Cap VIII: Agua

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El día anterior había llegado bastante tarde a su casa, ella y Amatista se habían quedado conversando sobre varios temas, Peridot sentía un alivio al ver que no hizo ningún intento de algo extraño.

Aproximadamente a las 9 de la noche caminaba por las calles de su villa, como si no pasara nada, hasta que empezó a escuchar pasos a parte de los suyos, los nervios y la paranoia se le subía a la cabeza, apresuró el paso y miró para atrás... nada, sin embargo los pasos se seguían escuchando cada vez más rápidos hasta hacer que corriera hasta su casa, un resguardo, su madre estaba en la cocina sacando unas cosas del horno, que al parecer estaban quemadas.

– ¡Mira lo que hice! – Dijo con una falsa alegría su madre mientras mostraba la bandeja, sacó una e intentó comérsela – Olvídalo, esto es asqueroso, podrías intoxicarte – Menciono la mujer mientras soltaba la bandeja rendida a la mesa, Peridot se acercó para sacar una de los bordes.

– No están tan malas, saben bien, sólo que se te quemaron – Peridot aclaró, el vínculo entre ella y su madre era distante pero no cruel. Su madre sonrió y llamó a la empleada para que limpiara el desastre que tenía con la harina.

Recordaba Peridot todo esto mientras dormitaba en una banca de las afueras de su colegio, llevaba unas horas allí esperando a Garnet, hoy era la reunión que decidiría si podía reemplazar a Ágata en el cargo de consejo de algunas de las principales materias.

Cerró los ojos y comenzó a dormir.

– Oye pstttt... Perido-t – la joven tocó su hombro varias veces buscando su atención, Peridot abrió los ojos para encontrarse con dos ojos azul claro que la miraban fijo.

– ¿Ahmn sí? ¿Qué quieres Perla? – dio un salto y exclamó – ¡PERLA! ¿Cuánto dormí? – la chica se encogió de hombros mientras veía como las otras dos, Garnet y Lapis, reían leve.

Garnet se acercó hasta a ella y le extendió un papel mientras ampliaba su sonrisa.

– Estas dentro. – Peridot quería chillar, gritar y saltar, sin embargo no lo hizo, fingió seriedad y madurez mientras recibía la guía, ahí indicaba el nombre de todos los del centro de alumnos y su cargo, las horas de las reuniones y los eventos que se realizaban. Se tapó la cara con la hoja y rio infantil.

Una bocina estruendosa la sacó de su trance, todos miraron hacia el estacionamiento, Perla tomó su bolso y Garnet el suyo también, ambas se despidieron y entraron al auto, Lapis ondeó en despedida, el silencio reinó de nuevo, Lapis se sentó a su lado.

– ¿Cuántos años tienes? – Lapis preguntó y Peridot miró con curiosidad.

– 16, ¿Por qué la pregunta? – sus ojos azules se cerraron, comenzó a reír mientras intentaba hablar.

– ¡Eres muy infantil! – La rubia estaba molesta, pero aquella risa se le hacía contagiosa, cada ronquido que salía de ella lo hacía mucho más divertido, le recordaba a un cerdito o algo parecido. – ¿Estás adelantada? – preguntó recuperando la respiración.

– Negativo, cumplo 17 el 17 de marzo. – mencionó orgullosa de sí misma.

– ¿El viernes de la próxima semana? No sabría que regalarte. – indicó y su celular empezó a vibrar en su mochila, lo desbloqueó y lo revisó. – Me tengo que ir, tengo que ir a natación. – indicó levantándose de su asiento lista para despedirse.

– Verdad que tú nadas... ¿Puedo ver? No me dejan acercarme mucho al agua. – Lapis se sorprendió inmensamente y sonrió nerviosa, respondió con un simple ''Bien'', fregó uno de sus ojos mientras que con la otra mano tomaba su bolso, una vez teniendo desocupada una de sus manos jaló a Peridot entrelazando ambas manos jalando mientras apresuraba el paso y la otra joven la seguía deseando no tropezar.

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