Capítulo 1

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El paisaje que mis ojos logran admirar quedará grabado por siempre en mi memoria. El aire golpea mi rostro y mi cabello baila a su compás. Sonrio y cierro los ojos un segundo para disfrutar de la sensación placentera de libertad. Me asusta pensar que quizá mañana no abra mis ojos y que mi tiempo se haya acabo antes de lo que espero.  Tengo un secreto que nadie conoce pues además de mi familia, solo revelé este secreto a Jazmín(mi mejor amiga desde mis 6 años). Es un secreto que me impide interactuar con las personas. Me asusta encariñarme con personas que quizá no vuelva a ver, no vuelva a escuchar o incluso recordar.

-Hija ¿Estás alegre? Mañana empezaras la high school.- mi madre me mira por el rabillo del ojo. Mientras, me dedico a perseguir con la mirada los pinos que dejamos casi al instante atrás.

-Mamá no creo que nadie celebre el inicio de clases.- puse los ojos en blanco. Es ilógico. Lo único divertido del inicio de clases es el saber que podré compartir con Jazmín en lugar de pasar tiempo en casa.

-Es un nuevo año. Con nuevas oportunidades y nuevos amigos.- intenta disuadirme.

-Ya tengo mis amigos y no necesito más.-me encojo de hombros. Resulta que no es indispensable poseer una millonada de amigos. En determinadas ocasiones suelen apuñalarnos por las espaldas. Entonces sabrás que nunca fue una amistad sincera.

Lo unico que me emociona es saber que al fin mis padres me permitiron estudiar en una escuela normal. No en un colegio de ricos. Al fin podré estudiar junto a Jazmín. Cosa que no sucede desde los 8. Digamos que mis padres se esfuerzan demasiado por darme todo, pero yo no quiero todo. Solo quiero ser feliz.

- Te refieres a una manada cuando solo tienes a Jazmin.-puedo jurar que lo dijo con la intensión de hacerme sentir antisocial. En la otra escuela a penas tenia amigas. Supongamos que eran un tanto nerds. ¡Demasiado!

- Lo sé, pero con tenerla a ella es suficiente.- Mi madre condujo en silencio mientras yo observaba las casas vecinas. Algunas habían sido edificadas en madera y otras de ladrillo. De gran magnitud y de colores iridiscentes. Mi madre decidió comprar una casa allí después de divorciarse de mi padre. Tenía quince años cuando aquello sucedió. Papá se fue cuando más le necesitaba lo que conllevó a desvincular nuestra relación. No más llamadas, ni visitas de su parte. Cada mes espero su llamada, pero mi móvil esta cansado de esperar al igual que yo. Es difícil captar la atención de alguien a quien no le interesas. Mi madre insiste en que mantenga una relación de padre e hija la cual no ha rendido frutos.

- Mañana trabajaré hasta tarde en la oficina.- anticipa. Mi madre es veterinaria y mi padre es empresario. Uno de los mas reconocidos en la ciudad. Supongo que por su profesión a penas puede llamar a su hija.

-Me gustaría ver a los cachorros.- bajé de la camioneta y colgué mi cartera sobre mi hombro.

-No puedes estar rodeada de animales Zaphira. -

- Mamá no voy a morir por acariciar un cachorro.- protesto en mi defensa. Me encantan los perros, sin embargo mi madre insiste en que me pueden hacer enfermar. Para ella todo lo que esté vinculado con bacterias puede hacerme daño. Nunca he tenido una mascota.

-Pero te puedes enfermar.- rodé los ojos.

-Abre la puerta.- mi madre dejó caer los brazos a los costados. Introdujo la llave en la cerradura y se hizo a un lado. Discutir sobre el mismo tema es aburrido. Siempre culmina de igual modo¡ En un desacuerdo!A veces suele sobreprotegerme. Entiendo su obligación como madre, pero no es necesario que quiera recordarme a cada segundo lo que puede hacerme daño.

-¿Rafa me llevará mañana al colegio?-

-Así. es. Vendrá temprano por ti y Amanda vendrá a vigilar que desayunes y...

El secreto de Zaphira Donde viven las historias. Descúbrelo ahora