Juramento

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Y así el pequeño Donghae fue creciendo lleno de lujos y de cariños de su padre y del personal del palacio, creció con todo lo que un niño quisiera tener, menos el amor de su madre, cada día que pasaba era mayor el rechazo que la reina sentía por el pequeño, claro que el no entendía por qué su madre le gritaba o por qué jamás lo abrazaba como el veía que las demás reinas abrazaban a sus hijos, un día después de su cumpleaños número 8 el pequeño corría por todo el palacio enseñándo a todos los que se encontraba su regalo, un juego de marionetas que consistía en un dragón, una princesa y un caballero, además el caballero y la princesa traían ropa la cual se la podía cambiar

-Mida mi madiotneta- decía Donghae con una brillante sonrisa incompleta pues ya estaba mudando de dientes, todos sonreían y jugaban con el un rato, o si tenían prisa solo revolvían su cabello lacio y precioso -se lo voy a enseñad a mi omma y segudo se pone feliz- le dijo sonriente a la señora Marforde quien preparaba mazapan para las visitas de más tarde, el pequeño corrió por el palacio hasta llegar a la olvidada alcoba de su madre, al entrar, hubiera preferido no hacerlo, soltó un gritó que atrajo a todos los sirvientes y al Rey, al llegar la señora Marforde exclamó con horror y le tapó los ojos al pequeño.

La Reina colgaba del techo de la alcoba con una sábana de seda y oro como horca, su rostro que en algún momento había sido claro y sonrojado ahora lucía morado, sus ojos saltaban y su lengua estaba de fuera totalmente negra, sus manos estaban pálidas y sus pies caían graciosos, era una imagen horrible que para la mala suerte de Donghae había tenido que ver, en su mano derecha llena de anillos de piedras preciosas tenía un trozo de pergamino, el Rey se acercó y la tomó de su mano helada y muerta, en ella se leía con una letra bastante descuidada

"Ese niño es hijo del demonio, solo traerá desgracias a este Reino.", 

El rey enojado tiró el papel a la chimenea, alzó la mirada y alzó una mano ordenándole a los siervos que bajaran el cuerpo, después corrió con su hijo y lo llevo a su cuarto para que se cambiara para el funeral, el pequeño no podía parar de llorar, a pesar de su corta edad era muy inteligente y sabía perfectamente lo que había pasado, su madre estaba muerta por su culpa

-Papá-  dijo el pequeño con una vocesita atemorizada -¿Mamá se fue pod mi culpa?- El rey sacó aire y cerró los ojos un rato, volteó a ver a su hijo con un trajesito de seda negra en sus manos, lo dejó en la cama y se puso de cuclillas para estar al mismo nivel que su hijo

-Tu madre jamás supo ver el ángel que eres, si ella se fue, fue su decisión, si alguien la empujó a hacer eso, no fuiste tu hijo mio, ten seguridad de eso- acarició su rostro y el pequeño bajó la mirada, su madre nunca lo había querido y ahora estaba muerto, vio el piso bajo sus pies y como sus lágrimas lo empapaban, su padre besó su frente y Marforde entró para vestirlo

-Ya no llores hijo, a Dios no le gusta que sus hijos lloren- dijo ella tocando la cruz que traía en el cuello, pero Donghae no respondió, no podía hablar estaba en shock, pero no sólo era eso, algo en el, que en ese momento no pudo saber que era, se estaba endureciendo, se estaba helando y eso le dolía, su mirada cambió, de ser dulce y alegre, ahora era fría y triste, así en un momento el tierno Lee Donghae se convirtió en Lee Donghae, el tirano.

Después de ese día nadie nunca vio a Donghae llorar de nuevo, en realidad nadie nunca lo vio llorar o reírse, ni siquiera mostrar enojo o sorpresa en su rostro, sus ojos conservaban la misma mirada fría y triste desde la muerte de su madre, criados iban y venían pero nínguno lograba darle lo que el quería, bufones igual ,ninguno lograba hacerlo reír o tan siquiera sonreír, su padre estaba desesperado y en su cumpleaños 14 lo sentó en su trono

-Donghae, este es tu trono pero para poder manejarlo debes ser justo y amable, vamos, ¡Dame una sonrisa!- el pequeño tirano negó con la cabeza, inclinó su cabeza a un lado y parpadeo muy lento 

-Ya se que quiero de regalo- dijo sin ningún entusiasmo el Rey sorprendido se acercó curioso, era la primera vez que pedía algo de regalo -quiero un criado pero...-dijo antes de que su padre empezara a hablar -Yo quiero escogerlo- el Rey asintió y por la tarde una carreta llena de esclavos nuevos llegó al palacio todos bajaron y Marforde les ofreció hidromiel,el principe bajó las escaleras con desdén y empezó a observar a todos los chicos, todos rondaban su edad, pero hubo uno que le pareció fuerte, un joven de cabello negro y ojos rasgados pero grandes

-Tu- dijo tocándolo con su látigo -Tú te quedas, los demás pueden servir de comida para los lagartos- dijo inexpresivo, claro que esto jamás pasaba pues después Marforde y el Rey los dejaban ir libres sin que Donghae sirviera

-¿Cómo te llamas?- preguntó Donghae al sirviente mientras lo lavaban y arreglaban su cabello -Mi nombre es Lee Eun Sub señor- el principe asintió comiendo algo de mazapan 

-Hablame de ti- dijo cansado el principe el siriviente asintió

-Yo vengo de Hanminjok, vivía con mi madre y mis dos hermanos, Hyukjae y Sora, ambos son sirvientes del reino de Hanminjok y tengo un perro bueno no es mio pero-

-SUFICIENTE- gritó Donghae provocando un brinco por parte de Marforde y de Eun Sub -cuando termines vienes a mi habitación tendras que darme un masaje de pies- el chico asintió y Donghae se fue a su cuarto, se quitó su corona y se despojó de su ropa para vestirse en su ropa de noche se acostó en su cama y como cada noche los pensamientos sobre su madre lo atacaron, abrió los ojos y se encontró con su sirviente a sus pies listo para empezar Donghae asintió y el empezó, era relajante tanto que empezó a dormirse, cuando ya estaba entrando en un sueño profundo sintió un peso extraño sobre el, abrió los ojso de golpe y vio a su madre encima de el queriendo ahogarlo con su cara morada y desfigurada además apestaba, el quería gritar pero no podía nisiquiera mover las piernas, su madre se acercó a su oído y con un horrible aliento dijo "Eres una desgracia" el miedo le impedía moverse, no fue hasta que su sirviente entro para hacer una revisión del principe cuando lo vio rígido muerto del miedo 

-Señor ¡Señor!, ¿se encuentra bien? Todo fue un terror no se preocupe, usted está bien- dijo el joven viendo preocupado al principe, este solo asintió y con la mano le indicó que se fuera, su padre llegó después a preguntar que había pasado pues el sirviente le había contado lo que había pasado, si el decía lo que en realidad había pasado sería tachado como demente y sería enviado a la iglesia donde sería torturado de las peores formas entonces con algo parecido a la pena y a la culpa decidió mentir, era demasiado egoísta, diría que el sirviente lo había espantado y entonces lo aventarían a los lagartos o algo así, lo pensó seriamente 

-El sirviente me asustó, quería quitarme la corona, quiero otro siervo, solo denle 20 azotes y dejenlo libre, no sirve ni como comida de lagartos- dijo sintiéndose mejor con su decisión, pero lo que no sabía es que cuando el sirviente salió despedido y adolorido del palacio regreso con su familia a la cual le contó lo que había pasado

-No es posible- dijo Hyukjae negando con la cabeza y peinando su cabello blanco -¿y por qué no hablaste? ¿no tienes boca? Hasta parece que no eres de esta familia, somos conocidos por no quedarnos callados- dijo a punto de darle un golpe en la cabeza a su hermano menor para así ver si había algo de cerebro ahí dentro

-Y por hablar nos han matado ¿recuerdas a Margaret? la mataron no por ser bruja, la mataron por ser muy inteligente y hablar en contra de los Tudor- dijo Eun Sub recordando a quien en vida era su prometida y su prima, una hermosa mujer demasiado inteligente para su época, era médico y líder de un pequeño movimiento en contra de la casa real

-Te voy a vengar, voy a ir a ese palacio, seré el sirviente de ese anciano y lo mataré- dijo decidido, Eun Sub lo vio extrañado 

-¿anciano?- preguntó Eun Sub -Es un joven de mi edad, no es ningún anciano- dijo después de tomar algo de cerveza -Los demás sirvientes son buenos, el ama de casas curó mi espalda despues de los azotes- luego volteó a ver a Hyukjae el cual tenía el odio en los ojos -Cuando cumpla la mayoría de edad iré a ese palacio, y ni tu ni nadie me van a detener- dijo para después ir a su cuarto con todo el rencor metido en las venas...en un año sería mayor de edad y en un año el Reino entero vería el cuerpo inherte del principe ser quemado por el en la plaza central. Era un Juramento.

Larga Vida al Rey EUNHAE (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora