo el día con él es maravilloso- dice irritantemente, ha logrado una parte de su propósito sé que Said pasa el día con ella algunas veces, pero confío en él y esto que tenemos me hace quererle 

-Mi esposo es simpatico cuando se lo propone por las mañanas al despertar juntos, siempre le indico que sonría es hermoso cuando lo hace-digo volteando para mirarla por primera vez. Mi espalda roza la trompa de Bruno, que ahora agita su cabeza hacia arriba y abajo en busca de frutilla.

-Sabes que no me provocaras, algún día verás que Said caerá en cuenta y te dejara eso esta muy cerca-dice acercándose 

-Malina tus amenazas nos hacen reír, por Dios olvida esas locas ideas, ahora más que nunca te costará separarnos, es mi esposo yo su esposa y tu solo eres la asistente de la oficina de Jamil solo eso recuérdalo

MercyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora