Satín negro.

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-Tienes que casarte- dijo mi padre sentado en su escritorio causando que mi cabeza retumbara, yo ¿casándome? No, ni de broma, aduras penas podía cuidarme yo solo como para casarme.

.¿casarme? ¿para qué?- pregunté incluso ofendido, mi padre me vió y empezó a reírse -¿cómo que para que? Pues para que me des un heredero hijo, claro que después de mi tu serás el Rey de Nubitreos pero necesitas asegurar tu decendecia y el porvenir de este reino- tragué saliva, tener hijos era lo que menos quería, esas pequeñas esferas llenas de gritos y olores desagradables

-no- dije serio viéndolo a los ojos, yo no me iba a casar.

-Si, y no me contradigas, la próxima semana habrá un baile en el palacio, es 15 de febrero así que todas las mujeres fértiles del pueblo vendrán y tu seleccionarás a una esposa o por lo menos a alguna concubina, se murmura en otros reinos que eres un...un desviado fuera de lo teocéntrico y normal hijo- fruncí el ceño al recordar el momento con Hyukjae en la sala cuando le ponía manteca en sus heridas, ese momento se había sentido tan...bien...tan íntimo de algún modo, vi la cara de mi padre y supe que no podía discutirle nada, así que asentí y salí de su estudio, bajé las escaleras hasta llegar con Heechul, entré a su oficina y me senté en el enorme sillón de pelo de búfalo

-¿Qué pasa? ¿Por qué traes esa cara larga y pálida eh?- me preguntó tomando un poco de vino en una copa brillante

-Mi padre quiere que me case- dije con mi cara entre mis manos, vi a Heechul y me vió alzando una ceja, alzó los hombros

-¿Y? es de lo más normal, además eres príncipe de Nubitreos, próximo Rey, necesitas heredero Donghae- me dijo el con una mirada extraña tratando de sacar todo lo que yo quería decir, se sentó frente a mi y me vio a los ojos

-¿Qué es lo que tienes corriendo por tu mente Donghae?- dijo sin apartar su mirada de mi, se levantó para cerrar con seguro la puerta y volvió a verme fijamente a los ojos

-te pregunté algo- me dijo alzando mi cara y clavando su mirada en mi

-nada- dije con una extraña presión sobre mi pecho, Heechul sonrió de lado

-A mi- dijo alzando una ceja -A mi no me puedes mentir Donghae, te conozco mejor de lo que tu te conoces y se que tienes algo-

-No es nada- repetí -seguro que se me pasará, solo es cansancio- dije y me levanté, salí de su oficina y bajé las escaleras hasta la cocina, ahí estaba Hyukjae con su cabello blanco sobre su cara el cual se movía ligero por el aire, sonreía mientras hablaba con otro criado, el cual al verme desvió la mirada y le dijo a Hyukjae que yo estaba ahí, el respiró hondo y se acercó a mi

-Buenos días señor- me dijo serio

-Buen día, necesito que me ayudes a seleccionar un vestuario- dije viendo al piso

-No creo ser el indicado señor, Marforde lo puede ayudar- dijo y se dio la vuelta, yo tomé su brazo

-te dije a ti no a Marforde- el respiró y volteó asintiendo, subimos las escaleras en un espantoso silencio, al entrar al cuarto cerré la puerta

-¿Qué evento es?- me preguntó, olvidé un momento para que era y luego recordé

-Es un baile de mascaras, para...elegir a mi prometida- dije asqueado, el asintió

-Le recomendaría algo rojo con dorado señor, de acuerdo al señor Heechul son los colores que se usan esta temporada- dijo buscando entre mi armario y sacando un traje rojo quemado con dorado que ni yo había visto antes

-gracias- le dije y el asintió

-¿Necesita algo más?- me preguntó, yo negué con la cabeza, el se dirigió a la puerta pero antes de que saliera baje la mirada

-perdón- la palabra fluyó de mi boca, ligera y sin pensarlo dos veces, el se volteó en su cara podía ver confusión a pesar de que no me veía a los ojos

-¿por?- preguntó con los ojos confusos

-por los azotes, supongo que me enojo que entraras así como así pero entiendo que es tu obligación- dije dejando ir una parte del peso que estaba sobre mi, el sonrió de lado y asintió para luego salir

Los días pasaron lentos y pesados, sentía que estaba caminando entre fango, pegajoso y asqueroso, era 15 de febrero.

Abrí los ojos y el sol tocó violento mi cornea, tan violento como la realidad que me estaba azotando de la nada, hoy tendría que elegir a mi esposa...sonaba tan lejano y tan cercano y grotesco a la vez, me levanté y Hyukjae entró a mi cuarto con la ropa de hoy, me llevó a la tina, preparó el agua y me dejó solo un rato, me metí en la tina de agua tibia y me hundí hasta el fondo, salí después de un rato, me sequé y toqué la puerta, Hyukjae entró y me pasó mi ropa, vi el traje rojo y dorado, me lo puse y respiré hondo, me empecé a acicalar, salí un rato después

-¿Cómo me veo?- pregunté a Hyukjae, el me vio y asintió

-Excelente señor- dijo con un extraño tono en su voz, asentí y bajé para desayunar algo a pesar de que tenía el estómago hecho un nudo.

Marforde me ofreció de todo pero yo no quería comer nada, tenía nauseas y estaba de un humor de perros, me fui a mi estudio a firmar unos papeles y a estudiar, las horas pasaron rápido, cuando menos me di cuenta ya eran las 9 de la noche y el baile estaba próximo a empezar, subí a mi alcoba por mi antifaz y a para arreglarme algo más, tomé el antifaz dorado de mi cama y me lo puse, me cubría media cara, me puse algo de aceite vainilla en el cuello y bajé, en el salón principal había cerca de 400 doncellas y otros invitados

-Bienvenidos sean todos al baile de la fecundidad, donde Donghae I, príncipe de Nubitreos y heredero al trono seleccionará a la doncella que será su esposa, la próxima Reyna de Nubitreos, mucha suerte a todas las doncellas y que el Señor ilumine esta noche- dijo uno de los bufones mientras hacía malabares, antes de bailar las chicas se formaron frente a mi, seleccioné a una chica de cabello negro ondulado y un cuerpo precioso, baile con ella pero en una vuelta mi mirada se centro en un chico, traía un traje de satín negro que se amoldaba a su cuerpo perfectamente, un antifaz plata y su cabello era gris casi blanco, el color negro le enmarcaba aún más su mandíbula, en cada vuelta que daba lo buscaba con la mirada, y el me respondía, cuando la canción terminó le dije a la doncella que me permitiera un momento que tenía que ir por algo de tomar a la cocina, ella hizo una reverencia y yo me retiré hacia donde estaba el joven de cabellos blancos, lo busqué pero de la nada había desaparecido, fui a la puerta del palacio a preguntar si lo habían visto salir, los guardias negaron con la cabeza y yo entré de nuevo al palacio, una chica peliroja se acercó y me ofreció bailar, acepté no de muy buena gana pues yo seguía buscando al susodicho en cuestión, después de unas cuantas copas y unas cuantas vueltas de baile con diferentes doncellas, el peliblanco apareció de nuevo, dejé a la doncella y me acerqué a el así sin más, su mirada fría me recorrió provocando escalofrios, me acerque aún mas y aprovechando que los bufones hacían su espectáculo, lo tomé de la mandíbula y lo acerqué a mi, olía a menta, canela y comino, me acerqué a el y lo besé ferozmente, el respondió, sus labios gruesos encajaban a la perfección con los mios, me jaló y cuando menos me di cuenta estábamos en una habitación de la planta baja del palacio...esto se iba a descontrolar con este desconocido y eso me encantaba. 


Larga Vida al Rey EUNHAE (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora