Quinto ★ Dulce vocecita

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*POV Louis*

Otra mañana en mi fría casa, mi madre dormía hasta tarde ya que no iba a volver a trabajar por su estado. Tomé las llaves de su estante, como todos los días y salí hacia la academia; iba muy amargado o tal vez desilusionado al saber que mi madre estaba cada vez más al borde de la muerte.

Llegué con mi clásico morral en el hombro caminando lentamente por los pasillos, cual fantasma para no encontrarme con alguien en el camino.

- ¿Louis? - su voz ya se me hacía familiar, era Taylor, siempre con su cabello desordenado y su sonrisa despreocupada

- ¿Si? - le conteste sin ni siquiera voltearme a verla, otra vez

- Eleanor me dijo que te haga acordar sobre lo de hoy y tú sabes que a ella no le gusta que la dejen plantada - su sonrisa se desvaneció y se veía nerviosa como la anterior vez que hablamos sobre Eleanor

- Si lo sé, y si la voy a llevar a su casar - le regalé una sonrisa fingida haciendo que se ría bajito

- ¿Quieres ir a tomar algo? - le propuse al verla otra vez nerviosa

- ¿Tan temprano?

- No me refería a tomar alcohol - me reí al ver su expresión pero no le hizo ninguna gracia

- ¿entonces un jugo? - sonreí al verla más despreocupada, como en la escuela

- está dicho entonces, Swift - le di un leve golpe en la espalda y caminamos hasta el cafetín

Eran las 7 am y uno que otro profesor aparecía con su café o papeles y lapiceros así que podíamos hablar libremente.

- dos jugos - gritó Taylor desde nuestra mesa

- Ahí va, Swift - le contesto la alegre mujer que se encontraba detrás del mostrador

- ¿y que me cuentas de ti? - dijo la rubia volteando hacia mi

- ¿Yo? - dude un poco ya que nadie nunca me había preguntado eso

- ¿Quién más va ser? - bromeó amarrándose el cabello formando una coleta muy larga

- ah verdad, ¿yo? Bueno, soy una persona como cualquier otra, nada en especial - sabía que todo en mi vida era especial y que no era una persona como cualquier otra

- Yo, creo que estas mintiendo - su sonrisa se volvió una mueca seria como la de una psicóloga

- mi madre tiene un tumor maligno - escupí tal frase que me dolía decir

- oh, lo siento tanto en serio, lo siento - se disculpó borrando cualquier expresión de su rostro

- no lo sientas, yo recién me he enterado - dije haciéndola sentir mejor - ¿y tú que me cuentas de ti?

- tú ya me conoces, la mayor parte

- ¿y la parte que no te conozco? - su mirada bajo un poco y sonrió de lado, estaba escondiendo algo

- Estoy enamorada de... - paro un momento para tragar saliva - Eleanor

- ¿Qué? - no podía creerlo, ella de Eleanor, no tenía nada contra los homosexuales pero no podía creer que esté enamorada de la persona que le hizo más daño.

- de seguro creerás que soy una idiota - sus manos taparon el rubor de sus mejillas

- no, no lo creo - sonreí pero ella seguía avergonzada y triste

- ¿Cómo te puedes enamorar de ella?

- Lo sé, ella me hace daño y nunca se fijaría en mi - sus ojos se aguaron advirtiendo que iba a explotar en cualquier momento

El timbre sonó haciéndome levantar del asiento

- bueno... creo que... - dije moviendo mi pulgar hacia atrás

- yo voy después, Lou solamente no te olvides lo de llevar a Eleanor - no le conteste nada, sentía lastima por ella... por fijarse en alguien que no le convenía

Las clases pasaron lentamente, parecían eternas y que nunca iban a terminar.

Sonó la campana, tome mis cosas pero unos brazos me hicieron botar todo al suelo.

- ¡Louis! - voltee para encontrarme con las castañas ondas de Eleanor

- ¿hola? - moví mi mano sin ganas alejándome de ella

- hey Lou, me tienes que llevar a casa - dijo cruzándose de brazos frente a mí

- vamos, mi auto está a la vuelta - sonrió fingidamente y rodeó su brazo por mi cuello haciéndome sentir incomodo

Caminamos lento por la salida de la academia despertando miradas de quienes pasaban a nuestro lado

- ¿es ese? - dijo señalando mi auto que brillaba con la poca luz solar que se percibía en el invierno

- acertaste - asentí sacando las llaves para abrir las puertas, me adentre junto a Eleanor, quien se hacía una media coleta - ponte el cinturón, no quiero matarte

- si, como quieras - me sonrió mientras rebuscaba entre mis cosas, cual niña curiosa

El auto comenzó a moverse, iba a ser un largo camino...

Íbamos por el camino más largo, la carretera principal; Eleanor hablaba sobre sus amigas, ropa, gustos y hasta de ella misma

- ¿me escuchas? - reclamó sacándome de mis pensamientos

- sí, solo que hay mucho ruido - traté de evitarla mirando a los ambulantes que demostraban su talento por algunos centavos

Pasaron 20 o más minutos y los autos no avanzaban ni un metro, mis nervios ya estaban de punta por la mezcla del sonido de los cláxones, la voz de los ambulantes que taladraban mis oídos.

Una dulce voz comenzó a sonar entre todos los horribles sonidos que anteriormente me molestaban haciéndome abrir los ojos para buscar de quien provenía tal voz que cantaba una canción que no pude reconocer.

- odio a estos ambulantes - resopló mientras veía al proveniente de la dulce voz - son molestos e incomodan...

- pero...

- ¿va a colaborar? - la dulce vocecita sonaba al lado mío interrumpiéndome - lárgate mocoso - gritó Eleanor desde el asiento al lado mío

- disculpe si los moleste, no fue mi intensión - sonrío fingido alejándose de la ventanilla

- ¡no! Yo si colaboraré - le sonreí haciéndolo mostrar sus tiernos hoyuelos en su cara, saqué dos billetes de 1 dólar y se los entregué en su pequeña manita

- gracias - se fue sonriendo hacia el siguiente auto dando pequeños saltitos provocándome una sensación de ternura dentro mío

- qué raro eres - dijo Eleanor haciéndome asustar

- ¿por ayudar a un dulce niño? Yo no le veo lo raro

- Como digas, vivo a la vuelta - su sonrisa fingida de siempre apareció haciéndome enojar

Llegamos a su casa, era realmente grande y parecía acogedora

- Hasta luego, Lou - pasó su mano por mi fría mejilla; sacándome del agarre de Eleanor, prendí mi auto y me dirigí al camino a casa

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Un nuevo capitulo, acuerdense de votar, saben que lo importante aqui es que esten felices con la novela y los emocione :3 los amo

Counting Stars - Larry Stylinson.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora