El hielo que calma

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Le resultaba extraño sentirse tan animado. Después de un mes de querer dormir bajo sus frazadas por horas ahora estaba muy contento de ir a molestar a una modelo que engañaba a su esposo. Era viernes de tarde por lo que terminó su trabajo antes de las siete y luego de enviar las fotos de tomas perfectas y en ángulos comprometedores se entró a bañar. La idea de ir a ese lugar no le daba mucho gusto, pero no estaba tan demacrado como las últimas veces.

Incluso se dignó a pensar lo extraño que era entrar a un departamento y terminar en un mini barrio de algunas casas y un bosque gigante. (Porque sí, había estado tan cansado que ni tiempo le daba de ponerse a pensar)

Por suerte ya estaba curado de espanto, después de todo de su pecho saltaban tatuajes cuando se excitaba. Y no olvidar que dos hombres le chupaban la sangre y siquiera era algo sensual como los vampiros de las películas. Suspiró y cuando salió de la ducha se miró al espejo, su rostro reflejaba sus pequeños lunares bordeándole. Se maquilló cuidadosamente como solía hacerlo y se tomó un tiempo para mirarse los hombros que estaban marcados profundamente, parecían cicatrices nuevas. Eran las únicas lastimaduras que no se iban a los días, sino que apenas sanaban para que la ropa no le lastimara. Igualmente no entendía por qué se sanaba tan rápido en las otras partes y lo que era peor es que los dos chicos también se sorprendían algunas veces.

Luego de la pequeña inspección salió y se cambió, escuchó la puerta sonar y se quejó mientras se prendía los pantalones. Cuando abrió la puerta había un tipo realmente muy muy alto en frente. Era precioso y sus labios carnosos. Le miró un rato y decidió que no parecía feliz de verlo, incluso apretaba la nariz como si oliera mal. Kihyun no era fanático de hablar con extraños y mucho menos de dejarse denigrar, así que alzó la ceja y cerró la puerta como si no le hubiese visto, ni le iba a preguntar si estaba perdido. Con esa cara mejor que se esfumara. Lástima que el largo pie del chico le detuvo.

— Oye amigo, no te conozco, estoy llamando a la policía en dos segundos si no te vas. — ciertamente el peli rosa tenía el celular en la mano y el número a medio dedo de distancia. El de cabellos marrones sonrió y tenía una mueca rara, algo indescifrable.

— ¿Kihyun, no? Te ves bastante menos tierno de lo que alardea el dúo mágico. Vamos, te llevaré a la casa. No puedo creer que Hoseok... Nada. Vamos, apúrate te llevaré. — el peli rosa abrió los ojos y se sintió enojado de golpe, su mirada se entrecerró, verlo ahí tan firmemente parado le hizo dudar un momento. Aun así salió al cabo de unos minutos y cerró la puerta detrás de sí.

— Nunca nadie me vino a buscar. — comentó algo asustado, pero no lo suficiente para que se notara. Aparte no había mucha gente que conociera la situación.

— Hyungwon me llamo, por si te interesa. Nadie me mandó, solo quería saber cómo eras. Solo I.M te pudo ver y dijo que eras chiquito y de olor rico. Yo solo puedo ver una pulga rosa y de mal carácter. — le comentó mientras abría la puerta del auto para que entrara y luego se subía a manejar. Kihyun le miró con las cejas alzadas.

— Gracias, supongo. Prefiero eso a parecer que tengo un palo atravesado de celos. — le sonrió mostrando sus dientes y luego de eso el muchacho no le dirigió más la palabra. Parecía muy enojado y frustrado. La tensión se cortaba con una caricia pero el peli rosa lo prefería así, tampoco quería llevarse bien con nadie de ese lugar de todos modos.

Se subieron al ascensor y cuando entraron se encontraron directamente en la cocina de la casa. El castaño parecía nervioso y Kihyun creyó verle los labios temblar. Aun así no dijo nada, fue directo a calentar agua a la cocina sin mirarlo ni una sola vez. El contrario no emitió sonido y miró alrededor un segundo, luego cerró la puerta del otro lado. Se había ido.

Fuera de Foco [Showkiho]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora