Si bien gran parte de lo que la princesa Edith había dicho, la realidad era mucho más lúgubre que lo que ella había decidido contar, nació un 31 de Octubre, en pleno eclipse, con dos colmillos semejantes a los de un vampiro y una extrañísima maraña de cabellos color fuego, la partera vió a la Reina, la cual a duras penas estaba recuperando el aliento por el dificilísimo parto, dicen los que estuvieron presentes en el parto que cuando sus hermanos se asomaron en la puerta para conocer a su pequeña hermana, ésta les dedicó una macabra sonrisa, terrible para una bebé recién nacida, los años fueron pasando y parecía que la pequeña Edith llevaba la mala suerte, si pasaba por los establos las cabras y las vacas enfermaban gravemente, y en lugar de producir leche fresca la sacaban completamente podrida, los pobladores estaban aterrados, contaban que la veían volar por los cielos de Northumbria, esto por supuesto era falso, pero lo que todos afirmaban fehacientemente era que ella había sido la responsable de la muerte de sus hermanos mayores, por aquel entonces Edith tenía 13 años, su melena pelirroja llegaba hasta su cadera y su belleza era hipnotizante, pero su maldad y su ambición llegaba a niveles inusuales para una niña, al enterarse en sus clases que ella nunca llegaría a ser Reina de Northumbria la ira se apoderó de ella, al parecer solo los hombres podían ser Reyes, ella no solo era mujer, además era la más chica, todos sus hermanos tendrían que renunciar a la corona o bien morir para que ella pudiera ascender, su plan en un principio no fue matarlos, no le caían muy bien, al fin y al cabo eran sus hermanos y les guardaba algo de afecto, pensó por semanas y lo que terminó haciendo fue terrible, pero no tanto como la muerte, convenció a su hermano Theobald de embriagarse con aguaraz, con el pretexto de limar asperezas, Edith veía como su hermano se intoxicaba cada vez más mientras ella tomaba aguamiel tranquilamente de su copa, una vez lo suficientemente ebrio, lo despojó de sus ropas completamente y obligó a una sirviente a hacer lo mismo y dormir a su lado, a la mañana siguiente la primera en ver tan vulgar escena fue su madre la Reina Sigourney Cynewulf
-Eres una arribista igualada- gritó la reina tomando violentamente a Gertrude del brazo y aventándole contra la chimenea puso fin a su vida ya que el borde de piedra había golpeado gravemente su nuca, el resto de los criados veían horrorizados la escena, después despertó a su hijo con una sonora bofetada
-¿Cómo te atreves a avergonzar a esta familia acostándote con la sirvienta?- su palidísima cara ahora estaba completamente roja del enojo -Eres heredero al trono Theobald y no me mires con esa cara de incredulidad, sabes perfectamente lo que hiciste- dijo a su hijo el cual no tenía ni la más remota idea de a que se refería su furiosa madre -Madre, te juro que no se de que me estás hablando ayer tomé mucho con Edith y no se qué pasó, ¿de que criada estás hablando?- la Reina señaló el sangrante cadaver de Gertrude, el corazón de Theobald se detuvo un momento, y las lágrimas se apoderaron de sus ojos color cielo, Gertrude llevaba siendo su amor secreto por casi 3 años y ahora estaba muerta -Madre yo no hice nada, te lo juro fue Edith- dijo Theobald sintiéndose derrotado, ya no le importaba en los más mínimo la corona, nunca le había importado, pensaba abdicar a favor de su hermano Dietrich o de Allard, Edith veía sonriente la escena atrás de un pilar -Edith- la llamó su madre -deja de espiar y ven aquí- la pequeña se acercó a su madre -¿Es cierto que tu provocaste esto?- Edith negó inocentemente con su cabeza -No madre, es obvio que mi hermano sigue ebrio, escuché que dijo que había tomado conmigo pero eso es una falacia madre, yo anoche me dormí extremadamente temprano, está alucinando madre- la Reina decidió creerle a Edith y mandó a Theobald al calabozo por una semana, Edith claramente no estaba satisfecha, pasó días ideando que podía hacer, hasta que escuchó que sus hermanos Theobald y Dietrich irían al reino vecino de Mercia, tenía que aprovechar este viaje, hacia unos meses el verdugo del reino le había enseñado a descomponer carretas, de tal manera que fuera imposible determinar la causa del accidente, por la noche me levanté sin que nadie me escuchara con la misma cautela y discreción de un ratón, me escabullí en el cuarto de herramientas y con mucho cuidado tomé un serrucho, corrí silenciosamente hasta donde se encontraba la carreta que mis hermanos abordarían a la mañana siguiente, empecé a desgastar los ejes de la rueda, de tal suerte que con cualquier roca que pasaran se romperían al instante causando un estrepitoso accidente, y si a esto se le sumaba que el camino de Northumbria a Mercia estaba lleno de precipicios, las probabilidades de que mi plan saliera a la perfección aumentaban, una vez terminada mi labor me dirigí de nuevo al cuarto de herramientas, ahí me encontré al carpintero del palacio buscando desesperadamente su serrucho pues tenía que emparejar unas mesas que mi madre le había pedido para un banquete próximo, al verme con el y con las ropas llenas de restos de madera abrió la boca con ganas de hablar o posiblemente de gritar lo que acababa de presenciar, lo señalé con el serrucho -si te atreves a decir algo de esto te juro cortarte la lengua y dársela de alimento a los perros, tu no viste absolutamente nada ¿entendido?- dejé el serrucho en su lugar y en los ojos del carpintero se dibujó el horror pero juró solemnemente no decir nada, regresé a mi alcoba feliz con mi hazaña a esperar un nuevo día y a que las buenas nuevas llegaran hasta mis oídos, unos minutos después de que el sol iluminara al reino escuché al carruaje salir del palacio y un suspiro lleno de satisfacción salió de mi ser, al día siguiente por la tarde una terrible noticia llegó al palacio, mis hermanos habían tenido un accidente, al parecer una piedra voluminosa había terminado por romper unos ejes de las ruedas y habían caído por un precipicio altísimo, descompuse lo mejor que pude mis facciones, incluso lloré, el carpintero me veía del otro lado del salón, perplejo, no podía creer mi frialdad y yo tampoco podía creerlo pero me sentía excesivamente satisfecha...a los pocos días el carpintero amaneció muerto, ahorcado desde lo alto de la viga del salón, su silencio lo había terminado por matar.
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Larga Vida al Rey EUNHAE (EN EDICIÓN)
FanfictionDonghae, príncipe directo a la corona de Nubitreos, es, sin duda alguna el príncipe más engreido y necesita un criado que complazca todos sus caprichos ¿será este criado capaz de abrirle los ojos?