Tienes cara de mono.

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Era un día soleado en Nubitreos, lo cual era en extremo extraño pues era invierno y desde hace unos meses lo único que tocaba la piel de los ciudadanos era la fria nieve o bien la lluvia torrencial, las mujeres lavaban su ropa mientras hablaban con sus vecinas, los niños jugaban en las calles y los comerciantes ofrecian su mercancía.

Un rayo de sol llegó justo al ojo derecho de Hyukjae, se estiró y abrió sus ojos con decisión, hoy era ese día, el día en que estaría cara a cara con ese tal "príncipe", se levantó de la cama sin ningún insecto sobre el, eso de ponerle cuatro patas altas había sido una buena idea, salió y se dirigió al rio donde se dispuso a asearse, el agua estaba fresca, ideal para el calor que extrañamente hacía, se undió en el agua y tomó un poco de ese aceite de lavanda que una amiga suya se había robado de una duquesa, se lo puso en su cabello y se  volvió a remojar tallando bien para que solo quedara el olor, salió y se puso su ropa, en el camino tomó pétalos de rosa y azucena y los coló entre su camisa, en el camino se topó con las habituales miradas curiosas de las damas y algunos caballeros del pueblo, lo encontraban atractivo, y ¿como no? con su cabello blanco,  su lunar en la clavícula, su mandíbula bien marcada además de su cuerpo trabajado era imposible no fijarse en el, llegó a casa y su hermano se sorprendió al notar lo bien que olía

-Milagro del cielo ¡Hasta que te aseas!- dijo el asando una pierna de pavo que había comprado del mercado, Hyukjae sonrió y le dio un golpe en la nuca -Yo siempre me aseo, es por eso que gusto a las personas- dijo el dirigiéndose a su cuarto para ponerse unas sandalias más nuevas que las que traía, salió y abrazó a su hermano

-Voy al palacio- dijo seguro y su hermano negó con la cabeza, hoy hace un año el había prometido que iría a vengarlo y por mas que le rogó no cambió de idea, algo que identificaba a Hyukjae es que era bastante testarudo y pocas cosas lo hacía cambiar de opinión y su opinión era que el príncipe era un idiota y dudaba mucho que no fuera así

-Hyukjae no es necesario y lo sabes, solo fueron unos azotes- dijo restándole importancia a las cicatrices que tenía en su espalda y que hasta la fecha le dolían de vez en cuando

-Azotes que no merecías hermano- dijo el viéndolo a los ojos -No me puedo quedar callado mientras a ti te lastiman, juro regresar con bien y mandar cartas en cuanto pueda- dijo para tomar una pequeña bolsa de cuero con algunas pertenencias.

Salió de su casa, respiró y emprendió el camino al palacio, los hombres con sus liras cantaban increíbles azañas de heroes de reinos lejanos, los merolicos vendían sus productos, las damas lo cortejaban con la mirada y el herrero se lo comía con solo verlo ¿en serio creía que jamás se daría cuenta?, sonrió haciendo que al herrero se le cayera el mazo en el pie y soltara un grito, subió la colina que llevaba al palacio dejando atrás todo el ajetreo del pueblo, mientras mas avanzaba más frío se tornaba y más se decidía en ir y matar a ese desgraciado puberto.

LLegó a las puertas del palacio y sacó aire, las puertas estaban abiertas como siempre y con varios guardias en la entrada, quitó la soberbia de su rostro y  agachó su cabeza al saludar

-Vengo a trabajar como mozo de su alteza- dijo el viendo al guardia quien le preguntó que hacía ahí, el abrió los ojos y negó con la cabeza -Está bien, ¿seguro que no quieres irte y buscar otro trabajo muchacho?- le preguntó el caballero a lo que el negó

-Nada me honraría más que trabajar bajo sus ordenes- dijo queriendo vomitar al instante pero ahogando eso con una sonrisa "honesta", el guardia se alzó de hombros y lo llevó con Heechul el confesor del rey,  noble hijo de un conde cercano que con el tiempo había aprendido a querer al principe y a escuchar todos sus terrores nocturnos

-Viene de criado- dijo el guardia metiéndolo a la oficina con olor a jengibre y canela para despues cerrar la puerta, de espaldas a un escritorio salvajemente desordenado, lo cual molestó a Hyukjae en demasía, estaba un sillón con pelo de búfalo y madera, al ver ese tremendo sillón esperas que en el esté un tremendo hombrón tamaño vikingo pero lo que apareció lo decepcionó bastante, un hombre de aproximadamente su edad giró en el sillón, tenía rasgos muy femeninos y ojos gatunos con un poco de brillo dorado encima, leía un libro delgado, lo dejó en el escritorio, Hyukjae bajó la mirada y se dio cuenta de que estaba en griego y que había varias imagenes de ropa que se veía muy cara 

Larga Vida al Rey EUNHAE (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora