Suspirium (parte 1)

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Que demonios tenia que ir corriendo ese criado tras de mi, si el no hubiese llegado...no, no era culpa del criado, era mi culpa por no haberle dicho a Hyukjae nada de mi compromiso, en cuanto Hyuk escuchó la palabra "prometida" claramente pude sentir como algo se rompia dentro de el, algo me decia que hubiese preferido recibir mil latigazos al rojo vivo que escuchar eso, quise detenerlo, explicarle pero ya era tremendamente tarde, Hyukjae salió corriendo hacia los adentros del castillo, vi al criado con rencor
-¡A LOS LAGARTOS!- ordené cegado por el enojo, cuatro guardias atraparon al joven mientras yo corría tratando de alcanzar a Hyukjae, en momentos como este me molestaban en exceso los pasillos tan largos del palacio, debía hablar con el  y explicarle ¿que? No se, no se que le diría pero necesitaba que al menos me viera a los ojos y me dijera que todo esta bien o que al menos no todo estaba perdido, ¿que carajos te pasa Donghae? Me reprochó una parte de mi cerebro, la que siempre me dictaba que hacer, pero que últimamente había estado oculta Es solo un criado, esclavos como el encuentras en todo lado, cualquiera quisiera pasar una noche contigo, pero muy en el fondo sabía que Hyukjae no era solamente un criado mas, llegué a la puerta de Heechul, necesitaba llorar y gritar, sacar todo este enojo antes de que otro criado pagara las consecuencias de mis demonios

-Heechul- dije al llegar a su puerta, la voz se me estaba quebrando, ¿donde demonios estaba este inútil? Toqué la puerta con fuerza, tanta que hasta la mano me dolió -Hice una idiotez, necesito hablar con alguien- las lágrimas empezaban a correr libre por mis mejillas -Abre por favor, o al menos dime donde está Hyukjae, debo arreglar las cosas- nadie respondió del otro lado de la gruesa puerta de madera, seguramente estaba con alguna cortesana y yo aquí afuera con el corazón en un maldito nudo, grité furioso y me dirigí a mi alcoba.

Mi cabeza estaba a punto de explotar, no podía parar de llorar, algo dentro de mi estaba rompiéndose, ¿a caso estaba enamorado de Hyukjae?, golpeé mi cabeza con la palma de mi mano, por supuesto que no,  lloré mas al darme cuenta de que estaba negando lo obvio, me había enamorado del criado que alguna vez desprecié y lo mande azotar, tomé de una pequeña caja de metal unas hojas de  adormidera y las mastiqué, casi de inmediato, me relajé, el dolor seguía ahí, pero ahora estaba camuflajeado, no se cuanto tiempo pasó, me puse  de pie, tomé la capa de pelo de búfalo que estaba colgada en la pared y salí de mi alcoba, pasé frente a la puerta de Heechul -PREFIERES A UNA CORTESANA QUE A TU REY, CRAPULOSO, CASQUIVANO- le grité y seguí caminando hacia la puerta, una vez más me dijeron que no podía salir, volteé  a ver al guardia y me le puse enfrente, era mucho mas alto que yo, pero me encontraba tan perdido por la droga que me podría enfrentar a un dragón y a un quimera juntos.

-Escúchame bien soldado decrépito, yo soy el futuro monarca de Nubitreos  y si quiero te mando a los lagartos o a que te den unos buenos azotes en frente de todos, así que si no  quieres eso, me vas a dejar salir y no le vas a decir nada a mi padre ¿entendido?- le dije y lo empujé contra el muro de piedra haciendo que se estampara contra unas decoraciones de oro, salí del palacio y vi hacia el cielo, seguramente la petimetre de mi madre me veía desde donde quiera que estuviese y se estaba riendo de mi desgracia, no le había bastado con que viera su cuerpo colgado y amoratado, ahora quería que tuviera una vida tan miserable que terminara como ella, tal vez era eso, debería estar muerto, así mi padre no tendría que preocuparse por mi, yo no me tendría que casar con una niñata estúpida, y Hyukjae no estaría llorando por mi culpa, caminé con la mirada de todos sobre mi, algunos bajaban la mirada al pasar a mi lado, mas de uno me dedicó una mirada de odio, no me importaba, caminé hasta llegar a la primer taberna, me senté en una mesa mugrienta y pedí una ronda de Hipocrás y aguardiente, mordí un poco mas de adormidera y cuando llegó lo que pedí me lo tomé de un trago, me raspaba la garganta, tosí, sabía extraño, podían envenenarme y no me iba siquiera a intentar, y encontrarían mi cuerpo en algún rio, totalmente saqueado, terrible fue mi sorpresa al darme cuenta de que no había veneno en mi bebida solo era de mala calidad, tomé hasta que no sentí la  garganta, salí de la taberna nauseabunda y seguí caminando, una melodía sonaba a lo lejos, una voz muy aguda cantaba, acompañada de otras más graves, el sonido venía de una taberna un poco mas de clase, seguramente Heechul estaba ahí, al entrar la canción era tan oscura y entremezclada que parecía que me estaba dando la bienvenida al infierno, ¿estaba muerto?, una parte de mi lo deseaba con ganas pero otra me decía que no podía estarlo, necesitaba a Hyukjae, en serio lo necesitaba, volteé para regresar al palacio, pero un pinchazo en el abdomen me hizo caer de espaldas, llevé una mano hasta el lugar y al verla noté sangre, me sentía débil, un dolor profundo y luego nada, todo negro, solo la mirada de Hyukjae permanecía en mi mente.

Larga Vida al Rey EUNHAE (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora