el dolor me tumba

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El dia en el palacio iniciaba oficialmente 5 de la mañana para todos, podria decir que el sol nos despertaba...pero las nubes de Nubitreos no lo permitian, los baños eran de agua helada, era normal que nos enfermarámos, Marforde hacía todo lo posible por mantenernos sanos pero era difícil, como ya lo dije el día empezaba a las 5, pero para mi, el día empezaba 4 de la mañana, me aseaba con agua tibia  que calentaba en la estufa, salía al jardin por flores para perfumarme y de paso pasaba a saludar a Heechul quien en las últimas semanas se había vuelto un buen amigo, por lo menos hacía que todo esto fuera más tolerable

-¿Cómo te trata el principe?- me preguntó mientras una esclava arreglaba su cabello, yo saqué aire, a pesar de que no era como tal una pésima persona conmigo era bastante chocante

-bien, supongo- respondí alzándome de hombros -le gusta molestarme y cada vez que lo visto el se desata los moños, ¿que edad tiene? se comporta como un niño, estúpido y mimado- dije molesto de solo recordar sus actitudes, Heechul soltó una de esas carcajadas que solo sacaba con el principe y conmigo

-Si, pero no siempre fue así, Marforde nos cuenta historias de cuando era niño, dice que era un niño muy risueño y que siempre corría por los pasillos haciendo sonreír al que se encontrara- dijo jugando con el gato que estaba echado en su regazo, lo vi a los ojos tratando de sacarle más información, el detectó mi mirada, sacó aire 

-No se si deba decirte esto, es un tema bastante delicado para el, pero, eres su sirviente y supongo que mereces saber la causa de su conducta- dijo serio y con tristeza en su mirada, suspiró -su madre se suicidó cuando el era pequeño y para colmo de males el vio el cuerpo colgado desde el techo de su habitación- yo abrí los ojos en demasía, eso explicaba muchas cosas, su actitud altanera, su poca capacidad para expresarse, y el por que tantas doncellas entraban en su alcoba por las noches, necesitaba encontrar amor de algún lado

-El rey lo adora pero incluso el termina harto de las actitudes del principe, es por eso que casi no está en el reino y le deja todo a su hijo- yo asentí viendo al piso y alzando una ceja, fruncí el ceño para luego tomar una hoja de menta y despedirme de el 

Vi la puerta de la alcoba y toqué la puerta, nadie respondía, pegué mi oído a ella para ver si se escuchaba algo, así que utilizando la capacidad que tenía de entrometerme en su cuarto si este se encontraba en completo silencio entré y cuando vi su cama alcé las cejas, el estaba completamente desnudo con unas 7 chicas durmiendo a su alrededor igualmente desnudas, saqué aire, vi el paisaje una vez más y negué con la cabeza, me puse derecho y vi hacia la ventana evitando el contacto con la cama

-Buenos días su majestad-  dije alzando un poco la voz para que todos se despertaran, escuché un gruñido y de reojo lo vi revolverse en la cama, las chicas se estiraron y al verme se levantaron rápido y salieron corriendo cubriendo sus desnudos y hermosos cuerpos, conocía a algunas, unas eran prostitutas que había visto en la calle, ofrecerse vulgarmente mientras los escotes hacían que sus pechos estuviesen a punto de salirse en plena vía pública, otras eran doncellas e incluso a veces había princesas, con apretados corsets, y la mejor educación, pero para el eran iguales todas, todas se derretían por el de una u otra forma.

-¿Que no te enseñaron a tocar la puerta esclavo?- me preguntó molesto mientras se levantaba de la cama y se ponía su bata, se acercó a mi y yo permanecí con la mirada en la ventana, tratando de ignorar el olor a alcohol y opio que destilaba su cuerpo -si se tocar su majestad, empero, tengo ordenes para entrar a su cuarto cuando usted está en completo silencio- dije serio sin verlo a la cara, tan solo logre ver como entrecerraba los ojos y asentía con la cabeza

-Puedes irte- me dijo quitándose la bata -hoy me vestiré yo solo- alcé la ceja extrañándome por tal actitud, asentí y salí del cuarto, me dirigí a la cocina, el olor a comida llegaba hasta donde yo estaba y yo me moría de hambre

-Buenos días- dije al entrar, Marforde me sonrió y me pasó mi plato, siempre me tocaba más comida por ser el primero en despertar, unos minutos después llegó Kangin el leñador oficial del reino, traía una enorme bufanda al rededor de su cuello, lo cual era extraño pues a pesar de estar nublado hacía demasiado calor en el reino como para traer eso encima, al ver que lo observaba sonrió y se quitó la bufanda, vi su cuello y recordé que por la noche Kangin se había escapado del palacio para ir al reino vecino con el principe Jung Soo, por lo que Heechul me había dicho hace unos días tenían un romance del cual nadie podía enterarse, era inutil que lo dijera pues incluso el principe sabía de eso, yo fingí no verle el cuello y seguí comiendo, cuando terminé regresé al cuarto del principe pero antes de llegar los guardias me detuvieron y sin darme oportunidad de hablar me llevaron al calabozo, me quitaron la camisa y ahí fue donde recibí los primeros azotes

1...ardía

2...empezaba a doler el impacto

3...mi piel abriéndose 

4...arroyos de sangre corriendo por mi espalda 

5...el dolor me tumba

un ardor agudo me obliga a abrir los ojos, estoy boca abajo en la sala del palacio, en uno de los cómodos sofás, me alzo un poco para ver quien me está curando, un hombre de aproximadamente 70 años me cura la espalda, me pone algo apestoso en la espalda, el anciano ve mi cara de asco y sonríe 

-es manteca rancia con llantén, tus heridas cerrarán pronto- me dice confiado, yo solo asiento aún asqueado por el olor -soy el doctor Dietrich, el principe mando un mensajero diciendo que te habías desmayado y vine de inmediato- yo asentí y vi al otro lado donde una esclava estaba siendo tratada por Marforde y otra sierva en el patio del palacio bajo el ardiente sol

-vaya a curar a esa chica- dije señalándole a la joven que bufaba del dolor, el sonrió apenado -no puedo hacerlo hijo, el principe me pidió que te curara a ti, despues de todo tu eres su sirviente personal- dijo como si fuera obvia la situación, yo mordí mi labio y asentí a pesar de no estar del todo de acuerdo, no es como que pudiera obligarlo, me quise levantar pero mis piernas flanquearon y caí al piso, el doctor dejó su maletín de cuero en el piso y me levantó para ponerme en el asiento

-Tendrás que esperar unas horas para levantarte muchacho, te dieron cerca de 20 azotes en la espalda y algunos en las piernas, ya hablé con el principe, te dará hasta mañana al medio día para recuperarte- yo asentí, el doctor se acercó a Marforde y le dio un botecito con el asqueroso ungüento, Marforde sonrió y asintió viéndome, después el doctor se fue y Marforde le puso el untable a la chica la cual seguía llorando de dolor.

Cerré mis ojos y decidí dormir un rato, a la mitad de la noche algo me despertó, eran unos dedos delgados acariciando mi espalda y cambiando los vendajes, abrí un poco los ojos, y vi al príncipe acaricíando pacientemente mi espalda...tal vez no era tan malo.

Larga Vida al Rey EUNHAE (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora