Cap 12: Verdadero

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El tiempo había pasado, era un 24 de Abril y a ese punto la única que se había acercado para saber qué es lo que había pasado era Garnet, con cosas totalmente específicas como las actividades del centro de alumnos y cosas así. Peridot había quedado como una marginada al discutir con dos alumnos ''destacados'', por no decir populares e influyentes, corrían rumores pero nunca se llegaron a esparcir mucho y esto gracias a su total confidente, Lapis, su palabra parecía tener el doble de peso que Amatista y Perla juntas, el vínculo que había formado con Peridot las hacía inseparables.

Lapis ahora podía asistir con una sonrisa real al establecimiento, sabiendo que ella estaría allí, en el puesto del lado con una ficha entera recordándole las pruebas que había en la semana y con alguien así de atenta ¿Cómo no esforzarse?, al menos así según Lapis, valoraba toda la preocupación de su compañera.

Lapis estaba tomando sus cosas para poder subirse al vehículo que cumplía la función de transporte escolar y como era de costumbre tomó su celular y le envió un mensaje, los típicos buenos días y el ya estoy llegando, ni siquiera un visto, lo cual le pareció extraño, puesto que aquella rubia contestaba inmediatamente, incondicionalmente, habían días en el que le enviaba mensajes a altas horas de la madrugada y ella siempre le contestaba. Bloqueó su celular y a cada minuto que pasaba prendía la pantalla de nuevo con la esperanza de tener una notificación en el panel. Casi gritó al verla, pero desafortunadamente solo era otro mensaje desagradable, dejó de revisar el celular y se limitó a esperar llegar al establecimiento para comunicarse con ella.

Pero al llegar no la vio allí, siempre era muy puntual, algo debía haberle pasado.

Salió del aula con prisa hacia la puerta principal, observando en busca de alguna señal de vida de la rubia, intentando mirar por sobre todas las cabezas y la horda de estudiantes que entraban sin ni un poco de precaución, más de uno se había tropezado.

El frenar de un bus llamó su atención, fijó su mirada en esa dirección y vio a la joven bajar del transporte, despeinada y con la ropa totalmente desordenada. Tal aspecto alertó a Lapis de alguna manera y se escabulló entre la multitud para ir corriendo hacia ella para darle un fuerte abrazo que la pequeña recibió con los brazos extendidos y quejándose un poco, intentando reducir la fuerza con la que Lapis la apretujaba.

''¿Qué te pasó?'' fue la primera pregunta que formuló Lapis al ver a su compañera en ese estado, posó la mano en la mejilla haciendo una caricia mientras observaba todos los golpes y heridas en la cara, parecían superficiales, pero en cuanto a cortes son las más dolorosas, mientras que quedaba un morado notorio en las partes donde había sido golpeada, esto se repetía en los brazos y en sus piernas que se movían con debilidad. Peridot respondió con una risa un poco forzada.

– Sólo me tropecé y bueno... ¡Así quedé! pero ya no duele – quitó la mano de su mejilla intentando no ser muy brusca, sacudiéndose y ordenando su ropa mientras que caminaba.

– ¿En serio crees que voy a creerte eso? –

– Pues tendrás que hacerlo, es la verdad. – respondió Peridot con seguridad a la duda de Lapis, sin embargo había algo que resonaba en su mente ''es la verdad'', mentirle a su compañera y amiga era algo imperdonable mentalmente, pero más le dolería decirle la verdad y quizás, en sí la verdad no era tan mala, pero esa simple verdad desencadenaría un caos mucho mayor y dañaría mucho más a Lapis, Peridot no quería arriesgarse.

Intentaba recordar sus rostros, una pareja de adultos, ambos hombres, uno bastante fornido y el otro un poco pasado de peso.

Uno por atrás, otro por adelante, miró a sus ojos buscando una explicación a tal acorralamiento. ''Sabes lo que quiero, 5XG ¿Sabes cuantos años nos tomó ubicarte? Quién diría que sólo serías una mocosa'', un petrificante frío recorrió todo su cuerpo en ese instante, nunca se había sentido más asustada en la vida, miró hacia todos los lados buscando la salida, intentando escapar de allí, pero era demasiado tarde, estaban demasiado cerca, el más alto de ambos la tomó del cuello con el antebrazo, forcejeando y ahorcándola mientras formulaba preguntas y amenazas, pero siempre con el mismo fin, que ella cediera a dar el código, Peridot estaba segura que si no fuese por un caballero que salía de su hogar a esas horas, ya estaría muerta o en el maletero de un auto. Nunca había agradecido tanto la presencia de alguien más, el alto caballero se acercó a tomar del hombro al más fornido y jalarlo hacia atrás, preguntando con impotencia qué es lo que pasaba, a suerte suya ambos se retiraron sin hacer mayor escándalo.

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