Cap 13: Similitud

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El profesor llamó la atención a el ruido de atrás, Peridot se detuvo y la sala quedó en silencio absoluto.

En cuanto el profesor reanudó la clase, Peridot le susurró a su compañera mientras miraba la pizarra.

– En realidad no creo que yo les agrade a tus padres – Lapis le miró extrañada y se acercó a ella con sutileza.

– Perdón, mala influencia. – Recalcó con sarcasmo – Esto es en serio, Peridot, tienes que venir. Si no lo haces mis padres no me dejarán verte. –

– ¿Cuánto tienes? ¿14? – dio un bufido y una expresión de desagrado notable.

Sin embargo la morena insistía una y otra vez con aquel tema.

Peridot no quería ver a los padres de Lapis, era un bloqueo, a su parecer, ir y comer en la casa de la persona a la que avergonzaste no era muy buena idea, demasiado fuera de su moral, pero aún así, tragó saliva y dio un suspiro.

– Está bien, ¿Cuándo? – El timbre sonó y Lapis saltó de su asiento.

– ¡El sábado! –

Ambas caminaban por el pasillo charlando de cosas sin mucha relevancia mientras el resto de los alumnos hacían, probablemente, lo mismo.

Se dirigían a un lugar en específico, en el patio del establecimiento había una fuente de agua que les gustaba apreciar y a su lado, unas bancas. Y aunque el lugar era bastante bello y relajante, no era muy transitado, ni siquiera por los profesores y es que había un influyente rumor de que había un ''espíritu'', hace unos 20 años una niña había sido ahogada en la fuente y desde ese momento nadie iba allí, cosa que Lapis aprovechaba para satisfacer su hambre de vicio llamado cigarro. A Peridot le molestaba que fumase, siempre se lo recalcaba y más de una vez había escondido las cajetillas. Lapis solía reclamarle esta conducta, sin embargo al final nunca se lo tomaba seriamente.

Sábado por la mañana, Lapis había estado despierta desde la noche anterior y sus ojeras la delataban, no estaba sola en casa, era uno de esos pocos fin de semana que sus padres estaban en casa y no viajando a la otra mitad del país.

Su madre entró tocando la puerta, Lapis estaba vistiendo una camiseta simple encima y acomodándose unos pantalones cortos, la presencia de su madre no la incomodó.

– ¿A qué hora llega tu compañerita? –

– A las una de la tarde –

Respondió Lapis con objetividad cepillando su cabello con una peineta muy fina, su madre solo asintió y esperó a que su hija estuviese lista. Ambas bajaron por las escaleras y su madre volvió a sonreír al ver que aquel ''caballero'' le esperaba al fin de las escaleras, la tomó de la mano y juntos caminaron hacia el sillón, ''el caballero'' miró a Lapis con una sonrisa e hizo un gesto invitándola, Lapis hizo una mueca extraña, no era que aquel tipo le desagradase pero no podía hacerse la idea de que el fuese su nuevo padre, sin embargo le valoraba por hacer feliz a su madre y darle todo el apoyo que necesitaba en todos los ámbitos posibles, sacando a su madre de la gran depresión e inestabilidad económica en la que estaban metidas anteriormente. Aceptó, se sentó a su lado y observó la televisión por unos cuántos minutos hasta que se aburrió del programa y tomó su celular, las doce con cincuenta y cinco, Peridot debería estar por llegar y eso mismo fue lo que pasó, el timbre, Lapis saltó imprudentemente del sillón y su madre le miró con molestia, el caballero sólo le miró con impresión.

Lapis corrió hasta la puerta, casi empuja a la empleada, pero aún así abrió la puerta y sin pensarlo dos veces, al verla la abrazó fuertemente. Vestía una blusa con un chiste astronómico y Júpiter con Saturno ilustrados abajo del texto, unos pantalones ajustados de tiro largo hasta la cintura y unas zapatillas normales.

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